Una resolución judicial en Italia reavivó la esperanza de miles de descendientes italianos en Argentina. Aunque es un caso puntual, podría marcar el rumbo de futuras decisiones.
El fallo que ilusiona a los argentinos que quieren la ciudadanía italiana
Una reciente sentencia de la Corte Constitucional de Italia volvió a poner en el centro de la escena el debate sobre la ciudadanía italiana por descendencia, especialmente en un contexto donde el gobierno de Giorgia Meloni ha endurecido los criterios de acceso.
El tribunal respaldó la validez de la transmisión automática de la ciudadanía por vínculo de sangre, en una resolución que fue celebrada por cientos de argentinos, pese a tratarse de un caso particular.
El pronunciamiento surge tras la controversia generada por la reforma aprobada este año, que restringe los criterios para obtener la ciudadanía, limitando el reconocimiento administrativo solo a hijos o nietos de italianos nacidos en Italia. El nuevo marco legal excluyó a generaciones posteriores, como bisnietos o tataranietos, que hasta entonces podían iniciar el trámite mediante vía judicial o consular.
Sin embargo, algunos tribunales locales -entre ellos, los de Bolonia, Roma, Milán y Florencia- comenzaron a expresar dudas sobre la constitucionalidad de estas restricciones. Consideraron que el nuevo esquema generaba inequidades y afectaba derechos previamente reconocidos.
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Fue entonces cuando la Corte Constitucional intervino. En su fallo, reafirmó la legitimidad del principio anterior basado en el ius sanguinis, dejando abierta la puerta a reclamos futuros. Si bien no implica aún una derogación de la nueva ley, ni una decisión de alcance general, representa un importante antecedente que podría influir en la Corte Suprema italiana, cuya definición se espera una vez concluida la feria judicial.
"La Corte Suprema todavía no se ha pronunciado, pero este fallo es clave para los que están luchando por sus derechos", explicó en diálogo con TN la gestora Esther Russo, especializada en trámites de ciudadanía. Aclaró, además, que "por ahora se trata de decisiones puntuales, que de a poco van consolidando jurisprudencia".
La resolución cobra especial relevancia para los descendientes de tercera o cuarta generación, como bisnietos o tataranietos, que quedaron afuera del esquema actual. De mantenerse el criterio judicial favorable, volverían a tener la posibilidad de iniciar el trámite de manera judicial.
Qué dice la nueva normativa impulsada por Meloni
El decreto impulsado por el gobierno italiano y aprobado por el Parlamento modificó profundamente el acceso a la ciudadanía. Entre otros puntos, estableció que los italianos nacidos en el extranjero ya no podrán transmitir automáticamente la nacionalidad a sus hijos. En su lugar, se impone un límite generacional: solo podrán ser reconocidos aquellos que tengan un progenitor o abuelo nacido en Italia.
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Además, en los casos en que el padre o madre del solicitante haya nacido fuera de Italia, se exige que haya residido al menos dos años consecutivos en el país europeo antes del nacimiento del hijo.
¿Qué pasa con los trámites ya iniciados?
El nuevo marco legal establecía un límite temporal: solo serían válidos los trámites presentados con toda la documentación completa hasta el 27 de marzo pasado. Después de esa fecha, comenzó a regir la nueva normativa.
Hasta antes de la reforma, la ley vigente desde 1992 no establecía tope generacional. Sino que se regían por el criterio del ius sanguinis. El cual permitía a cualquier descendiente demostrar su linaje italiano y acceder a la nacionalidad, sin importar cuántas generaciones lo separaran del ancestro nacido en Italia.
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