Un relevamiento entre los talleres argentinos mostró qué modelos generan más problemas y cuáles casi no pisan el taller. Estos son los que se ubicaron en lo más alto de este particular ranking.
¿Cuál es el peor auto para comprar? Los mecánicos dieron su veredicto
"¿Cuál es el peor auto que hay?". Con esa pregunta arranca el video publicado por la cuenta @distriexpresswarnes, que ya supera las 130 mil reproducciones. En la grabación, distintos mecánicos dan su veredicto sobre los autos que más dolores de cabeza provocan en los talleres.
Las respuestas fueron casi unánimes: Peugeot lideró el ranking de los menos recomendables, con modelos como 208, 308, 408, 2008 y 3008 mencionados por varios de los entrevistados. A la lista se sumó Citroën C4, y también los Ford Ka y Ecosport con motor de tres cilindros y correa bañada en aceite, señalados por su baja durabilidad.
"Se corta siempre, no dura nada y se tapa el chupador", resumió uno de los mecánicos consultados.
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El video encendió el debate entre usuarios y fanáticos. Muchos coincidieron en que los motores con correa húmeda acumulan quejas desde hace años, aunque otros remarcaron que no todos los diseños presentan los mismos problemas.
Los más recomendados
En paralelo, la misma cuenta difundió otro video con la pregunta inversa: "¿Cuál es el auto que los mecánicos recomiendan?". Esta vez, las menciones se repitieron en favor de Toyota, con el Corolla "a la cabeza de todos". También destacaron a Honda, especialmente los modelos CR-V, HR-V y Fit, elogiados por su confiabilidad: "No se rompen, no tienen ningún tipo de problemas", afirmaron los especialistas.
El Corolla que llegó a dos millones de kilómetros
La fama del Toyota Corolla como sinónimo de confiabilidad tiene ejemplos extremos. En una nota que publicó hace tiempo el sitio especializado Auto Test, se recordó el caso de un Corolla rural de 1993 en Nueva Zelanda que alcanzó dos millones de kilómetros sin abrir el motor.
El protagonista, un repartidor de diarios llamado Hebley, compró el auto en el año 2000 con apenas 80 mil kilómetros. Desde entonces recorrió un promedio de 5.000 km por semana, uniendo Wellington con Nueva Plymouth.
Durante más de dos décadas mantuvo al día los servicios cada dos semanas, cambiando aceite y filtros con precisión suiza. El resultado: el motor y la caja jamás se abrieron. Solo se reemplazaron la correa de distribución (unas 20 veces) y los rulemanes de rueda.
El resto del auto, según su dueño, seguía "como nuevo".
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