Descubrieron una "rareza arquitectónica" en la construcción de teatros romanos

Un nuevo estudio arqueológico revela cómo los romanos intentaron resolver con creatividad uno de los desafíos más complejos de su arquitectura teatral.

Descubrieron una "rareza arquitectónica" en la construcción de teatros romanos

Editó: Santiago Montiveros

En el corazón de lo que hoy es Suiza, el antiguo teatro de Augusta Raurica guarda el rastro de una solución estructural única en el mundo romano. 

Según una reciente investigación publicada en el Journal of Archaeological Science, los ingenieros de Roma implementaron un sistema poco habitual para contener la presión del terreno bajo las gradas de los teatros, utilizando contrafuertes semicirculares internos, una técnica que se apartaba de lo común y planteaba nuevas posibilidades -y nuevos problemas.

Contener la tierra bajo las gradas

A diferencia de los griegos, que aprovechaban las laderas naturales, los romanos solían construir sus teatros sobre plataformas de tierra artificiales, lo que generaba una exigencia técnica: frenar la presión que ejercía ese terreno hacia los costados. Sin una solución eficaz, los muros de contención podían colapsar.

Tres estrategias se utilizaron a lo largo del Imperio para enfrentar este problema. Una consistía en muros concéntricos que reforzaban la estructura desde el perímetro. Otra, más extendida, combinaba muros radiales y anulares para formar compartimentos que distribuían las cargas. La tercera, mucho más inusual, incorporaba contrafuertes semicirculares internos que actuaban como refuerzo vertical: una innovación que se aplicó, por ejemplo, en el teatro de Augst.

Augst vs. Avenches: una comparación decisiva

Para entender qué tan eficaz fue esta innovación, los investigadores Linda Dobosi y Dezs Hegyi compararon el teatro de Augusta Raurica (construido entre 170 y 180 d.C.) con su par en Aventicum (actual Avenches), edificado casi un siglo antes con técnicas más tradicionales.

Ambos edificios compartían dimensiones, estilo y ubicación geográfica. Pero sus diferencias estructurales permitieron una simulación comparativa, utilizando el método de elementos finitos (FEM), que reveló cómo respondía cada diseño ante cargas reales.

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Menos material, más riesgo

El sistema de Augst, basado en contrafuertes semicirculares, necesitaba un 21% menos de material, una ventaja evidente en términos de costos. Sin embargo, esa economía tenía un precio: mayor propensión a la deformación y una menor estabilidad general.

Según el informe publicado en la revista Muy Interesante, el análisis mostró que el muro interno de Augst no podía resistir por sí solo la presión del terreno, y dependía completamente de los contrafuertes para mantenerse en pie. Aunque estos añadían resistencia, también generaban tensiones elevadas en la base, que podían provocar hundimientos irregulares en el tiempo.

Teatro de Augusta Raurica. Fuente: Traroth/Wikimedia.

En contraste, el diseño tradicional de Avenches ofrecía una distribución más eficiente de la carga, gracias a lo que los expertos llaman el "efecto silo", que permite que la presión se canalice de manera vertical y se reduzca lateralmente.

Una solución que no se extendió

La técnica innovadora de Augst no se generalizó en el mundo romano. De los teatros excavados, solo diez presentan rastros de este sistema, concentrados en regiones del norte de Italia y la Galia. De todos ellos, Augusta Raurica es el único teatro excavado por completo, lo que convierte al sitio en un ejemplo de valor excepcional.

Ingenieros romanos: empíricos y adaptables

Más allá de los resultados técnicos, el estudio resalta la capacidad de los ingenieros romanos para ajustar sus diseños a las condiciones locales. Lejos de aplicar soluciones estandarizadas, probaban métodos nuevos cuando las circunstancias -materiales disponibles, geografía, o conocimientos técnicos- lo exigían.

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En ese sentido, el teatro de Augst representa una apuesta osada por mejorar la eficiencia constructiva. Pero también demuestra que la innovación no siempre gana: las limitaciones estructurales y la falta de estabilidad hicieron que esta técnica quedara como una curiosidad dentro del gran catálogo de la arquitectura romana.

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