Según un informe de Argentinos por la Educación, más de la mitad de los alumnos mendocinos cuentan en la escuela los problemas de casa. Los niños encuentran en la escuela y los docentes un refugio.
Mejor hablar de ciertas cosas: el papel del aula en la detección de violencia
Un informe elaborado por la Fundación Abrazar y el Observatorio de Argentinos por la Educación puso el foco en el papel fundamental de las escuelas como espacio de contención, prevención y detección de situaciones de maltrato en los hogares.
El trabajo, titulado "Situaciones de violencia en los hogares: detección y prevención desde las escuelas", se basa en los datos relevados por las pruebas Aprender 2021 y da cuenta del rol cada vez más activo que desempeñan los docentes y directivos al abordar con los estudiantes temas sensibles como la violencia familiar.
En Mendoza, los resultados son particularmente significativos: el 59,2% de los alumnos de primaria encuestados manifestó que los docentes hablaron con ellos sobre cómo cuidarse y evitar el maltrato, mientras que el 54,8% dijo haber conversado sobre cuándo pedir ayuda a una persona de confianza. Estas cifras colocan a la provincia entre las más comprometidas del país en la prevención de la violencia desde el ámbito educativo.
Además, el 32,6% de los estudiantes mendocinos expresó que le gustaría recibir aún más información sobre cómo protegerse, demostrando una apertura al diálogo que puede marcar la diferencia en casos donde el silencio se convierte en un factor de riesgo.
Mejor hablar
Uno de los datos más impactantes del informe es que más de la mitad (53,3%) de los alumnos del último año de primaria a nivel nacional dijo haber hablado sobre temas de violencia y abuso con alguien de la escuela, ya sea exclusivamente en ese ámbito o en combinación con otros espacios, como el hogar o con amistades. En Mendoza, ese porcentaje incluso supera la media nacional.
No obstante, casi el 15% de los estudiantes de todo el país asegura no hablar con nadie sobre estos temas, lo que enciende una señal de alarma y evidencia la necesidad de fortalecer aún más las redes de contención institucionales.
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Desde el ámbito docente, la intervención ante casos de violencia también tiene números concretos: 1 de cada 3 directores de escuelas estatales del país declaró haber tenido que intervenir ante situaciones de violencia familiar, mientras que en el sector privado ese índice baja a 1 de cada 4.
El rol de la escuela en Mendoza
Según los autores del informe, las estadísticas en Mendoza muestran la existencia de un "círculo virtuoso" entre la información que brindan los docentes y la predisposición de los estudiantes a pedir ayuda o a querer saber más.
La provincia no solo está entre las que más abordan estos temas, sino también entre las que mayor nivel de demanda de información por parte de los alumnos registra.
En el marco de este informe, Mercedes Sidders, una de las autoras del trabajo, remarcó que la escuela cumple un rol clave no solo por su cercanía con los chicos, sino también porque en muchos casos es el único lugar seguro que tienen para hablar.
"Lo que vemos es que cuando los docentes se animan a dar estos espacios, los chicos responden positivamente y se animan a contar lo que les pasa", destacó.
Sin embargo, el informe también expone los obstáculos que enfrentan las instituciones educativas a la hora de intervenir. Entre ellos se mencionan la falta de respuestas por parte de los organismos de protección, los tiempos administrativos, el miedo a represalias en comunidades pequeñas y la falta de recursos humanos especializados, como equipos de orientación escolar o gabinetes psicopedagógicos fortalecidos.
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Pese a estas dificultades, muchas escuelas siguen actuando por fuera de los canales formales, conectando a las familias con instituciones de la sociedad civil, centros de salud o programas sociales, tratando de reducir los factores de riesgo aunque no haya una intervención directa del sistema.
En medio de una realidad compleja, la escuela mendocina se posiciona como una aliada fundamental en la lucha contra la violencia infantil. Los datos muestran que cuando se brinda información y se habilita la escucha, los chicos hablan. Y que a veces, una conversación en el aula puede ser el primer paso para salir del silencio y empezar a construir una vida más segura.
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