Homo Argentum: un zapping de personalidades sin conflicto ni desenlace

La película de Guillermo Francella es lo más visto en las salas de cine desde su estreno el 14 de agosto. Una apuesta atípica, concebida desde la lógica fragmentada de los reels y TikTok que intenta captar el ADN argentino y en su ambición termina haciendo agua.

Homo Argentum: un zapping de personalidades sin conflicto ni desenlace

Por:Florencia Silva
Secretaria de redacción

La idea artística general de Homo Argentum está compuesta de pequeñas "colaboraciones" de otros films. La idea de un personaje antropocentrista con múltiples personalidades es  una idea que ya había desarrollado M. Night Shyamalan en Split, la segunda entrega de la  Trilogía Eastrail, aunque claro el desafío era mayúsculo porque el film tiene una espesa trama en la que el actor James McAvoy despliega maestría actoral. Después hay guiños locales. El primer corto entusiasma. El sujeto de clase acomodada que diserta sobre la meritocracia y la superioridad moral blanca desencadena una tragedia, con ese recurso de impostar la calma, cobijar tanto al espectador que el mazazo del giro en la trama te corta el cuerpo, al mejor estilo Relatos Salvajes.

El resto de las breves historias que componen la película no buscan el ADN argentino, sino busca reforzar una sola mirada sobre el ser nacional: aquella que sostiene que los argentinos somos garcas, machistas, misóginos, interesados, forros, cagones. Lo que no aparece en ningún momento es el filo político subrayado. Quien sea libertario se sentirá identificado. Quién sea peronista encontrará también su espejo. En ese aspecto la película es tibia, tribunera y predecible. Es como un chiste de "entra un árabe, un judío y un español a un bar": no te va a sorprender. El resto es mucho relleno, con cortos que no tienen ningún sentido lógico ni divertido, ni gracioso, como el efímero personaje del Presidente de la Nación o el relator que muere de un infarto. Eso sí, ver esta película es como estar en la playa asediado de vendedores ambulantes. Las marcas desfilan con vulgaridad.

Francella en el personaje del padre viudo que se enamora.

También hay lugar para sensiblerías. Los padres y el nido vacío, la fantasía del hombre gris al que la vida sorprende con un safari sexual que nunca hubiese imaginado. Pero acaso, ¿esos son los grandes dilemas argentinos o del ser humano promedio? 

Ver: Homo Argentum: un golazo inicial que se diluye entre chivos y exceso de historias

El cierre sí te deja pensando. El personaje que va a buscar a sus antepasados al pueblo de su abuelo en Italia, con una vida resuelta y un buen pasar económico. Allí es sorprendido al encontrar en sus parientes una runfla que lo quiere desvalijar. La sensación que da este final es la de haber escuchado un largo soliloquio del ser nacional que remata no haciéndose cargo y culpando de las miserias a los inmigrantes. Un giro coherente con el homo argentum de Francella y Cohn y Duprat.

El afiche de promoción.

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