El sector emplea a casi medio millón de personas y con trabajo registrado. También es el cuarto complejo exportador del país.
Economía del conocimiento: un motor para Argentina y Mendoza
Con números concretos, generación de empleo calificado y exportaciones millonarias, la economía del conocimiento se consolida como uno de los pilares más dinámicos de la economía argentina.
En términos simples, la economía del conocimiento es un conjunto de actividades económicas que tienen como insumo principal al talento humano. Desde el desarrollo de software, biotecnología e inteligencia artificial hasta la producción audiovisual, nanotecnología o ingeniería aplicada, el abanico es tan diverso como estratégico: no depende del clima ni del transporte físico de bienes y genera divisas a partir de ideas.
Según Argencon -la entidad que nuclea a las empresas del sector-, la economía del conocimiento ya es el cuarto complejo exportador del país, con 8.100 millones de dólares en ventas al exterior durante 2023 y más de 424.000 personas empleadas. Solo lo superan el agro, el sector automotor y el complejo petrolero-petroquímico.
Pero a diferencia de esos sectores tradicionales, este nuevo motor productivo genera empleo privado formal y exporta valor agregado sin mover un solo grano o barril.
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Talento, la ventaja comparativa
El éxito argentino en este campo no es casual. Una combinación de factores convierte al país en un jugador competitivo a nivel global: una oferta académica robusta, un huso horario compatible con los principales mercados, infraestructura digital moderna, dominio del inglés y, sobre todo, talento. Los recursos humanos argentinos son altamente valorados por su capacidad de resolución de problemas, adaptabilidad y creatividad.
Esto explica por qué Argentina es el país con mayor cantidad de unicornios tecnológicos per cápita en América Latina. Empresas como Mercado Libre, Globant, Ualá, Tiendanube, Auth0, Vercel, Aleph y Satellogic nacieron en suelo argentino y hoy compiten de igual a igual en los mercados internacionales.
El rol de las políticas públicas
El punto de inflexión llegó en 2004, con la sanción de la Ley de Promoción del Software. Antes de eso, el sector era pequeño y disperso. La ley ofreció incentivos fiscales y previsibilidad, y el efecto fue inmediato: de 20.000 empleos y exportaciones por menos de 100 millones de dólares, se pasó a 155.000 empleos directos y exportaciones por 8.000 millones. En 2019, la norma fue ampliada a otros sectores bajo el paraguas de la Ley de Economía del Conocimiento, extendiendo los beneficios a la biotecnología, los servicios profesionales, la producción audiovisual, la IA, la nanotecnología y más.
"El cambio fue de paradigma. Pasamos de exportar materias primas a exportar ideas, código y ciencia aplicada", resumió a Infobae Carlos Pallotti, uno de los impulsores de la ley.
Crecimiento federal y diverso
En Mendoza, la industria del videojuego exportó 110 millones de dólares en 2023. El sector "naranja" sigue creciendo y para 2024 se contabilizaban cerca de 3 mil empresas del rubro.
La tecnología médica (MedTech) aparece como otro motor emergente. Según un informe de McKinsey, la salud cardiovascular, la atención digital y la robótica médica serán los segmentos de mayor crecimiento en los próximos cinco años. No solo se trata de salvar vidas, sino de generar inversión, empleo e innovación.
El futuro del empleo
La reducción de los costos laborales será clave. La reciente flexibilización del cepo y la normalización cambiaria traen algo de oxígeno al sector. Poder pagar sueldos en dólares ayuda a retener talento y mejora la competitividad.
Según la Encuesta de Perspectivas 2025 de Argencon, el 62% de las empresas espera aumentar sus exportaciones este año y el 40% proyecta ampliar sus equipos. Pero todas coinciden en un punto: sin previsibilidad normativa, no hay inversión que aguante.
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