Carlos La Rosa, el juez Grieta

El columnista de diario Los Andes y Radio Mitre es un apasionado de la política. Su análisis sobre la “década ganada” y el crack del PJ.

Carlos La Rosa, el juez Grieta

Lo suyo no es dar información sino aportar análisis a la realidad, a veces (muchas veces) saliendo de la coyuntura. Es un hombre que si por él fuera leería libros y vería películas todo el tiempo. Y sin culpa alguna. Sus columnas son un clásico de otro clásico, la edición dominical impresa de diario Los Andes.

Mientras caminábamos para hacer esta entrevista me contó que desde el lunes la edición en papel de Los Andes aparecerá con un retoque de formato, el mismo del actual The New York Times. Y bromeó sobre la situación: “Eso durará 4 años. Hasta que desaparezca”. Son varios los gigantes del papel que han caído en estos últimos años. El más reciente es el caso del británico “The Independent”.

He compartido varias charlas de café con Carlos La Rosa, no ahora, sino hace rato. Poco después que él dejará de ser ministro de Cultura de Bordón y Gabrielli. Desde hace muchos años él es uno de los animadores constantes de ruedas de café, por la que pasan políticos, ex políticos, intelectuales, abogados, y hasta alguna otra clase de ser humano con visos de normalidad.

Su ingreso al periodismo le ha reportado suceso: una comunicación fluida con quienes están en el poder (o quieren estarlo), para contarlo en crónicas que hablan sobre la realidad como si fuese historia. Buen punto: logró un registro. También se ha sumado al equipo local de Radio Mitre. Y en esa emisora tiene su programa matinal, de lunes a viernes.

Carlos es Licenciado en Sociología. Pasó por la docencia en la Universidad Nacional de Cuyo y fue vicerrector de la Universidad de Congreso, desde 1995 a 1998. Con el nuevo siglo ingresó a Los Andes. Y sigue allí como desde el primer día: apasionado, curioso, reflexivo y, decididamente, cada vez con menos voluntad por el cuenterío. De esto y de peronismo, kirchnerismo, cornejismo y otros ismos, versa este one to one.

- Conmovió la noticia de la muerte de Umberto Eco, más allá de su edad.

- Estaba con 84 años. Y estaba muy bien.

- Sí, en producción digamos...

- Acababa de terminar su último libro, sí. Nosotros publicamos en el diario en un momentos sus ensayos, tan necesarios y tan lindos. Algunos decían que habían decaído, otros que no. Pero a mí me parece que los temas de él siempre fueron esenciales. Siempre fue un gran escritor, un gran ensayista y un gran semiólogo.

- ¿Cuál es su legado como semiólogo? Más allá de sus otros enormes méritos.

- La producción de cuántos libros y cuántos aportes suyos sobre la estructura del discurso y cuántas cuestiones relacionada con las palabras. La gente lo ha utilizado como instrumento para rendir su tesis o para hacer análisis. Aparte fue un semiólogo muy impresionante. Con un grado de erudición renacentista. Después de Max Weber no ha habido un tipo de su nivel. Y tenía esa característica fundamental: toda la plata que tenía, que la ganó fundamentalmente con “El nombre de la Rosa”, que lo hizo famoso y cobraba muy bien por derechos de autor; lo utilizaba para comprar...

- Libros. Era un gran bibliófilo. Y un hombre muy fino. Coleccionó obras antiguas acerca de esoterismo y ocultismo.

- Su libro el “El péndulo de Foucault” es todo eso. Un libro ilegible (risas). Uno si lo lee diez veces tiene que hacer un esfuerzo para entenderlo. Es la historia de todas las grandes sectas que se movieron a través de la historia. Su pérdida duele. Hay otra cosa muy impresionante en Eco, desde todo punto de vista, porque el suyo es un conocimiento enciclopédico. Enciclopedia quiere decir poner en conocimiento la “paideia”, poner el conocimiento en ciclos. Ahora tenemos nuestra enciclopedia, que es internet, tenemos la enciclopedia que tuvieron los iluministas, como Diderot y todos los demás.

Sobre Umberto Eco:

"Los temas de él siempre fueron esenciales.

Fue un gran escritor,

un gran ensayista 

y un gran 

semiólogo"

- Viene bien que te refieras a los ciclos. ¿Es lo que intentás condensar en tu columna dominical en Los Andes? ¿Abarcar ciclos históricos, intentar síntesis de análisis?

