Demandó a un "telo" por ruidos molestos: "Era imposible vivir"

Un hombre presentó su reclamo ante la Justicia y logró obtener una indemnización de casi 24.000 dólares. Para ello, tuvo que demostrar el daño físico y psicológico que sufrió a causa del insomnio y el estrés provocados por hotel alojamiento.

Demandó a un "telo" por ruidos molestos: "Era imposible vivir"

Editó: Deborah Puebla

Jorge Ruiz, un vecino de La Plata, rememora con alivio y cierto escalofrío el proceso judicial que lo llevó a ganar un juicio por daños y perjuicios contra el Hotel Uno, un hotel alojamiento que había convertido su vida en un verdadero infierno sonoro, según revela Infobae. 

A sus 65 años, este empleado administrativo reflexiona sobre los años de convivencia con ruidos molestos que, según él, hacían "imposible vivir" en su hogar.

Jorge Ruiz obtuvo una indemnización de casi 24.000 dólares.

"Muchos me decían que por qué no me mudaba a un lugar más tranquilo, pero no quería resignarme. Tenía mi espacio cómodo y, aunque no fue fácil, valió la pena", declara Jorge, quien finalmente se mudó dentro de la misma propiedad horizontal, pero esta vez, su casa da a la calle y no al lavadero del hotel.

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El conflicto se remontó a hace cinco años, cuando la Justicia le dio la razón tras una larga batalla legal que incluyó una indemnización de alrededor de 700.000 pesos (casi 24.000 dólares blue). La sentencia fue emitida en 2018, pero el verdadero alivio llegó con el traslado del lavadero del hotel, una fuente constante de ruido que había invadido su vida durante casi una década.

El relato de Jorge es impactante. Describe cómo el lavadero, ubicado justo al lado de su hogar, operaba sin descanso, con lavarropas y centrifugadores que nunca cesaban. "Era un infierno. No se podía vivir con ese ruido sonando todo el día y toda la noche", recuerda. 

El patio de la casa de Jorge Ruiz, una especie de basural producto del hotel alojamiento.

Durante el juicio, que se extendió por dos años, Jorge y otros testigos expusieron las dificultades que enfrentaron. "Fue muy intenso; revivir todo eso fue difícil. Declaró una amiga que vivió conmigo ese tormento. No había quien pudiera atestiguar mejor que alguien cercano", explica.

Además de los ruidos, la demanda incluyó otros daños. "Mi patio estaba lleno de lo que se volaba o tiraban. Desde fundas de almohada hasta latas de Speed", enumera Jorge, reflejando la degradación de su entorno.

Problemas de insomnio

La lucha no solo fue legal, sino también emocional y psicológica. Jorge sufrió problemas de insomnio y complicaciones gástricas derivadas de su situación. Su abogado, Ezequiel Grasso, destaca que fue un desafío probar el daño psicológico ante la Justicia, pero un ingeniero con un decibelímetro pudo demostrar la intensidad de los ruidos, lo que resultó crucial para el veredicto.

Hoy, Jorge vive con una tranquilidad renovada, alejado de los ruidos que lo atormentaron durante tanto tiempo. "Ahora puedo vivir tranquilo, es una tranquilidad enorme", concluye, dejando entrever que su lucha no solo fue por él, sino por todos aquellos que sufren en silencio. 

Fuente: Infobae

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