"Guardiana del Vino Eterno": un relato de viñas y el trabajo mendocino

 "Guardiana del Vino Eterno" empezó puntual. A las 22, la fiesta más importante de Mendoza, empezó a desandar el escenario del Frank Romero Day para contarles a los visitantes acerca de la epopeya de transformar el desierto en un oasis productivo y la gesta del agua y la vid como sustento.

Este fue el leitmotiv de este Acto Central con guión de Paula Carolina Rafaela Barbuzza y la dirección general de Franco Emmanuel Agüero. La voz de una guardiana de Vendimia, como una presencia ancestral que trae la impronta de los pueblos originarios y del trabajo mancomunado de un pueblo que se reinventa ante la adversidad marca la estructura narrativa de la propuesta. La puesta en escena tiene como eje la recreación del trabajo en la viña y en la bodega, con guiño y homenaje a las reinas nacionales y también a las mujeres que trabajan la tierra, en reconocimiento por celebrarse hoy el Día Internacional de la Mujer.

"Guardiana, cómo sabes que ha llegado mi momento?" pregunta la voz que le da vida al vino a esa presencia matriz que vigila el paso a paso de la madurez de la vid, desde que es cosechada para pasar a las barricas hasta convertirse en el vino que corona con la cosecha un año de trabajo. Toda la trama recorre el proceso productivo, en cada cuadro se rinde tributo a cada uno de los momentos que transita la uva hasta llegar a las copas.

Un capítulo aparte fue dedicado a los inmigrantes que arribaron a estas tierras buscando una oportunidad y aportaron conocimiento y herramientas que enriquecieron la labor y el desarrollo de la industria.

Un punto a destacar es que hubo lugar para géneros y ritmos musicales que no suelen ser habituales, tales como el jazz, potenciado por el pulso que transmite la música en vivo. En uno de los cuadros que resaltó el disfrute y la experiencia de compartir un vino, la performance de "hombres tomando vino" tuvo el swing que descontracturó la línea argumental. 

Ver: Video: perlitas del Acto Central: los bombos del Este y ¿Milei en Tunuyán?

Síntesis

La esencia de una bodega despierta al oír a la tierra alumbrar nuevos retoños de vides. Entonces reviven con ella su misión de resguardo y su pacto con la tierra: preparar el vino que llevará al pueblo de Mendoza a la eternidad.

El viaje se construye de momentos que se enlazan entre el pasado, el presente y la esperanza del futuro, recorriendo íconos y figuras de la identidad mendocina y vitivinícola desde la perspectiva de la bodega.

La historia nace en la relación que existe entre la bodega, el vino y el trabajo mendocino. Busca dar vida y resaltar el vínculo que se sucede entre estos elementos estandartes de la cultura mendocina.