- Claro, yo trato, al menos lo intento (ríe). Más que ser periodista o periodismo, porque yo en el periodismo entré a los 50 años, que es cuando todos se jubilan (más risas).

"Al periodismo entré a los 50 años, que es cuando todos se jubilan" 

- Pero siempre has tenido relación con la escritura.

- Entré al periodismo gráfico porque era lo que quería siempre. Yo me dediqué a hacer la crónica de los años de mi vida desde muy chico. Desde los 20 años. Eran esos tiempos cuando se hacía la revolución y cuando estábamos discutiendo “ni golpe ni elección: revolución” (ríe). Así decíamos en los partidos de izquierda de aquél entonces. Y a mí lo que me gustaba de todo eso era hacer la crónica, escribir el detalle, que quedara el registro, muy bien detallado.

- ¿Y eso lo publicaste alguna vez?

- No, lo tengo todavía. Incluso muchas crónicas de la época de la dictadura. Hace un tiempo encontré ese material de casualidad. Incluso tengo varios documentos.

-  ¿Y eran como llevar cuadernos y cuadernos?

- Así es. Tengo los cuadernos con lo que se hablaba en todas las reuniones de célula. En aquel entonces éramos todos unos niños, cosa que hoy en día parecería una ingenua reunión estudiantil.

- ¿Hablamos de los últimos 60?

- Estamos hablando de 1969, 1970 hasta 1972. Después la cosa se puso dura. Hasta allí todavía era una historia de policías y ladrones, un enfrentamiento que, salvo cuestiones muy dramáticas que antecedieron o precedieron el futuro, como fue la Masacre de Trelew. Hasta ahí fue así: te metían preso, te sacaban, ibas a una manifestación, te tiraban agua. Nada más.

Sobre los 60: "Hasta allí todavía era una historia de policías y ladrones, un enfrentamiento que, salvo cuestiones muy dramáticas, antecedieron o precedieron el futuro, como fue la Masacre de Trelew". 

- ¿Era como una pelea para entendidos, casi?

- Era una pelea para entendidos, exactamente. Nosotros hacíamos la crónica de todo eso y siempre me gustó esa tarea. Y después en la época del Proceso también escribía en cuadernos. Yo trabaja en la mañana en una empresa de seguros y a la tarde me había dedicado a escribir, a hacer estas crónicas.

- ¿Y por la noche? ¿Militabas?

- No, y en ese entonces ¿qué voy a militar? No. En aquel tiempo directamente me iba a dormir. Porque el Proceso fue muy jodido. Jodido de verdad. La militancia era antes. En la época del Proceso no podía ir a primaria, secundaria, ni universitaria pública o privada porque estaba prohibido en todos lados. Un día fui a un curso de teatro, en la Universidad Nacional de Cuyo. Y cuando estaba por entrar me agarró de la mano un señor y me dijo: “Usted retírese porque acá no se reciben subversivos”. Después lo vi al hombre de nuevo, lo que es la vida. El era director del teatro. Y me lo encontré en la época de la democracia, cuando yo era ministro. Y tenía miedo que le hiciera algo. Yo no soy ni nunca fui como ellos.

- Y un día salió el sol y nos trajo la democracia de 1983.

- Vino esa época apasionante que fue la democracia. Yo pienso que fue parte de una fallida, pero fascinante generación, que fue la que se pudo renovar en la década del '80.

- Retomando lo de Umberto Eco y pensando en lo que estás diciendo, ¿Pilo Bordón era un tipo que conocía a Eco cuando ya era gobernador de Mendoza?

- Por supuesto, por supuesto.

- Algo insólito. Parece que estuviéramos hablando de una cualidad insólita cuando debería ser casi lo normal, que los políticos sean cultos, capaces.

- Con el Pilo tenemos 5 años de diferencia. Fue mi profesor de una materia que se llamaba “Sociología de los grupos y del comportamiento”. Estudiábamos los discursos de los grandes políticos de aquél entonces: de Charles Gaulle, Fidel Castro, Mao, Perón. Los analizábamos y después lo traducíamos en temas teóricos. Es decir, en Alain Touraine y un montón de personas más que en aquel entonces pensaban todo esto. Y desde el primer día que lo conocí yo debatía teorías con Bordón. En un momento, cuando llegamos al gobierno, yo le dije: “Te hago una propuesta: vos te dedicás a construir el poder y yo me dedico a buscar la verdad, ¿qué te parece?”. Me respondió: “Vos hacé lo que quieras”. Y claro, mientras lo dejara construir el poder, todos chochos (risas).

