El edificio emblemático del centro mendocino inició la cuenta regresiva hacia los 100 años con un acto que reunió a autoridades, vecinos y artistas. Inaugurado en 1926 por Miguel Escorihuela Gascón, marcó un hito en la arquitectura y la vida urbana de la ciudad.
El Pasaje San Martín cumple 99 años y se prepara para su centenario
El Pasaje San Martín, uno de los espacios más emblemáticos del centro mendocino, cumplió 99 años y comenzó oficialmente la cuenta regresiva hacia su centenario.
Con una celebración que combinó historia, arte y emoción, la Ciudad de Mendoza, la Universidad de Mendoza y la administración del edificio dieron inicio a un ciclo de actividades que culminará en noviembre de 2026, cuando se cumplan los 100 años de su inauguración.
El acto tuvo lugar en la propia galería, ubicada con salidas sobre la calle San Martín, 9 de Julio y la Peatonal Sarmiento, y reunió a funcionarios, vecinos, turistas y comerciantes. Estuvieron presentes el intendente Ulpiano Suarez, la senadora nacional Mariana Juri, la secretaria de Desarrollo Económico y Turismo, Yamila Meljim, y las autoridades del edificio, Paola Arcaná y Leonardo Aguilera, junto a representantes de la Universidad de Mendoza.
Un edificio que marcó una época
El 11 de noviembre de 1926, el empresario y bodeguero Miguel Escorihuela Gascón inauguraba el Pasaje San Martín, con la idea de integrar el arte, el comercio y la vida cotidiana en un mismo espacio. Concebido como un edificio moderno para su tiempo, fue el primero en altura de Mendoza, con estructura de hormigón sismo resistente y ascensores originales que aún se conservan.
Su diseño, inspirado en las galerías europeas, combinó locales comerciales, oficinas y viviendas, convirtiéndose en símbolo de modernidad y progreso para una ciudad en pleno crecimiento.
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"Hoy empezamos a transitar un camino muy hermoso para llegar al 11 de noviembre de 2026 y celebrar 100 años del Pasaje San Martín, un edificio que refleja la historia de Mendoza y de los sueños de principios del siglo XX", expresó el intendente Ulpiano Suarez, quien destacó la figura visionaria de Escorihuela Gascón y anunció la puesta en valor del edificio junto a la Universidad de Mendoza.
Un ícono que vuelve a brillar
Durante su discurso, Suarez adelantó que se trabaja en un proyecto integral de restauración y mejora, que incluye la renovación de marquesinas, carteles e intervenciones edilicias con la participación de arquitectos y profesionales especializados. "Queremos llegar al centenario con un Pasaje San Martín renovado, pero sin perder su esencia. Este edificio es una imagen de Mendoza en el mundo", afirmó.
Por su parte, la administradora Paola Arcaná subrayó el valor simbólico del espacio: "Estamos en un momento en el que no siempre se le da importancia al valor histórico y arquitectónico que tiene el Pasaje San Martín. Más allá de su ubicación estratégica, representa parte de la conciencia colectiva de todos los mendocinos", señaló.
Arcaná adelantó que se busca también "devolverle vitalidad comercial" al edificio, atrayendo nuevamente al público hacia el centro mendocino. "Queremos que la gente vuelva al kilómetro cero, que el pasaje recupere su rol como punto de encuentro urbano", agregó.
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Arte, historia y celebración
El evento por los 99 años contó con una destacada presentación del Ballet Municipal, acompañado por el pianista Mario Galván y el cantante Diego Flores. Los bailarines Sol Albert y Gonzalo Juárez emocionaron al público con una interpretación de tango que evocó la época dorada del edificio.
También tomaron la palabra Leonardo Aguilera, encargado del edificio desde hace tres décadas, y los docentes Vicente Druetta y Graciela Moretti, de la Universidad de Mendoza, quienes resaltaron el valor arquitectónico del Pasaje y presentaron la nueva identidad visual del centenario.
El encuentro cerró con un brindis ofrecido por la chef Carla Catraccia y los vinos y espumantes de Bodega Reginato, en un clima de celebración y orgullo compartido.
Con esta conmemoración, el Pasaje San Martín comienza a prepararse para su primer siglo de vida, reafirmando su lugar como ícono de la identidad mendocina. Entre el bullicio de sus locales y el eco de sus pisos antiguos, sigue latiendo el espíritu de una Mendoza que supo mirar al futuro sin olvidar su historia.
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