Leandro Azzolín almacena alimentos para seis meses y semillas para autoabastecimiento.
Así es el increíble refugio del argentino que se prepara para un apocalipsis
Leandro Azzolín, un argentino que integra el grupo Prepper (son los preparacionistas), organizó su vida en función de estar preparado ante cualquier posible apocalipsis o crisis extrema. En su casa, almacena alimentos para seis meses, semillas para autoabastecimiento y una mochila de emergencia que contiene comida, pastillas potabilizadoras, un botiquín, una lona y una linterna, entre otros elementos esenciales.
Su interés por este estilo de vida comenzó en 2006, cuando un profesor universitario mencionó las profecías mayas. Ese comentario lo llevó a reflexionar sobre la posibilidad de que el fin del mundo no fuera solo una metáfora, lo que lo motivó a armar su primera mochila de emergencia. Con el tiempo, fundó el primer grupo prepper de América Latina en Facebook, donde miles de personas comparten consejos y estrategias de supervivencia.
Azzolín explicó que en su hogar todos los integrantes de la familia tienen un rol asignado en caso de emergencia. Realizan simulacros, revisan rutas de evacuación y cuentan con mochilas personalizadas según las necesidades de cada miembro, incluyendo versiones más livianas para los niños con mantas, juguetes y caramelos.
Durante la pandemia de 2020, Azzolín y su familia pusieron a prueba sus preparativos. Mientras muchos hacían filas en supermercados, ellos ya tenían barbijos, alcohol en gel y provisiones suficientes. Según relató, iniciaron su aislamiento antes de que se decretara la cuarentena oficial.
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Además de su hogar, Azzolín diseñó un plan de contingencia que incluye una vivienda alternativa y un refugio secreto donde podrían sobrevivir junto a un grupo de 150 personas. No reveló su ubicación, ya que considera la discreción una parte clave de la estrategia.
El movimiento prepper en Argentina creció en los últimos años. Azzolín estima que unas 25.000 personas ya se identifican con esta filosofía de vida. Algunos se limitan a preparar mochilas básicas, mientras que otros construyen refugios y dominan técnicas avanzadas de supervivencia.
Azzolín dicta talleres y cursos para compartir sus conocimientos. Según explicó, su objetivo no es vivir con miedo, sino reducir la dependencia de la tecnología y aprender habilidades prácticas, como encender fuego o conservar alimentos. Para él, estar preparado no es un acto de paranoia, sino una forma de enfrentar el futuro con confianza.



