La aparición de un testamento manuscrito a favor del encargado del edificio donde vivía Beatriz Sarlo sacudió la sucesión de la escritora: mientras la Justicia analiza si es válido, su exmarido y amigos buscan reponer un proyecto cultural con sus bienes.
Como en El Encargado: un portero se quedaría con el departamento de Sarlo
Un testamento ológrafo, atribuido a Beatriz Sarlo, abrió una controversia judicial que podría frustrar el plan de su círculo íntimo de destinar sus bienes a un proyecto cultural. A seis meses de la muerte de la ensayista, el encargado del edificio donde vivía, Melanio Alberto Meza López, se presentó como heredero del departamento en el que residía la autora en Caballito y del cuidado de su gata, Nini.
El manuscrito, que se encuentra bajo análisis pericial, está firmado supuestamente por Sarlo y fechado el 2 de agosto de 2024. En él, la escritora le asigna el cuidado del inmueble y la mascota. La causa está radicada en el Juzgado Civil N.º 91, a cargo del juez Carlos Hugo Goggi, y podría redefinir quién administrará su legado.
Desde hace meses, el exmarido de Sarlo, Alberto Sato, junto con amigos cercanos como Sylvia Saítta, Adrián Gorelik, David Oubiña y Hugo Vezzetti, impulsan la creación de un fideicomiso cultural con los derechos de autor y los bienes de Sarlo, incluida una oficina en la calle Talcahuano.
Pero la aparición de Meza López en el expediente puso en pausa ese proyecto. Su abogado, Carlos Félix Somaglia, sostiene que la voluntad de la escritora fue clara, y que el encargado fue quien la asistió en sus últimos días, incluso siendo el responsable de internarla por pedido de ella misma.
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La discusión legal gira en torno a si los documentos presentados por Meza López pueden considerarse válidos como testamento ológrafo. Se trata de dos notas firmadas donde Sarlo le "deja a cargo" su departamento y a su gata. La clave está en definir si esa frase implica un acto de disposición patrimonial.
Mientras tanto, Sato fue excluido como heredero por el juez, en una resolución que argumenta una separación de hecho de más de 50 años. No obstante, el arquitecto, radicado en Chile, apeló la decisión ante la Sala E de la Cámara Civil.
El conflicto sumó un nuevo capítulo cuando la influencer británica Vanessa Bell denunció en redes que se estaban vendiendo discos y objetos personales de Sarlo en una disquería porteña. Tras el revuelo, el entorno de la intelectual aclaró que la sucesión está en trámite judicial y advirtieron sobre posibles ventas ilegales de su patrimonio cultural.
Un grupo de amigos de Sarlo emitió un comunicado donde ratificaron su respaldo a Sato, asegurando que, pese a la distancia, mantuvieron un vínculo constante. Según expresaron, Sarlo nunca tuvo intención de beneficiar económicamente al encargado, aunque reconocen que Meza López fue un soporte doméstico importante durante su enfermedad.
No obstante, en el mismo edificio de la calle Hidalgo, los vecinos confirmaron que el encargado sigue trabajando allí, lo que añade más tensión al caso.
Si la Justicia termina desestimando tanto a Sato como a Meza López como herederos válidos, la herencia podría pasar al Gobierno porteño como herencia vacante, dado que Sarlo no tenía descendencia ni herederos colaterales directos. En abril, el abogado de Meza López ya había solicitado que se notifique a la Procuración General de la Ciudad.
En vida, Beatriz Sarlo ya había cedido su archivo personal a Sylvia Saítta. Su biblioteca, apuntes y correspondencia forman parte del patrimonio cultural que sus amigos buscan preservar. Sin embargo, el destino de su propiedad más valiosa -el departamento donde vivió y escribió- dependerá ahora de lo que determine el peritaje y la decisión de la Cámara.



