Cepillarte los dientes antes de tomar jugo de naranja puede arruinar su sabor. La culpa es de un químico en la pasta dental que altera tus papilas gustativas y te hace percibirlo más ácido y menos dulce.
El error que arruina tu jugo de naranja en el desayuno (y cómo evitarlo)
Puede parecer un misterio cotidiano, pero tiene una explicación química muy clara: si alguna vez tomaste jugo de naranja después de cepillarte los dientes y sentiste que su sabor era espantoso, no sos el único. La responsable es una sustancia presente en casi todas las pastas dentales llamada lauril sulfato de sodio (SLS), y lo que hace es saboteártelo todo.
Este compuesto, que se usa para generar espuma durante el cepillado, interfiere directamente con los receptores del gusto. Y por unos minutos, convierte ese jugo cítrico, fresco y dulce en un trago excesivamente ácido.
Tu lengua, una central de sabores
La lengua humana está repleta de papilas gustativas. Se estima que tenemos entre 2.000 y 4.000, y cada una posee hasta 50 receptores que detectan los sabores básicos: dulce, salado, ácido, amargo y umami.
Cuando comemos o bebemos, las moléculas de sabor se disuelven en la saliva y se unen a estos receptores. Así, el cerebro recibe la señal correspondiente: esto es dulce, esto es ácido, esto es salado. Pero el SLS interrumpe ese proceso.
¿Qué hace el SLS en la boca?
Según el profesor Guy Crosby, de la Escuela de Salud Pública de Harvard, el SLS altera temporalmente la percepción del sabor. Aumenta la sensibilidad al ácido y reduce drásticamente la capacidad de sentir el dulzor.
Esto explica por qué, al tomar jugo de naranja justo después de cepillarte los dientes, el equilibrio natural entre el azúcar y el ácido cítrico desaparece. Lo único que tu boca detecta es acidez extrema. Además, este detergente espumante elimina fosfolípidos protectores de la lengua que normalmente suavizan las sensaciones ácidas.
El sabor no está dañado, tus papilas sí (pero solo por un rato)
Por suerte, los efectos del SLS son transitorios. En cuestión de minutos, la saliva elimina el compuesto y tus papilas vuelven a funcionar con normalidad. También ayuda comer algo sólido o tomar agua antes de beber jugo de naranja.
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¿La solución? Cambiar el orden
La próxima vez que prepares tu desayuno, tomá el jugo antes de lavarte los dientes. De ese modo, el sabor será el que esperás: refrescante, dulce, con ese toque ácido que lo hace perfecto para arrancar el día.
También existen pastas dentales sin SLS, aunque son menos comunes. Pero con solo ajustar el orden de tus rutinas, ya podés evitar ese trago decepcionante cada mañana.
En resumen:
El SLS en la pasta dental bloquea el sabor dulce y acentúa el ácido.
Después de cepillarte, el jugo de naranja puede parecer mucho más amargo o ácido.
El efecto dura pocos minutos, pero podés evitarlo simplemente cambiando el orden del desayuno.



