Perlitas de los cardenales en el cónclave: frigobar, salidas y política

Con la fecha fijada para el 7 de mayo, los cardenales que participan de la elección papal comienzan a armar alianzas.

Perlitas de los cardenales en el cónclave: frigobar, salidas y política

Editó: Ana Montes de Oca

A medida que se aproxima el 7 de mayo, fecha en que comenzará oficialmente el Cónclave para elegir al nuevo Papa, Roma respira un ambiente cargado de expectativa, solemnidad... y también de cierta cotidianeidad insospechada. Los cardenales comienzan a llegar desde todos los rincones del mundo al Vaticano, y con ellos, las primeras conversaciones informales que, entre susurros y guiños discretos, perfilan las alianzas que podrían definir el futuro de la Iglesia.

El corazón de esta efervescencia no está en los altares, sino en la residencia de Santa Marta, el austero hotel dentro del Vaticano que acoge a los cardenales electores durante estos días cruciales. Allí vivió y falleció el papa Francisco, y su estilo marcó profundamente la dinámica del lugar. 

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La residencia Santa Marta comienza a recibir a los cardenales

Si bien el edificio cuenta con comodidades modernas, la asignación de habitaciones no deja lugar a favoritismos: se realiza por sorteo, tal como explicó el arzobispo Ignazio Sanna, para evitar disputas y garantizar la equidad.

Pero no todo es recogimiento y oración. La convivencia entre purpurados también da lugar a momentos más distendidos. El arzobispo retirado Anselmo Guido Pecorari compartió con el Corriere della Sera una anécdota que desató risas en los pasillos: un cardenal extranjero invitó a colegas a su habitación y vació el minibar creyendo que era gratuito... hasta que vio el total en la cuenta.

Santa Marta de día, Roma de noche

La rutina de los cardenales durante estos días es intensa. Participan en las Congregaciones Generales en el Aula Pablo VI, en las misas de novendiales en San Pedro, y visitan iglesias de referencia. Pero, al caer la tarde, la solemnidad cede espacio a momentos más mundanos.

"Después de las ceremonias, solemos escaparnos al Caffè dei Papi o a cenar a La Rustichella o Marcantonio", confesó Pecorari. Estos espacios, lejos del protocolo del Vaticano, son clave para lo que algunos llaman la "política papable". Allí, entre platos de pasta y copas de vino, se empiezan a definir posiciones. Según Pecorari, las conversaciones pueden ser tan relevantes como las votaciones. "Aquí se decide a quién vale la pena escuchar más en las Congregaciones", deslizó.

El Caffe dei Papi, uno de los búnkers cardenalicios

Pero los cardenales también saben que no todo vale. La residencia de Santa Marta impone un toque de queda a las 22:30. El mismo Pecorari recordó entre carcajadas cómo tuvo que correr junto a su amigo, el cardenal Mario Zenari, para no llegar tarde tras una cena en la ciudad. Quedarse fuera implicaría tener que pedir permiso especial a las siempre vigilantes guardias suizas.

Otro consejo habitual entre los veteranos del Vaticano es evitar, cuando sea posible, los hábitos rojos fuera de los muros papales. No solo para no atraer atención, sino también para evitar que algún restaurante les "ajuste" los precios. "El vino se vuelve más caro cuando ven el rojo", bromeó Pecorari.

La elección del nuevo Papa no es solo una cuestión de oración e inspiración divina. Como bien señala Pecorari, existe una campaña electoral tácita, donde los candidatos potenciales buscan consensos y alianzas, sin discursos, pero con gestos.

Al pasear por Roma, mejor quitarse el rojo

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