A veces creemos que dormimos mal por el colchón o el estrés, pero muchas veces el problema está en pequeños hábitos diarios.
Las 7 cosas que hacés sin darte cuenta y que arruinan tu descanso
¿Dormís pero no descansás? ¿Te levantás cansado aunque creés que dormiste bien? Tal vez estás cometiendo errores comunes que sabotean tu descanso sin darte cuenta.
Dormir bien no es solo cuestión de cuántas horas pasás en la cama. La calidad del descanso también depende de lo que hacés antes, durante y después del sueño. Acá te contamos algunas cosas que podrías estar haciendo sin darte cuenta y que afectan tu energía al día siguiente.
1. Revisar el celular antes de dormir
La luz azul de las pantallas puede interferir con la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. Incluso si lo hacés unos minutos, puede alterar tu ritmo natural.
2. Cenar muy pesado o muy tarde
Las comidas copiosas activan la digestión justo cuando tu cuerpo necesita relajarse. Esto puede provocar sueño liviano o despertares nocturnos.
No tener una rutina fija afecta la calidad del descanso.
3. Tomar café o mate después de la tarde
La cafeína puede permanecer en el cuerpo por varias horas. Aunque no lo notes, podría estar afectando tu capacidad para entrar en un sueño profundo.
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Dormirte con la tele encendida interrumpe el sueño profundo.
4. Dormirte con la tele encendida
El ruido, la luz y los cambios de volumen generan interrupciones en las fases del sueño. Aunque creas que te ayuda a relajarte, no es una buena idea.
5. Irte a dormir con la cabeza llena de preocupaciones
Llevar los problemas del día a la cama es una de las causas más comunes del insomnio. Si no podés apagar la mente, ejercicios de respiración pueden ayudar.
6. No tener una rutina fija para acostarte
Irte a dormir cada día a una hora diferente desordena tu reloj biológico. El cuerpo funciona mejor con rutinas regulares.
7. Hacer actividad física intensa muy tarde
El ejercicio es bueno, pero si lo hacés cerca de la hora de dormir, puede dejarte muy activo. Lo ideal es moverse al menos 3 horas antes de acostarse.
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Revisá esta lista y fijate si alguno de estos hábitos forma parte de tu día. Cambiar pequeñas cosas puede marcar una gran diferencia en cómo te sentís cada mañana. Dormir bien es posible, y muchas veces, está en los detalles más simples.
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