A poco más de 100 kilómetros de la Ciudad, un cañadón de arcilla tallado por siglos de erosión ofrece caminatas, excursiones guiadas y travesías de aventura en un paisaje único en San Carlos.
Entre desierto y oasis, el imponente laberinto de las Huayquerías en Mendoza
A 114 kilómetros de la Ciudad de Mendoza se extienden las Huayquerías, un sorprendente laberinto de paredones de arena y arcilla que, en algunos sectores, superan los 50 metros de altura.
Estas formaciones naturales se originaron por la acción del agua durante siglos y forman uno de los paisajes más imponentes del Valle de Uco. Técnicamente, el área pertenece al Cañadón de la Salada, aunque la mayoría de los visitantes la reconoce directamente como "las Huayquerías".
El relieve se explica por los movimientos que dieron origen al Valle de Uco: primero, la depresión que acumuló sedimentos y, luego, la elevación que dejó expuestos estos terrenos arcillosos, hoy surcados por cañadones producto de la erosión.
El recorrido hacia el este de San Carlos va dejando atrás sembradíos y canteras para adentrarse en un paisaje de jarillas, chañares y alpatacos, donde comienza la caminata que conduce al vertedero final del cañadón.
El paseo puede realizarse en vehículo particular -con un ingreso de bajo costo por tratarse de tierras privadas- o mediante contingentes guiados desde la Dirección de Turismo de San Carlos. Las caminatas suelen durar alrededor de dos horas y proponen una experiencia sensorial completa: tocar los paredones que se descascaran, oler la arcilla húmeda y escuchar el sonido del agua que esculpe el terreno.
La zona también convoca a quienes buscan actividades de aventura, como mountain bike, rappel, trekking o recorridos en moto entre los majestuosos paredones. Al caer la tarde, el lugar ofrece un momento ideal para contemplar la Cordillera de los Andes y las luces del Valle de Uco.
Es común que en el lugar, se realicen travesías nocturnas con guías en noches de luna llena que revela otra faceta del paisaje. Con el cielo limpio y sin contaminación lumínica, los arroyos se tiñen de plateado y los paredones brillan con una tonalidad metálica, convirtiendo este lugar en una experiencia verdaderamente inolvidable para turistas y locales.
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