"Bordón

fue mi profesor 

de una 

materia

que  se llamaba 

“Sociología de 

los grupos y del comportamiento”

"Una buena definición para lo mío sería ser como el Mosca, aquel cronista de “El eternauta”

- El pacto era win win para los dos.

- En esa época me encontraba con un hombre que en aquel entonces era importante y entonces yo iba a hacer la crónica de todo eso. Una buena definición para lo mío sería ser el Mosca, el cronista de “El eternauta”, aquel que anotaba todos los detalles mientras pasaba la guerra.

- Casi como una versión de “Funes el memorioso”.

- También. O el cronista de la película “Los Imperdonables”, el tipo que hace la crónica primero al mafioso, al malevo de Richard Harris, después se la hace a Gene Hackman y después le gustaría hacer la crónica, al final, a Clint Eastwood. O sea: me gusta historiar el presente, analizar el presente, pero desde el punto de vista contextual. No me interesa estar metido en la lucha política diaria, sino ver qué de universal, qué de permanente, qué de hacia el futuro puedo sacar del presente.

- ¿Una realidad más permeable?

- Claro. Cómo se está construyendo la historia hoy. Eso es lo que intento en mis notas. Yo lo que quiero es ver cómo se está conformando la historia hoy, caracterizar a cada uno de los personajes y a cada uno de los movimientos. Ver si puedo descubrir los movimientos internos. Y los tectónicos, que se están dando por debajo.

- En perspectiva, ya que lo citamos a Pilo Bordón, actual embajador en Chile. ¿Fue el último gran gobernador de la democracia en Mendoza?

- En Mendoza él tuvo dos características, construyó poder propio, desde abajo. En 1983 fue diputado y en 1984 empezamos a trabajar bien en Mendoza. Y durante 3 años construyó un poder que cuando llegó a ser gobernador sabía con quién y cómo hacerlo. Se había preparado para gobernador 3 años antes. Los últimos gobernadores, en su gran mayoría, se prepararon apenas llegaron al puesto. Ellos dicen: “se aprende a ser gobernador en el cargo”. Absolutamente falso. Se aprende a ser gobernador estudiando. Bordón cuando llegó a la Casa de Gobierno ya era gobernador al minuto siguiente. Y entonces estuvo 4 años. El que podía parecer algo similar, ojalá lo sea, es el actual gobernador Cornejo.

"Los últimos gobernadores, en su gran mayoría, se prepararon apenas llegaron al puesto. Ellos dicen: “se aprende a ser gobernador en el cargo”. Absolutamente falso. Se aprende a ser gobernador estudiando"

- Eso iba a preguntarte.

- Cornejo es el único que hasta ahora después de Bordón construyó poder propio. Y que empezó gobernando en el minuto cero. Hace años antes que está construyendo poder. Tiene su gente, sabe qué y cómo hacerlo. Lo tiene claro. Ahora, por supuesto, viene la práctica. Él fue el único que construyó poder de una forma muy distinta, con un estilo muy distinto al de Bordón, pero los dos se parecen en eso.

"Cornejo es el único que hasta ahora después de Bordón construyó poder propio"

"Empezó gobernando en

el minuto cero.Tiene su gente, sabe qué y cómo hacerlo. Lo tiene claro".

- Recuerdo la cantidad de votos de Bordón  en las presidenciales de 1995, contra Menem: 5 millones de votos. Su futuro parece más como una serie de malos movimientos...

- (Interrumpe) No por Bordón, sino por la llamada renovación peronista, que incluso hasta en Mendoza ya era menemista, Grosso ultra menemista, estaba en cana; todos se habían entregado al menemismo. El único que quedó fue Bordón y decidió jugársela. En aquel momento yo le dije: “Mirá, Pilo que la pelea es entre un Fiat 600 y de frente contra un camión”. Y él me dijo: “¡Y puedo pasar por abajo!”. Y sí... No pasó por abajo, pero casi. (risas). Para mí en 1995 se terminó una experiencia política fascinante, maravillosa, única. Un experimento que quizá podría habernos salvado de lo que para mí fueron las dos catástrofes de la democracia: que son el kirchnerismo y el menemismo.

