Argentina, con el temple de la experiencia y la picardía de la juventud

Lionel Messi, en su quinto Mundial, y Enzo Fernández, que lo juega por primera vez, fueron los artífices de devolverle la vida a Argentina en la Copa del Mundo Qatar 2022.

Argentina, con el temple de la experiencia y la picardía de la juventud

Por:Lucas Burgoa
Editor de Deportes

Desde afuera se sufrió. Más de la cuenta, seguramente. Es que la derrota ante Arabia Saudita significó un duro golpe para la Selección argentina, que así quedó obligada a ganarle a México. Y durante la primera parte, no encontró los caminos y prácticamente no generó ocasiones de gol, lo que aumentó aún más la tensión para encarar el segundo tiempo.

Desde adentro, quizás, también. Porque en la primera parte no se pudo vulnerar la defensa rival, y el tiempo se esfumaba y empezaban a sobrevolar los fantasmas de lo sucedido contra Arabia Saudita, pero también los de Corea-Japón 2002.

Pero si se sufrió, ese nerviosismo no se notó en el equipo, que esta vez se mostró con más templanza, sin perder la paciencia ni pecar de ansioso como le había pasado en la primera fecha, y la respuesta llegó desde Lionel Messi, primero, la voz de liderazgo y de la experiencia; y desde el banco de los suplentes después, con una reacción a tiempo de Lionel Scaloni y una inyección de juventud representada de la mejor manera por Enzo Fernández.

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Tantas veces se lo cuestionó por no aparecer en las difíciles, que en la primera difícil que tuvo Argentina en su quinto Mundial, fue el número 10 el encargado de abrir el camino, con un zapatazo desde afuera del área que se gritó como si hubiese sido una final.

El festejo de Messi y la locura de los hinchas.

Es que así entendió Argentina que había que jugar este partido, porque una derrota hubiese significado la eliminación, y esta victoria le permite volver a depender de sí misma e incluso le deja abierta la posibilidad de terminar primera del grupo.

Y luego, la mano de Lionel Scaloni y su cuerpo técnico, que acertaron con los cambios, para no perder el equilibrio, pero también para ponerle más pimienta al ataque y poder romper la barrera que impuso México.

Allí, el ingreso de Enzo Fernández terminó siendo clave. Como en el patio de su casa, como cuando la descosía en Florencio Varela o cuando le tocó en el Monumental, el volante del Benfica se mostró ordenado, sí, pero también atrevido, como si estuviese jugando su segundo o tercer Mundial, y es recién el primero.

Enzo Fernández cumplió un sueño y fue clave.

Desde sus pies llegó el segundo gol, su primero en una cita mundialista, con una definición que rememoró la de Claudio Paul Caniggia contra Nigeria, hace más de 28 años, en Estados Unidos 1994, y permitirle a todo el plantel, y a toda Argentina, desahogarse luego del angustioso inicio.

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Así, con la templanza de la experiencia, representada en el capitán Lionel Messi, y la picardía de la juventud, liderada por Enzo Fernández, Argentina encontró los caminos que se le habían bloqueado en el inicio del Mundial, y hay permiso para soñar.

¿Quedan cosas por mejorar? Seguro, sobre todo porque en el primer tiempo faltó algo de dinámica tanto en lo colectivo como en algunas individualidades, pero ahora se podrá construir desde la tranquilidad de saber que se recuperó la memoria, y que Argentina está más viva que nunca.

Que se vengan los polacos.

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