Platos más atractivos, menos desperdicio y un enfoque personalizado: así funciona el nuevo modelo de alimentación del Hospital Español.
Comida gourmet, la inédita apuesta de un hospital mendocino
Durante años, la comida hospitalaria tuvo mala fama. En Mendoza, el Hospital Español decidió cambiar esa lógica y avanzar hacia un modelo donde la alimentación forma parte del tratamiento médico. La institución comenzó a aplicar criterios de cocina gourmet, sin descuidar la seguridad ni las indicaciones clínicas.
En la cocina del hospital trabajan de manera conjunta médicos, nutricionistas, bromatólogos y chefs, con el objetivo de adaptar cada menú a las necesidades reales de los pacientes. La idea es simple: que la comida sea nutritiva, segura y, al mismo tiempo, agradable.
La licenciada en Nutrición María Fernanda Denaro remarcó que una dieta bien planificada influye directamente en la recuperación. Según datos que maneja el área, entre el 30% y el 50% de los pacientes internados pueden presentar desnutrición si no hay una intervención adecuada. Por eso, mejorar el sabor y la aceptación de los platos ayuda a que los pacientes coman mejor y aprovechen los nutrientes.
Nutricionistas, chefs y médicos trabajan de forma conjunta.
Otro punto clave es la seguridad alimentaria, especialmente en un entorno sensible como un hospital. La licenciada en Bromatología Lucía de Casas explicó que "en un entorno donde se procesan cientos de raciones diarias para personas con sistemas inmunológicos comprometidos, el margen de error debe ser inexistente". El control es permanente y va desde los proveedores hasta la temperatura del plato al momento de servir.
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Este sistema permite garantizar dietas específicas para pacientes celíacos, diabéticos o hipertensos, sin riesgo de contaminación. Incluso en los menús infantiles, el equipo cuida la presentación para que el plato resulte más atractivo, usando formas y colores pensados para los más chicos.
Se preparan alrededor de 800 raciones por día.
En la cocina, el responsable es el chef Nicolás Maldonado, quien enfrenta el desafío de cocinar para unas 800 personas por día sin perder calidad. Uno de los mayores retos es trabajar con dietas sin sal agregada. A través de especias, infusiones y técnicas de cocción, el equipo logra platos sabrosos sin sal.
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"El desafío es que el paciente no sienta que está recibiendo una producción en serie, sino un plato pensado para su bienestar", señaló Maldonado. La logística es clave para que la comida llegue a cada piso en condiciones y con una presentación cuidada.



