Fue detenida, imputada y se quedó sin trabajo a partir de una travesura de su nieta menor de edad que intentó subir un video a YouTube, que Google interpretó como abuso sexual infantil. Su testimonio, el dolor por el daño a su imagen y su incertidumbre laboral.
"Una pesadilla": habló la docente injustamente detenida por abuso infantil
Imaginar la situación es angustiante. Estar en tu lugar de trabajo y que te lleve la policía, por uno de los delitos más aberrantes que puede existir como el abuso sexual infantil, sin recibir explicaciones, es la sinopsis de una pesadilla. Es lo que le tocó atravesar a una vicedirectora de un colegio de Tupungato a partir de una travesura de su nieta. La Fiscalía ya pidió su sobreseimiento y ahora intenta recomponer su vida.
La acusada (pidió reservar su identidad) contó al Post: "Después de haber pasado tantas cosas tan feas, todavía estoy triste, no puedo evitarlo. Viví una pesadilla, una verdadera película de terror", comenzó relatando la docente.
La investigación determinó que la nieta de la mujer intentó subir un video a YouTube, imitando un contenido que había visto en las redes de otras chicas más grandes del colegio, con un teléfono en desuso que su abuela guardaba en un mueble y que aún tenía vinculada su cuenta de Google. La niña usó este dispositivo porque en el suyo, sus padres tenían activado el control parental.
El episodio comenzó el 7 de agosto, cuando policías retiraron a la docente de la escuela donde trabajaba: "Una persona sin uniforme y otro uniformado me retiraron del establecimiento, me subieron a una patrulla donde había más agentes policiales. Yo soy hipertensa, empecé a sentirme mal y les avisé, porque nadie me decía qué estaba pasando. Me atendió un médico de mala manera, me dijo que era estrés y que ya se me iba a pasar". Mientras esto ocurría, su casa y las de dos de sus hijos estaban siendo allanadas.
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En la comisaría le informaron, horas después, el motivo de su detención: "Organismos internacionales me denunciaron por haber difundido imágenes de contenido sexual de menores de edad. A lo que yo, muy angustiada, respondí que estaba segura de ser inocente. En algún lugarcito de mi ser entendí, me quedé tranquila, porque dije 'esto es un error, esto no puede ser'. Estaba segura que no había hecho lo que me estaban acusando".
Esa misma tarde, la vicedirectora fue trasladada a Tunuyán para que le practicaran estudios y recién a las 20 horas recuperó su libertad: "El ayudante del fiscal me informó que mi libertad iba a ser restablecida bajo una fianza de 500 mil pesos", precisó luego de la gestión que hizo su abogado, Juan Franco Ferraris.
La docente recordó que le notificaron la imputación y le advirtieron que no podía acercarse a la presunta víctima, pero nunca le precisaron quién era: "Me angustiaba muchísimo porque yo no sabía quién era. Pregunté y me dijeron que no me podían decir. Yo necesitaba saber, tengo vecinos, nietas, alumnos. Era imposible no acercarme a un niño sin saber quién era mi supuesta víctima".
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La incertidumbre se trasladó también a su ámbito laboral: "Me presenté a trabajar en mi escuela, allí me estaban esperando personal de DAE (Dirección de Acompañamiento Escolar) y supervisoras que me dijeron que no podía estar ahí porque había niños. Me trasladaron preventivamente a otras dependencias, pero también me alejaron por el mismo motivo".
El sostén más fuerte vino de su círculo íntimo: "Mi familia ha sido y sigue siendo mi red de apoyo. Hemos estado siempre unidos, siempre preocupados por la situación de la nena. Hace un mes que no la veo, sé que está muy triste, angustiada y necesito abrazarla. Estoy esperando ese reencuentro, porque sinceramente también es muy fuerte para mí no poder verla".
Conmovida, explicó que la situación se originó por una picardía de la menor: "Ella lo único que hizo fue reproducir una conducta que había visto en niñas más grandes, y usó un teléfono viejo que estaba en un cajón en mi casa. Cuando lo quiso borrar, lo subió. Por más atenta que esté la familia, hay cosas que exceden".
Más allá de entender la gravedad de las acusaciones, la mujer cuestionó el modo en que fue tratada: "¿Por qué hacer este daño? Irme a buscar a la escuela, sacarme de mi lugar de trabajo de esta manera, me parece innecesario". Y agregó: "Nunca me informaron qué había pasado, no tenía reloj, no tenía nada dentro de la celda. Me quedé tranquila porque dije 'esto es un error, esto no puede ser'".
La situación laboral y el futuro
La docente fue separada de sus funciones y le suspendieron sus haberes el 13 de agosto: "Estoy sin sueldo. Me queda muy poquito para jubilarme, en dos años podría hacerlo, pero perdí mi cargo de vicedirectora. Si la DGE me permite volver a estar activa en el sistema, podría llegar a rendir el concurso, pero todo depende de la celeridad con que actúen".
Consciente del daño en su imagen, intenta sostenerse en la fe y en el apoyo recibido: "Soy creyente, creo en Dios y sé que él me va a sostener. Voy a poder rearmarme en algún momento, no va a ser fácil, pero tengo una red de apoyo impresionante".
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