En medio de una preocupánte recesión en China, la medida de extender las excenciones hasta el 31 de agosto, da un poco de alivio.
Estados Unidos extiende exención de aranceles a productos chinos
En un nuevo capítulo de la prolongada disputa comercial entre Estados Unidos y China, la administración del presidente Donald Trump anunció la extensión, hasta el 31 de agosto, de la exención de aranceles para una serie de productos chinos. La medida fue confirmada por la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) como parte de una revisión en curso sobre las prácticas del gigante asiático en materia de transferencia tecnológica, propiedad intelectual e innovación.
Las mercancías beneficiadas por esta decisión están incluidas bajo la Sección 301 de la Ley de Comercio estadounidense, una herramienta que permite al Ejecutivo aplicar medidas unilaterales contra prácticas comerciales consideradas desleales o perjudiciales para la economía nacional. Según el comunicado oficial, la prórroga responde a los aportes del sector privado y a las audiencias públicas desarrolladas en los últimos meses, y no se descarta una nueva extensión o modificación de las exclusiones actuales.
Los aranceles contemplados en la Sección 301 fueron implementados por primera vez en 2018, luego de que una investigación del gobierno norteamericano concluyera que las políticas del régimen chino discriminaban a empresas y trabajadores estadounidenses. Desde entonces, la relación bilateral se ha caracterizado por un clima de tensión creciente, con sucesivas rondas de sanciones, contramedidas, negociaciones y acuerdos parciales.
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En mayo pasado, ambos países firmaron una tregua arancelaria por 90 días, en la que Washington redujo sus gravámenes del 145 % al 30 % sobre ciertos bienes chinos, mientras que Beijing bajó sus tarifas del 125 % al 10 % para productos estadounidenses. No obstante, el alivio fue apenas superficial: semanas después, el presidente Trump acusó públicamente a China de violar los términos del acuerdo, sin detallar en qué aspectos se habría producido el incumplimiento.
Este cruce diplomático se produce en un contexto de creciente fragilidad económica para China. Según datos del índice gerente de compras (PMI) elaborado por Caixin y S&P Global, la actividad manufacturera del país cayó en mayo a 48,3 puntos, el nivel más bajo en ocho meses. Esta cifra -por debajo del umbral de 50 que separa la expansión de la contracción- sorprendió a los analistas, que proyectaban una recuperación leve hasta los 50,6 puntos. En cambio, el sector no solo no creció, sino que se retrajo con mayor intensidad que en abril, cuando había registrado 50,4 puntos.
"El subíndice de nuevos pedidos para exportación cayó a su nivel más bajo desde julio de 2023", advirtió Wang Zhe, economista de Caixin, quien también destacó una caída sostenida en los precios de venta, atribuida a la necesidad de los fabricantes chinos de reducir precios para seguir siendo competitivos en un entorno global adverso.
La caída de los nuevos pedidos -la más acelerada en más de dos años y medio- y la reducción de la producción por primera vez en 19 meses refuerzan los temores de una desaceleración prolongada.
La prolongación de la exención arancelaria por parte de Estados Unidos sugiere que, a pesar de las tensiones, Washington mantiene una puerta abierta al diálogo y a eventuales ajustes según la evolución del escenario internacional. No obstante, la volatilidad sigue marcando el ritmo de una relación bilateral clave para la economía global.
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