El debate supuestamente cultural, miedos, fobias y pequeñas hipocresías alrededor de la TV.
Fúmenla: Tinelli es un genio
El que diga que no, miente. Todos hemos hablado hoy de la primera emisión 2015 de ShowMatch. Siete millones de personas lo vieron. Con que haya conversado cada uno con tres o cuatro, ya está. Marcelo Hugo Tinelli es viral.
No hubo programa de radio o TV que no le mencionase aunque sea para la crítica. Y nadie puede creer a esta altura que los tres precandidatos presidenciales que pueden reemplazar a Cristina –Daniel Scioli, Sergio Massa y Mauricio Macri- son desavisados que no sabían lo que hacían. Fueron a por el rating y los supuestos votos que les significa “desacartonarse”.
La presencia de los tres en el piso del conductor generó todo tipo de debates, repudio y rechazo de otros políticos. También apoyos y quejas furibundas del público. Sin embargo varios de los más duros se sentarían en la mesa de Mirtha Legrand sin problemas. Algunos lo hacen muy a menudo.
Impresionante el "Macri" que hizo Martín Bossi.
Que la estética, que es grasa, que son unos payasos, que banalizan la política, que Tinelli es kirchnerista, que qué vergüenza, que no los voto, qué pobre cultura… Se dijo de todo en las redes sociales, cafés, oficinas, y almacenes. Hubo muchos periodistas que publicaron en sus muros de Facebook sesudísimas críticas pseudoculturales, hablando de la “basura” que nos vendía el cuervo supremo. Gente… ¿Y los ñoquis, y las coimas, y la corrupción que vemos a diario sin que periodista alguno se escandalice? Van y les ponen los micrófonos a los funcionarios preguntando naderías. Ese "show" es más dañino a la democracia, que un programa de entretenimientos al que la política le ha encontrado la vuelta.
Por supuesto, muchos partidarios de los tres postulantes a la presidencia deben de haber sentido vergüencita. Sobre todo los kirchneristas que deberán tragarse el sapo de que Scioli –que viene de los 90 y no reniega de esa década- será finalmente su candidato.
Scioli le sacó el jugo a la visita.
No hay que discutir demasiado. Les puede gustar o no, cada uno tiene su opinión y todas son respetables. Pero no se puede negar que Tinelli es un conductor inteligente y eficaz, un empresario exitoso de la TV, humorista cuando quiere, entretenido y popular.
¿Lo popular no es cultura? ¿Es más ‘cultural’ un músico o cantante o banda que desafinan en una sala vacía del Le Parc, subsidiados porque no logran ingresar al circuito comercial? Tal vez no hicieron bien sus deberes ¿O son más culturales los escritores a quienes por afinidades políticas se les paga la edición de un libro? ¿Son mejores que Tinelli, más “culturales”? Cultural es un tehuelche tocando el cultrún. O un mapuche. Un asturiano mendocino o un escocés, prendido a la gaita es cultura. Un chico de séptimo grado leyendo bien un texto, también es cultura.
Massa y su doble, y Malena Galmarini, junto al conductor.
Puede haber miles de discusiones sobre el gusto, la estética, el contenido, la vulgaridad, todo lo que quieran. Tinelli no va a ganar un Oscar, ni el Nobel de la Paz, ni planea montar una obra en Brodway aunque cuidado, podría intentarlo. Y además nadie le pide esos logros. Pero encontró una forma de entretener y de explotar al máximo su sensibilidad desarrollada por “lo-que-le-gusta-a-la-gen-te”. Y la política lo sabe. Visto así, Tinelli es cultura. Una que refleja nuestros tiempos y los gustos de los argentinos de hoy.
Sólo Tinelli puede hacer que siete millones de personas vean a tres políticos presidenciales en una noche. Y sólo él y su producción pueden llevarlos al piso.
Así es que, a fumarla: Marcelo Tinelli es un genio de la TV y el entretenimiento. Nadie pide más que eso. ¿A qué viene entonces tanto enojo?
