Las tres disciplinas del estoicismo: la guía práctica para vivir en paz

¿Sentís que todo te abruma y que reaccionás sin pensar? El estoicismo tiene una respuesta simple: entrenar tu mente en tres disciplinas que te ayudan a ver claro, actuar mejor y aceptar lo que no podés cambiar. Acá te contamos cómo empezar.

Las tres disciplinas del estoicismo: la guía práctica para vivir en paz

Por: Mendoza Post

 Cuando hablamos de estoicismo, muchos piensan en frialdad o en aguantar todo en silencio. Pero en realidad, ser estoico no tiene nada que ver con suprimir emociones, sino con vivir mejor, más liviano y con más sentido.

Para lograrlo, los grandes maestros de esta filosofía -como Epicteto, Marco Aurelio y Séneca- enseñaron tres caminos simples, pero poderosos:
la disciplina de la percepción, la disciplina de la acción y la disciplina de la voluntad.

Tres herramientas que hoy, más que nunca, pueden ayudarte a encontrar tranquilidad en medio del caos.

 1. La disciplina de la percepción: cómo ves el mundo 

No sufrimos por lo que pasa. Sufrimos por cómo interpretamos lo que pasa.

La disciplina de la percepción es aprender a mirar la realidad con claridad, sin agregarle miedo, enojo o dramatismo innecesario. Como enseñaba Marco Aurelio:

"Controla tus percepciones. Dirige tus acciones adecuadamente. Acepta con voluntad lo que no podés cambiar."

Ejemplo práctico:

Te critican o corrigen en el trabajo. ¿Es un ataque personal o una oportunidad para mejorar?

Se te rompe el auto. ¿Es una tragedia o un imprevisto más de la vida?

No podés cambiar los hechos, pero sí podés cambiar cómo los ves.

Marco Aurelio, emperador romano desde el año 161 hasta el 180

 2. La disciplina de la acción: cómo actuás 

No alcanza con pensar bien. Hay que actuar bien.

La disciplina de la acción es preguntarte en todo momento:

¿Estoy haciendo lo correcto?

¿Mis actos son justos, valientes, sabios?

Para los estoicos, la ética no era un discurso. Era una práctica diaria.

"Que todo trabajo se refiera a algo y tenga un propósito", decía Séneca,  no se trataba de hacer mucho, sino de hacer lo que vale la pena.

Ejemplo práctico:

En vez de quejarte de un problema, hacé una acción pequeña para solucionarlo.

En vez de hablar mal de alguien, elegí callar o hablar con respeto.

 3. La disciplina de la voluntad: aceptar lo que no depende de vos 

Hay cosas que podés controlar. Y hay cosas que no.

La disciplina de la voluntad es la fuerza interior para aceptar con serenidad lo que no podés cambiar:

La enfermedad. La muerte. Las decisiones de otras personas. La suerte.

Epicteto lo resumió con brutal claridad:

"De nosotros dependen el albedrío y todas las acciones del albedrío; no dependen de nosotros el cuerpo, las propiedades, los padres, los hijos, la patria."

Ejemplo práctico:

No podés evitar que llueva el día de tu casamiento. Pero sí podés bailar bajo la lluvia.

 Vivir mejor es más simple de lo que parece 

Los estoicos no prometían una vida perfecta. Prometían algo mejor:
una vida fuerte, tranquila, consciente.

Hoy, en este mundo hiperconectado y ansioso, volver a las tres disciplinas es casi un acto revolucionario:

Mirar las cosas como son. Hacer lo correcto. Aceptar lo inevitable.

¿Te animás a probarlo?

Ver más: Para vos que te enojás fácil: usá el estoicismo para superarlo

*Fuentes: Libro "Diario para estoicos"  de Ryan Holiday y Stephen Hanselman y el libro  "La sabiduría de los estoicos", recopilación de varios autores. 

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