Desde su privatización hace nueve meses, la empresa mendocina logró revertir sus resultados y refinanciar la millonaria deuda que acumuló en una década.
IMPSA logró superávit tras cinco años de pérdidas
Nueve meses después de que el fondo norteamericano Industrial Acquisitions Fund LLC (IAF) asumiera el control de IMPSA, la histórica metalúrgica mendocina logró concretar uno de los pasos más desafiantes de su recuperación: la refinanciación integral de su millonaria deuda, acumulada durante más de una década. El acuerdo, avalado por el 98% de los acreedores, marca un punto de inflexión para la empresa que alguna vez fue emblema de la industria nacional y que, en los últimos años, atravesó una crisis que la llevó al borde de la quiebra.
La reestructuración se formalizó en septiembre pasado, en el marco del Acuerdo Preventivo Extrajudicial (APE) que tramita en el Juzgado Concursal de Mendoza. Es el cuarto intento de reperfilamiento desde que IMPSA cayó en default en 2018. La nueva propuesta contempla la emisión de deuda por 583 millones de dólares, amortizable en nueve cuotas anuales iguales entre 2036 y 2044, sin quitas de capital.
Entre los principales acreedores figuran el Banco Interamericano de Desarrollo, el Export Development Canada, la Corporación Andina de Fomento, el Banco Bradesco, el fondo Moneda Asset Management, además de entidades locales como el Banco Nación, el Bapro, el Hipotecario y el BICE.
Podés leer: Mercado Libre y los beneficios fiscales: "Pagamos 20 veces más"
La primera privatización de la era Milei
El fondo IAF se quedó con el control de IMPSA en febrero de 2025, en lo que fue la primera privatización de una empresa con capital estatal bajo la gestión de Javier Milei. El grupo estadounidense pagó 20 millones de dólares por las acciones que estaban en manos del Estado Nacional y de la provincia de Mendoza, asumiendo además la pesada carga de una deuda que, al momento de la estatización en 2021, ascendía a 550 millones de dólares.
El gobierno de Alberto Fernández había intervenido entonces para evitar la quiebra definitiva de la compañía fundada por la familia Pescarmona hace más de un siglo. Con la llegada de IAF, el nuevo propietario se comprometió a capitalizar la firma, refinanciar pasivos y reactivar sus operaciones industriales.
El proceso de refinanciación fue aprobado tras varios ajustes técnicos destinados a mantener los derechos de los acreedores como beneficiarios del Fideicomiso de Acciones de IMPSA. Según el comunicado del fondo, el objetivo es "preservar la continuidad operativa, el empleo de más de 600 trabajadores directos y la red de más de 100 PyMEs proveedoras", además de proteger la tecnología y el know-how desarrollados por la firma a lo largo de más de 100 años.
Por primera vez desde 2017, IMPSA cuenta con un accionista controlante que impulsa un plan de negocios de largo plazo enfocado en modernización industrial, inversiones tecnológicas y expansión internacional.
De la deuda al superávit
El giro de gestión ya muestra resultados concretos: por primera vez en cinco años, la empresa cerró los primeros nueve meses de 2025 con ganancias por $205.953 millones, frente a pérdidas de $56.634 millones en 2024 y números rojos continuos desde 2020.
En un documento enviado a la Comisión Nacional de Valores (CNV), la compañía atribuye la mejora a las inversiones en infraestructura, tecnología y capacitación del personal, destinadas a incrementar la productividad y competitividad en mercados globales.
Energía y nuevos negocios
El plan estratégico de IAF busca reposicionar a IMPSA en tres áreas clave: energía hidroeléctrica, nuclear y eólica. La empresa se enfoca en la fabricación de equipos hidromecánicos, componentes nucleares y tecnología para parques eólicos, además de una nueva unidad de servicios técnicos para clientes industriales.
Entre sus principales contratos en ejecución figuran grandes proyectos en Venezuela, como la Central Hidroeléctrica de Tocoma (por 1.390 millones de dólares), la Planta Macagua I (484 millones) y la Central José Antonio Páez (9,6 millones), además de obras de rehabilitación en el Complejo Hidroeléctrico Uribante Caparo (65 millones).
En la Argentina, IMPSA mantiene contratos en curso y otros suspendidos, como la repotenciación de la Central Acaray II, valuada en 11 millones de dólares.
Este miércoles, la empresa anunció un acuerdo con la emrpesa Dioxitec, para el transporte de materiales nucleares.
IMPSA y Dioxitek fortalecen su alianza estratégica para impulsar la exportación y el transporte seguro de materiales nucleares entre Argentina y Estados Unidos.A través de esta colaboración, IMPSA se consolida como un aliado estratégico de Dioxitek en la fabricación de... pic.twitter.com/Atgfsbzwtt
— Dioxitek S.A. (@dioxitek) November 12, 2025
Te puede interesar: Producción minera: Argentina, Chile y el cobre clave para la transición energética



