Mario Biaiñ y Verónica Caballero, especialistas en Reiki y docentes del curso de formación de esta disciplina en la Universidad Juan Agustín Maza, introducen la temática para comprender de que manera esta práctica se ha consolidado como una de las terapias más buscadas en la actualidad.
El Reiki es una disciplina de origen japonés que cada vez suma más adeptos alrededor del planeta. Reconocida por la Organización Mundial de la Salud como una terapia complementaria (y no alternativa) a la medicina tradicional, propone un abordaje diferente
del bienestar: en lugar de centrarse únicamente en los síntomas, busca armonizar la energía del cuerpo y estimular sus capacidades de autosanación.
Creado a principios del siglo XX por el monje Mikao Usui, el Reiki se basa en la imposición de manos del terapeuta con el propósito de proyectar energía y equilibrar el sistema energético de la persona. Su premisa es simple: detrás de la enfermedad existe una distorsión energética que puede restablecerse, logrando que el propio organismo recupere su equilibrio físico, mental y emocional.
Bienestar y beneficios
Quienes participan de una sesión de Reiki describen efectos inmediatos como calma, serenidad y disminución del estrés. También se reportan mejoras en casos de insomnio, ansiedad y dolores crónicos, así como una mayor capacidad de concentración, creatividad y conexión con el presente.
Las personas que brindan esta terapia, conocidos como reikistas, experimentan estos beneficios de manera más profunda y sostenida, ya que el contacto habitual con esta disciplina fortalece el autocontrol, la estabilidad emocional y la capacidad de transmitir bienestar en su entorno.
"El reikista es una persona que generalmente puede mantenerse en control de sí misma, en su eje; alguien en sus cabales, centrado, capaz de manejar los impulsos naturales de las emociones y de transmitir, a través de su presencia, calma y bienestar a quienes se acercan", sostiene el especialista.
Una práctica para todos
Uno de los atractivos del Reiki es su accesibilidad: no requiere conocimientos previos ni condiciones particulares para comenzar a aprenderlo. Se lo considera un sistema integral en sí mismo, que combina técnicas energéticas y meditativas orientadas al autoconocimiento, al manejo de emociones y a una vida cotidiana más equilibrada.
El auge del Reiki en la actualidad
En un contexto marcado por el estrés, la falta de descanso y vínculos cada vez más demandantes, el Reiki ofrece una alternativa que pone el foco en la visión holística del ser humano. Esa mirada integral, que contempla cuerpo, mente y emociones como una unidad inseparable, explica en gran parte el crecimiento sostenido de esta práctica en los últimos años.
Además, diversos estudios científicos comenzaron a indagar en sus efectos, con resultados que evidencian una recuperación más rápida y una mejor calidad de vida en pacientes que complementan sus tratamientos médicos con sesiones de Reiki.
Siguiendo en la línea del aval de la práctica, la profesional Verónica Caballero afirma: "El Reiki cuenta con respaldo de numerosos médicos y pacientes, incluyendo embarazadas durante el parto, personas en tratamientos oncológicos y quienes padecen ataques de pánico o trastornos de ansiedad crónicos. No solo lo recomiendan algunos médicos y psiquiatras para complementar tratamientos convencionales, sino que también lo avala el testimonio de muchos pacientes".
Reiki en la Universidad Maza
Con el objetivo de brindar formación seria y respaldada, la Universidad Juan Agustín Maza incorpora al Reiki dentro de su oferta académica a través de un curso. De esta manera, se busca devolverle a la disciplina su identidad y rigor, garantizando un espacio de aprendizaje que combina tradición, investigación y aval institucional.
"Como formadores, nuestro objetivo es devolverle al Reiki su esencia y práctica auténtica, y qué mejor que hacerlo con el aval de una institución. Este reconocimiento abre nuevos caminos y puede ayudar a sacar al Reiki del tabú en el que aún se encuentra", finalizan los especialistas.
Este paso significa un reconocimiento académico a una práctica que, lejos de ser una moda, se consolida como una herramienta cada vez más valorada para el cuidado de la salud y el bienestar integral.