"En 1995 terminó una experiencia política fascinante, maravillosa, única. Un experimento que quizá podría habernos salvado de lo que fueron las dos catástrofes de la democracia: el kirchnerismo y el menemismo"

- Esto dicho por un peronista es como... ¡guauuuu!

- Por supuesto que yo reivindico los valores del peronismo renovador. Y del encuentro con el alfonsinismo y de lo bueno que hicimos, además de un montón de macanas. Pero no pudimos continuarlo. Pusimos las raíces de un proyecto de 35 años, que todavía sobrevive porque las raíces fueron sólidas. Después no supimos continuarlas.

- ¿Podemos pensar que el peronismo, sin Perón, ha sido una experiencia fallida en el gobierno? No en el poder, sino en el gobierno.

- No sé si ha sido tan fallida porque de 25 han gobernado 20 años. Ha sido una experiencia exitosa para ellos. Y fallida para el país.

- A eso me refería.

- Sólo para ellos. Son la nueva élite argentina.

Sobre el PJ: "Es la élite argentina, la nueva oligarquía"

- Veía el Congreso del PJ y los asistentes. Era como una reunión de nuevos ricos.

- Es la élite argentina, la nueva oligarquía. En su gran mayoría el peronismo, porque estuvieron 25 años, militando en el poder. Los gerentes y los CEOs a los que ellos ahora acusan acá son nenes de pecho.

- ¿Te referís al gabinete promedio del presidente Macri?

- Los de Macri son meros empleados de grandes corporaciones que esta gente dice que representan a las grandes corporaciones. Pero son pinches, CEOs, pinches, bien pagados, pero no son más que empleados y gerentuchos, al lado de estos señores feudales, patrones de estancias, dueños absolutos del poder. Estos nuevos ricos capitalistas amigos y dueños del Estado.

- La gran "familia" peronista de las últimas décadas.

- Por supuesto que esto es así. O sea, el peronismo tuvo miles de defectos y nosotros en 1983 los señalamos a casi todos. Es más, si vos decías en 1983, cuando estábamos fascinados con la renovación del PJ, que podía volver el culto a la personalidad, que podía volver a defenderse la política de prensa de Perón, que hasta el mismo Perón criticaba cuando volvió del exilio, o que podíamos reivindicar algunos de los sectores de la derecha setentista... cuando vos decías todas esas cosas, yo te decía: “Imposible, no se vuelve atrás, no se puede volver atrás”. Y todo volvió para atrás. El kirchnerismo es ver algunas cosas que yo hubiera defendido hace algunos años atrás, pero en este momento presente era habilitar un retorno fantasmal de un pasado que, aparte, rescataba lo más oscuro. Perón tuvo cosas muy buenas: la movilidad social, la integración, la participación de las masas, la recuperación de la construcción de una clase obrera argentina, nacional. Pero ellos no. Estudiaron a Apold e hicieron su política de prensa. Miraron lo peor del peronismo: llenar de nombres y de calles con Perón y con Eva Perón. En todo se inspiraron en lo superficial y en lo más autoritario del peronismo. Menem lo hizo desde la frivolidad. Se abrazó con Isaac Rojas, lo peor de lo peor de lo que se podía decir del liberalismo, un dictador a sueldo. Fueron síntesis que diera indultos como hizo con los militares. No pedía ni siquiera arrepentimiento.

"Miraron lo peor del peronismo: llenar de nombres y de calles con Perón y con Eva Perón"

- No era autocrítica, sino vamos para adelante.

- Nada más. “Yo sigo teniendo la misma historia que antes, vos tenés la misma; acá no sabemos nada, pero abracémonos y dejemos de joder. Vamos para adelante. Todos podemos ser ricos.” Eso fue la síntesis indultista del menemismo. Y el kirchnerismo fue una recuperación de volver al pasado de lo peor del peronismo. Que es, aparte, lo peor de los argentinos.

