Revelaron las razones de la muerte de la elefanta Kenya

Según la necropsia, el último ejemplar que quedaba en Argentina sufrió graves enfermedades crónicas y un severo compromiso pulmonar, resultado de más de 4 décadas de cautiverio en el ex zoológico de Mendoza.

Revelaron las razones de la muerte de la elefanta Kenya

Por: Franco Cerroni

Durante las primeras horas de este martes se conoció la muerte de Kenya, la última elefanta que quedaba en Argentina y que había sido trasladada a un santuario en Brasil a mediados de este año. El deceso ocurrió luego de que el animal presentara una alteración en su respiración, situación que mantenía en alerta al equipo veterinario debido a su edad y a los antecedentes de salud vinculados a décadas de cautiverio.

Kenya murió rodeada de sus cuidadores, quienes la asistieron de manera permanente durante la noche previa. La elefanta había vivido durante más de cuatro décadas en el antiguo zoológico de Mendoza (hoy Ecoparque) y se encontraba bajo seguimiento médico desde su llegada al Santuario de Elefantes Brasil (SEB), en el estado de Mato Grosso.

Las causas de la muerte

La necropsia realizada al cuerpo del animal reveló que Kenya padecía una "osteomielitis severa, con la ausencia del último dígito en la mayoría de los dedos de sus patas y del segundo dígito del dedo externo en las patas delanteras". Además, se detectaron múltiples lesiones y patologías de larga evolución.

Desde Proyecto Ele, organización que acompañó el proceso de traslado y adaptación, detallaron que "el codo que le causaba molestias presentaba una degradación articular crónica, con líquido sinovial anormal que será analizado". También se hallaron "nódulos, úlceras, un quiste de gran tamaño y otros problemas que comprometían distintos órganos de la cavidad abdominal".

Sin embargo, el patólogo que examinó el cuerpo indicó que el cuadro "más significativo se encontraba en los pulmones", donde era "altamente probable" la presencia de tuberculosis. El diagnóstico fue respaldado por registros fotográficos compartidos con veterinarios especializados en grandes animales.

Según informaron, la enfermedad pulmonar "estaba muy avanzada", con infiltrados granulares en ambos pulmones y colapso alveolar. Los especialistas remarcaron que todos los hallazgos correspondían a "problemas crónicos", previos a la llegada de Kenya a Brasil.

La necropsia confirmó que Kenya murió por graves enfermedades crónicas y un severo daño pulmonar.

Cómo fueron sus últimos días

Durante los últimos días, el personal del santuario detectó una alteración respiratoria que motivó la implementación de cuidados intensivos. El equipo veterinario administró antibióticos y terapias específicas para aliviar el dolor articular, consecuencia de sus antecedentes físicos.

Desde el SEB señalaron que Kenya aceptaba los tratamientos e incluso inclinaba sus patas para facilitar la atención, un comportamiento poco habitual que permitió ajustar las terapias en tiempo real.

El cuadro clínico incluía problemas de movilidad, cansancio extremo y una marcada disminución del apetito. Además, la elefanta evitaba acostarse, una conducta frecuente en elefantes que, por dolor o debilidad, temen no poder reincorporarse.

El lunes previo a su muerte, los profesionales reforzaron el tratamiento con antibióticos de amplio espectro y sumaron terapias complementarias como nebulizaciones por los problemas respiratorios y terapia láser en las patas.

En las horas finales, el santuario informó que, tras varios días sin hacerlo, Kenya finalmente se acostó durante la noche. Al amanecer, su respiración se agravó y, según relataron sus cuidadores, emitió una "suave trompeta" antes de fallecer en silencio.

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La elefanta vivió más de 40 años en el antiguo zoológico de Mendoza antes de ser trasladada a Brasil. 

Una vida marcada por el cautiverio

Kenya tenía 44 años y vivía en Mendoza desde 1985, cuando llegó al país tras un intercambio con el Tierpark Hagenbeck de Alemania, siendo apenas una cría de cuatro años. Permaneció más de cuatro décadas en cautiverio, una condición que, según los especialistas, dejó secuelas físicas irreversibles.

El traslado al santuario brasileño se concretó en julio pasado, luego de un proceso que comenzó en 2017 e incluyó entrenamientos específicos y una compleja logística. El viaje demandó cinco días y más de 3.600 kilómetros.

Al llegar al santuario, un predio de 1.500 hectáreas, fue sometida a controles veterinarios intensivos para evaluar las consecuencias de su vida en recintos cerrados.

El reencuentro con Pupy

En el santuario, Kenya tuvo la oportunidad de reencontrarse con Pupy, otra elefanta proveniente del Ecoparque de la Ciudad de Buenos Aires, que había llegado en abril y falleció en octubre pasado.

Durante los días previos al primer acercamiento, los cuidadores observaron señales de interés y reconocimiento entre ambas, con miradas prolongadas y movimientos cautelosos. El contacto se dio a través de una cerca, respetando el ritmo de cada una y priorizando la seguridad.

La muerte de Kenya marca el final de una etapa en Argentina, donde ya no quedan elefantes en cautiverio, y vuelve a poner en agenda el debate sobre el impacto del encierro prolongado en animales silvestres.

Durante su estadía en el santuario, Kenya se reeconcontró Pupy, otra elefanta proveniente del Ecoparque de Buenos Aires.

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