Murió por coronavirus el periodista Pablo Calvo

Estaba internado en terapia intensiva desde el 14 de abril, cuatro días después de recibir el positivo de Covid-19. Ejerció la profesión desde los 18 años y era editor de la revista Viva de Clarín.

Murió por coronavirus el periodista Pablo Calvo

Por: Mendoza Post

El coronavirus se cobró una nueva vida. Se trata del periodista Pablo Calvo, quien murió anoche en una clínica donde estaba internado tras haber contraído coronavirus hacía casi un mes.

Calvo, quien trabajaba en el diario Clarín, había dado positivo de Covid-19 el 10 de abril y cuatro días después, por complicaciones en el cuadro respiratorio, ingresó a terapia intensiva, donde finalmente falleció anoche, al finalizar el día en que cumplía 53 años.

"Papi no aguantó más. Se va un pedazo enorme de mi infancia pero queda todo lo que me enseñó. Te voy a extrañar siempre", escribió poco después de la medianoche León Calvo, su hijo, de 20 años, junto a uno foto de los dos con la camiseta de San Lorenzo, una de las pasiones que compartían. Le contestaron decenas de colegas de su padre, todavía incrédulos por la muerte del periodista.

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Nacido en Sarandí, licenciado en Comunicación Social de la UBA, comenzó a trabajar como periodista en la agencia de noticias DyN a los 18 años, al mismo tiempo en que realizaba el servicio militar obligatorio, según una nota de Clarín. Allí luego cubrió durante dos años la campaña de San Lorenzo.

La mayor parte de su carrera la desarrolló en el diario Clarín, donde trabajaba hacía unas tres décadas. Formó parte del equipo de investigación, de la sección Política y, desde hacía un tiempo, editaba la revista Viva y suplementos especiales.

Trabajó durante más de tres décadas en Clarín. 

Entre otros reconocimientos por su trabajo, Gabriel García Márquez lo distinguió como finalista del premio de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano por la nota "Juan y la carta de amor que venció a su tristeza", una emocionante historia sobre un hombre que perdió a su mujer y su hija en Cromañón y a quien el propio Calvo le enseñó a escribir para que pudiera despedirse de ellas con un texto de su puño y letra.

Su pasión por San Lorenzo lo llevó a escribir dos libros sobre el club de Boedo, Dios es Cuervo y Los Tesoros del Gasómetro, y a forjar un vínculo especial con el papa Francisco, otro hincha fanático, a quien entrevistó en el Vaticano. También fue el autor de La muerte de Favaloro y de Los mendigos y el tirano.

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