"El kirchnerismo fue una recuperación de volver al pasado de lo peor del peronismo. Que es, aparte, lo peor de los argentinos"

- Hay un viraje ideológico de Néstor Kirchner cuando finalmente asume la presidencia. 

– Néstor tenía una característica: era un patrón de estancia.

- ¿Como gobernador de la provincia de Santa Cruz?

- Sí. Como tantos otros gobernadores, actuales.

"Rodríguez Saá será un caudillejo, sí, pero efectivo y concreto: puede dar 40% de aumento a los maestros, no va a fundir a San Luis y siempre tiene superávit" 

- Los Rodríguez Saá, para no ir más lejos.

- O como Rodríguez Saá, exactamente. Con la diferencia que Rodríguez Saá es efectivo y éste no lo fue. Kirchner era de la estirpe de los Menem, que no le daban riqueza a su provincia. Basta ver cómo le va a su provincia. Y en contraposición mirá cómo la tiene Rodríguez Saá. Será un caudillejo, sí, pero efectivo y concreto: puede dar 40% de aumento a los maestros, no va a fundir a San Luis y siempre tiene superávit. En cambio, Kirchner siempre tuvo quebrada su provincia porque cuando le dieron millones de dólares por coparticipación, que es cuando dijo que Menem era el presidente más importante, se guardó la guita para después hacer política con eso. Kirchner fue patrón de estancia y tenía una señora que leía Página 12. Esa es la verdad. Y la señora, mientras, defendía con términos progresistas al marido, que actuaba menemísticamente en Santa Cruz. Y ella traducía en términos progresistas el feudalismo del patrón, el señor Néstor Kirchner. Y descubrió una cosa muy fea en los progres: la vanidad. El deseo de tomar el poder y mostrárselo a todos. Así como Menem descubrió que los liberales podían ser tan malos o peores que los peronistas, Kirchner descubrió que los progres podían tan malos o peores que los kirchneristas. ¿Me explico?

"Kirchner fue patrón de estancia y tenía una señora que leía Página 12"

- Desde el renacer democrático hay varias materias pendientes. Me refiero a lo sucedido con las dos fuerzas clásicas del país. La renovación peronista quedó a mitad de camino. Y el radicalismo ha fallado en sus gestiones, tanto que hoy es un partido de muy reducida incidencia.

- El peronismo se ha transformado en una vertiente laica y atea de la Iglesia Católica. Son una suma de obispos que están a la búsqueda de un Papa. Les da lo mismo el líder. Son siempre iguales y los mismos. Cambian los líderes de acuerdo a la época. O sea, en la época socialdemócrata agarran un Cafiero. En la época del auge de Washington agarran a un líder más neoliberal que Reagan y Thatcher juntos, Menem. Y en la época, digamos, del resurgir bolivariano agarran a una persona que se junta con Chávez y que tiene una esposa que quiere ser como Hugo Chávez.

"El peronismo se ha transformado en una vertiente laica y atea de la Iglesia Católica. Son una suma de obispos que están a la búsqueda de un Papa. Les da lo mismo el líder"

- En las columnas que publicas, ¿intentas contar lo que la clase política no quiere leer?

- Claro, porque yo trato de contextualizar.

- ¿Has tenido algún inconveniente real y concreto por algunos de tus dichos? ¿Cuál recordás ahora?

- Sí, sí, sí. Pero tonterías. Mails cruzados. Me mandan un montón, muchísimos a favor y muchísimos en contra. Una vez se me enojó Julio Cobos, porque creyó que yo le decía inútil y yo le decía “políticamente inútil”.

"Una vez se me enojó Julio Cobos, porque creyó que yo le decía inútil y yo le decía “políticamente inútil”.

- ¿Él era gobernador o ya no?

- Él era gobernador. Creyó que le decía inútil a él y entonces se me ofendió mucho y me dijo 2 o 3 cosas. Pero yo con Cobos siento mucho respeto...

- Igual, a la vista de lo realizado en su gestión, no estabas muy equivocado.

- La gobernación de él para mí fue muy relativa. Su acercamiento a Kirchner para mí fue una atrocidad. Pero su voto en la circular 125, en el conflicto con el campo me pareció extraordinario y lo apoyé de una forma...

- ¿Como un gol de Maradona en un mundial?

