A la vera de uno de los embalses más importantes de la provincia y con un imponente volcán de fondo, es codiciado por viajeros alternativos y fotógrafos que se pierden en sus enigmáticas calles.
El pueblo fantasma que intriga a turistas y tiene vistas únicas en Mendoza
En el Sur de la provincia de Mendoza, junto a una de las represas emblemáticas de la región, aguarda en silencio un pueblo abandonado lleno de misterios y enigmas que intrigan a propios y extraños y que es visitado por turistas ávidos de historias y fotógrafos que buscan retratar un fantástico lugar.
En 1960, cuando comenzó a construirse el embalse Agua del Toro, en el departamento de San Rafael, se levantó una "mini ciudad" donde vivían los obreros que trabajaron en la represa durante las décadas del '60 y '70.
El pueblo tuvo años prósperos y, emplazado en un entorno maravilloso, parecía que iba a tener años de progreso y a instalarse definitivamente y a convertirse en un lugar ideal para vivir.
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Sin embargo, cuando la obra fue concluida, el movimiento humano disminuyó, las distancias hasta la villa cabecera sanrafaelina se volvieron un obstáculo y el pueblo se fue vaciando.
Agua del Toro quedó olvidada. Estructuras de viviendas, edificaciones de mayor tamaño, calles, plazas y galpones totalmente en silencio, deteriorándose con el paso del tiempos, dejando como saldo un pueblo fantasma en el que, según los últimos registros, sólo vive una persona: Alfredo, el cuidador.
Al lugar se puede llegar en vehículo, está a metros de la Central Hidroeléctrica, en un camino al que se ingresa por la Ruta Provincial 150 desde la ciudad de San Rafael hacia el Oeste unos 70 kilómetros y luego empalmando con la Ruta 103.
Su rica historia y las ruinas en pie han vuelto a Agua del Toro un atractivo para exploradores, turistas que buscan algo alternativo, fotógrafos y pescadores que recorren la zona.
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