Cambio de paradigma: vivir afuera, trabajar para Argentina y cobrar en pesos

El fin del cepo y el encarecimiento argentino ha despertado un nuevo fenómeno para quienes trabajan a distancia. Cobrar en pesos, convertirlos a dólares y vivir afuera, donde es más barato.

Cambio de paradigma: vivir afuera, trabajar para Argentina y cobrar en pesos

Por:Juan Manuel Lucero
Periodista

Durante años, trabajar para el exterior fue el sueño dorado de muchos argentinos. Bastaba con cobrar unos cientos de euros o dólares para vivir como un rey en el país. 

El programador que facturaba 1.000 euros por mes "era Gardel": sueldo alto, precios locales bajos y una vida cómoda. Pero algo cambió. Y no es solo la inflación en Europa o los alquileres en Miami. Lo que cambió es el lugar de la Argentina en el mapa de los ingresos y los costos de vida.

Con una moneda apreciada -es decir, con un dólar más barato en relación al peso- se está reescribiendo el manual del migrante moderno: ya no se trata de irse o trabajar afuera para "hacer la diferencia", sino de quedarse conectado al país mientras se aprovechan las condiciones de vida en otros lugares del planeta.

Hoy, ese mismo programador que cobra 1.000 euros al mes y vive en Argentina ya no se siente tan Gardel, su salario pesificado es cerca de un millón de pesos. Por ese motivo, a muchos de ellos les convino mudarse a lugares donde el costo de vida es más bajo que en nuestro país.

Cobrar en dólares en Argentina ya no es tan rentable como en otros tiempos.

El costo de vida en Europa subió, pero mucho menos que en Argentina. Y en paralelo ocurrió algo inesperado: Argentina, que históricamente fue sinónimo de bajos costos, empezó a encarecerse. Hoy, un programador en pesos no cobra poco: un sueldo junior puede arrancar en un millón de pesos, lo que equivale a cerca de unos 800 dólares al tipo de cambio oficial.  

Además, los costos en Europa no distan tanto de los de Argentina. Con alquileres más caros, pero costos de vida más bajos, la propuesta resulta interesante. La diferencia crece aún más si se la compara con países limítrofes.

Nicolás, por ejemplo, alquila una habitación en Barcelona por 750 euros y gasta otros 400 en el súper. Si quiere algo de privacidad y busca un piso entero, el alquiler no baja de 1.200 euros. Jorge, desde París, aporta lo suyo: nadie gana menos de 1.426 euros, pero vivir en la capital francesa implica 800 euros de alquiler, 300 en comida y casi 100 en servicios. Los costos por estos tiempos se parecen más a los de Argentina, cuando históricamente han sido mucho más elevados.

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Rogelio, que reside y estudia en Madrid, lo cuenta sin vueltas: trabaja remoto para Argentina, cobra en pesos y vive en euros. "No la paso mal", asegura. Gasta 1.150 euros en alquiler, unos 100 más en servicios, y con el resto cubre el súper y otros gastos. Pero la clave está en su conclusión: "Con el sueldo de allá, acá estoy bien".

Hernán, en cambio, es programador y vive en Mendoza. Tiempo atrás, él y algunos compañeros consiguieron que les dolarizaran sus salarios. En un momento, resultaba conveniente, pero ahora ya dejó de serlo.

Los programadores reclaman el encarecimiento del costo de vida con sueldos en dólares "congelados".

"Es que en pesos se renegocia, porque está la palabra inflación. A los que cobramos en dólares nos congelaron los salarios, se lavan las manos", reveló. En tanto que explicó que a un junior se le paga unos 800 dólares o un millón doscientos mil pesos (cerca de unos mil dólares). "Hoy, los nuevos piden cobrar en pesos", subrayó.

El cambio de paradigma es claro: mientras antes había que irse para ganar en dólares o euros y vivir barato en Argentina, ahora empieza a convenir lo contrario. Se puede vivir afuera -en ciudades más estables, con infraestructura y servicios de calidad- y trabajar para una empresa argentina que pague en pesos, y sin cepo pasarlos a dólares. Eso sí, hay que estar en un rubro que lo permita: tecnología, marketing digital, diseño, etc.

Este fenómeno se da en paralelo a un dato que preocupa al Banco Central: el tipo de cambio actual dispara el turismo emisivo y la "fuga de divisas". Entre enero y abril, salieron del país casi 6 millones de personas, un 68,4% más que en 2024, mientras que llegaron solo 2 millones de extranjeros. Además, las compras con tarjetas en el exterior y los pagos turísticos sumaron u$s863 millones en abril. Y la sangría continúa.

Miles de argentinos salieron del país hacia Europa o EEUU.

El asado brasileño, los electrodomésticos importados, las zapatillas compradas por internet: todo se hace más accesible si el dólar está barato. Pero detrás de ese acceso hay una economía tensionada, que pierde competitividad y reservas. El rojo en la cuenta de servicios fue de u$s1.161 millones solo en abril.

En este escenario, quienes pueden teletrabajar y mantenerse en moneda local encuentran una nueva oportunidad: vivir en el exterior y aprovechar un salario argentino alto en pesos. Es un fenómeno pequeño todavía, pero creciente, que refleja las nuevas lógicas del mundo globalizado y la volatilidad de nuestra economía.

Si hace unos años el éxito era cobrar en euros y gastar en pesos, hoy se ensaya una versión invertida de ese sueño. No hay recetas únicas. Pero sí hay un esbozo de lo que podría ser un nuevo paradigma.

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