- Fue una actuación teatral extraordinaria. Lo dije en su momento en una nota: era una mezcla de Tomás Moro, el hombre de Utopía, el hombre de los dos reinos, que no sabía si estaba con el Papa o con el Rey, y que tomó la decisión correcta y le cortaron la cabeza. Pero mezclado con algo de Cantinflas en la película “Su Excelencia”...

"La subordinación de Mendoza a los gobiernos nacionales empezó con Cobos. Ni con Jaque ni con Pérez"

- Mi padre hace 45 años que me habla de Cantinflas. ¡La tengo!

- (Risas) Bueno, ése es Cobos, al final de esta película de Cantinflas. Lo dije con admiración, así como me enojó profundamente que la subordinación de Mendoza a los gobiernos nacionales empezara con Cobos. No empezó ni con Jaque ni con Pérez. Llaver, Bordón, Gabrielli, a medias, cuando fue bordonista porque después durante casi dos años estuvo ultra pegado a Menem, por ahí Lafalla vino y puso un parate en esa situación de sumisión. Iglesias también puso un parate. Todos de alguna manera conservaron la identidad local, aunque no te gusten sus políticas. Y le pusieron límite al poder central. Cobos primero sí e incluso los siguió con el tema del Indec, hasta el último momento. Después participó de la transversalidad, que era innecesaria. Primero, porque perdió la provincia debido a eso. Y no sabía que el kirchnerismo es una cosa que seduce hasta que coopta. Cobos se tiene que haber vuelto loco antes que la 125 salió una editorial en el diario La Nación donde decía teníamos un vicepresidente que no es nada. Eso decíselo a Scioli, que por definición le gusta hacer nada, pero Cobos no quería ser nada.

- Un par de semanas después que Cornejo ganase la gobernación entrevisté a Lucía, su mujer. No suele dar notas. Perfil bajo. Más técnica que política. Indagué sobre qué modelo estaba más cerca de pareja en el poder. Me dijo que se conformaba con replicar lo que había sucedido con Pilo Bordón y Mónica González Gaviola.¿Hay muchas semejanzas entre Bordón y Cornejo?

- No conozco a la señora. Pero lo cierto es que los dos construyeron el poder desde abajo y eso es importante. Cornejo es el único tipo que construyó el poder en el radicalismo.

- ¿Poder territorial?

- Poder territorial y poder en todo sentido. Poder institucional. Y además habló con todos los demás sectores. Y entonces cuando asumió ya era “el” gobernador. No tenía la práctica, porque eso sólo se tiene como los médicos. Pero ya tenía el título, mientras que otros, como Paco Pérez, no sabían que iban a ser gobernador.

- No recuerdo otro peor desde 1983.

- No es que no se preparó como un voluntarioso, pero no estaba justamente recibido. Y otros eran gente muy capaz, como Iglesias, Lafalla, pero llegaron de alguna manera por otros. Aunque hicieron su propio esfuerzo. Pero los gestores, los fundadores de estirpe acá en Mendoza, yo creo que hubo tres, nada más. Uno se llamó Bordón, otro se llamó Vity Fayad y el otro es Cornejo.

"Gestores, fundadores de estirpe en Mendoza, yo creo que hubo tres: uno se llamó Bordón, otro se llamó Vity Fayad y el otro es Cornejo"

- Cornejo asumió con más poder que Bordón. En este sentido: mayorías parlamentarias  y el Gran Mendoza afin en intendentes.

- Hace 4 años, cuando tuvo la posibilidad de ser el candidato, porque tenía el poder suficiente para serlo, y dijo “No me da el cuero. No llego. No voy a ganar”. Y en estos 4 años, dijo: “si a mí ,Cobos o alguien más pretende disputármelo, que me lo dispute”. Ya sabía que él, a nivel provincial, era más que Cobos. Y llegó como un hombre que está por encima de todo. O sea una “brutalidad” de animal político. Tiene las ideas claras. Ahora hay que gobernar. Mirá que es una época peor que la de Bordón.

- Por esto que destacas y  quizá repasando la historia: ¿Cornejo no es como un Lencinas del siglo XXI? Lo pregunto hasta por el modo de conducción, centralista, individualista, hasta en lo mínimo.

