Una técnica simple y casera permite modificar la estructura de este alimento y potenciar sus efectos positivos en la salud intestinal. Qué dice la evidencia científica.
Cómo transformar el pan en un aliado de tu intestino con un solo gesto
El pan ha sido durante siglos un alimento fundamental en la dieta humana, pero en tiempos recientes ha sido objeto de debate por su impacto en el peso, la digestión y la glucosa en sangre. Sin embargo, en las redes sociales se viralizó un truco que promete hacer de este alimento tan presente en la mesa de los argentinos una opción más saludable, especialmente para quienes buscan mejorar su digestión, controlar la glucosa o cuidar su microbiota intestinal.
Método
La técnica fue difundida por la médica Sara Marín, especialista en salud digestiva, a través de su cuenta de Instagram (@uncafecontudoctora), la cual consiste en congelar el pan en rebanadas y recalentarlo directamente en una tostadora o sartén sin descongelar previamente.
"Si congelás el pan y después lo calentás directamente, una parte de los carbohidratos se transforma en fibra prebiótica", explicó Marín. Esa modificación química convierte lo que normalmente se considera un carbohidrato rápido en un alimento funcional, ideal para nutrir las bacterias buenas del intestino.
Beneficios del pan congelado
El secreto está en la transformación del almidón en lo que se conoce como almidón resistente. A diferencia del almidón convencional, este tipo no se digiere en el intestino delgado, sino que llega al colon, donde actúa como alimento para la microbiota.
Durante ese proceso de fermentación, las bacterias intestinales producen butirato, un ácido graso de cadena corta que cumple funciones antiinflamatorias, mejora la salud intestinal, fortalece el sistema inmunológico y puede ayudar a regular la permeabilidad intestinal, entre otros beneficios.
Aval científico
Vale destacar que esta técnica del pan congelado ha sido respaldada por un estudio publicado en 2022 en The American Journal of Clinical Nutrition, el cual confirmó que el consumo de almidón resistente presenta las siguientes características:
- Estimula la producción de butirato.
- Mejora la sensibilidad a la insulina.
- Favorece la diversidad bacteriana en la microbiota.
Además, se observó que consumir pan recalentado tras ser congelado disminuye los picos de glucosa en sangre, lo que puede ser útil para personas con resistencia a la insulina o que buscan mantener niveles energéticos más estables.
Asimismo, el cambio en la estructura del almidón facilita la digestión, lo que puede reducir la sensación de pesadez, la inflamación abdominal o la producción excesiva de gases. Por ello, esta técnica resulta interesante para personas con digestiones sensibles o molestias recurrentes tras consumir pan.
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¿Cómo aplicar este método en casa?
Si bien se puede hacer con cualquier tipo de pan, se recomienda usar panes integrales y elaborados con harinas menos refinadas para potenciar los beneficios. Estas son las recomendaciones clave:
*Preparación: cortar el pan en rebanadas antes de congelarlo, así solo se podrá usar lo necesario.
*Almacenamiento: guardarlo en bolsas herméticas, preferiblemente envuelto en film para evitar la humedad.
*Consumo: no descongelarlo a temperatura ambiente. Pasarlo directamente del congelador a la sartén o tostadora.
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