- Lencinas era un dirigente municipal, barrial, peleador, frontal, enfocado, totalmente en contra del poder central. (Piensa) No me animo a decir nada de eso. En un mes ya voy a empezar a escribir sobre Mendoza y déjame que lo piense (risas). Deseo escribir notas sobre Mendoza. Perdí interés porque el poder había desaparecido aquí y a mí me gusta hacer análisis de poder. Ahora tengo la leve esperanza que con Cornejo esto se reconstruya. Un poder autónomo en Mendoza, como lo hubo en la época de Llaver y Bordón. Dos tipos que supieron pelear en serio contra el poder central, sin estar necesariamente enfrentado. Hoy, Mendoza está en peores condiciones que nunca, aunque el momento no sea tan malo como en la década del '80. Cornejo tiene una sola pelea y es una pelea que él quiere librar: contra el sindicalismo estatal.

"Cornejo tiene una sola pelea y es una pelea que él quiere librar: contra el sindicalismo estatal"

- No hay mucha opción en ese terrero.

- Cornejo está convencido que el gobierno de Paco Pérez terminó de la forma que terminó porque le cedió a los sindicalistas mucho más de lo que la Provincia podía dar. Y a cambio de comprar paz presente, éste condenó el futuro de Mendoza. Y condenó su propio futuro personal, porque terminó muy mal. Ante eso, Cornejo quiere librar esa pelea. Necesita en la calle consultar para ver quién tiene más poder. Conoce la opinión pública interesante. Y repito: él quiere dar esa pelea. Y ése es el gran debate. Vamos a ver el temple de Cornejo en los próximos 2 meses.

"La opinión pública es absolutamente una dama caprichosa: varía día a día y momento a momento. Hace un año era absolutamente estatista, parecía más de izquierda que Kirchner. Y ahora aplaude cuando limitan los piquetes y está más a la derecha que el gobierno de Macri"

- Habrá que ver las reacciones de la sociedad.

- Exacto, también la sociedad reacciona.. Y hoy reacciona mucho a favor de Cornejo. Pero si le va mal en 2 o 3 cosas puede reaccionar en contra. La opinión pública es absolutamente una dama caprichosa: varía día a día y momento a momento. Hace un año era absolutamente estatista, parecía más de izquierda que Kirchner. Y ahora aplaude cuando limitan los piquetes y está más a la derecha que el gobierno de Macri. Por eso a la opinión pública no hay que seguirla. Sí hay que comprenderla. Pero el que conduce es uno y ése es el que conduce a la sociedad, a las instituciones. El poder nunca es de uno solo, sino que es de todos. Pero el líder es el que conduce todos los poderes, incluso a la opinión pública.

- Hace 6 meses asistimos a procesos electorales en diferentes países de la región en los cuales los oficialismos de izquierda, o supuestamente de izquierda, van perdiendo poder y espacio: Venezuela, Bolivia, Argentina. ¿Hay una derechización en el continente? ¿Fracasó la izquierda folclórica como opción de gobierno?

- Hay un cambio de ciclo, sin lugar a dudas. La razón es una cuestión muy simple. Los que estuvieron en la avanzada de este proceso de cambio, en el inicio del 2000 en adelante en América Latina, en vez de elegir ser Suecia eligieron ser Kuwait. Teníamos la plata para ser cualquiera de las dos. Podíamos tener un Estado benefactor, con redistribución del ingreso en serio, con respeto institucional y democracia moderna. Argentina contó con un presupuesto más, entero, en los últimos 10 años. O sea, si vos tenías 100 pesos para manejarte, en los últimos 10 años te regalaron 100 más. Tuvimos plata para ser Suecia y decidimos ser Cuba. Por eso nos fue como nos fue. Y las críticas no las hago yo. Las hace Noam Chomsky, que dijo: “procesos que apoyé y en los cuales creí, pero los derrotó la corrupción”. Y con Evo Morales ha pasado una brillantez. Los bolivianos son lo más brillante de América Latina. El pueblo le dice: “Te queremos porque nos has dado dignidad y porque nos has dado una economía seria, una economía más ortodoxa que en los Estados Unidos, pero no te queremos como rey y sí como presidente”. Nadie es éticamente mejor que otros desde el punto de vista ideológico. No hay izquierda buena y derecha mala. Hay izquierda buena e izquierda mala y hay derecha buena y derecha mala. O sea, lo que te hicieron creer, que hay gente más buena de un lado por su ideología es un cuenterío absoluto.