Este hallazgo en dientes fósiles podría reescribir la historia de la humanidad

Un nuevo estudio propone que unos extraños hoyuelos hallados en dientes fósiles no serían señales de enfermedad, sino un rasgo genético clave para reconstruir el árbol evolutivo humano.

Este hallazgo en dientes fósiles podría reescribir la historia de la humanidad

Editó: Santiago Montiveros

Durante décadas, los científicos observaron con desconcierto pequeñas hendiduras redondas y regulares en los molares fósiles de antiguos homínidos. Estas marcas, visibles incluso sin microscopio, eran consideradas un posible signo de estrés fisiológico o problemas nutricionales. Sin embargo, una nueva investigación dirigida por Ian Towle y publicada en Journal of Human Evolution plantea una hipótesis totalmente distinta: podrían tratarse de un rasgo genético heredado, exclusivo de ciertos linajes de nuestros antepasados.

Este patrón, al que han denominado UCS pitting (por sus siglas en inglés: uniform circular and shallow), se repite de forma llamativa en fósiles del género Paranthropus, homínidos de mandíbula poderosa y dientes de esmalte grueso. Lo que antes parecía una malformación, ahora se considera una posible huella de linaje.

Un rasgo que distingue especies

El análisis incluyó más de 70 piezas dentales fósiles recolectadas en África, especialmente de Paranthropus robustus del sur del continente. Según los autores, la mitad de los molares examinados presentan estas hendiduras, mientras que en otras especies como Australopithecus africanus son casi inexistentes.

Curiosamente, restos fósiles más antiguos, como algunos dientes hallados en el yacimiento etíope de Omo, también muestran estas marcas, lo que sugiere que el rasgo podría haberse originado antes de la diversificación de los australopitecos.

Hendiduras circulares, uniformes y poco profundas en dos dientes de Paranthropus robustus hallados en el yacimiento de Drimolen (Sudáfrica).

No es una enfermedad, es un rasgo evolutivo

A diferencia de otras marcas dentales causadas por malnutrición o enfermedades durante la infancia, estas hendiduras no afectan la salud del diente, ni su funcionalidad. Tampoco varían en forma o tamaño entre individuos o regiones, lo que refuerza su carácter genético y no patológico.

El equipo comparó este fenómeno con una condición moderna llamada amelogénesis imperfecta, aunque aclararon que no se trata de la misma alteración. En este caso, no hay daño ni debilidad estructural.

Posibles conexiones con otras especies

Más allá de África, el estudio detectó hendiduras similares en dientes aislados de especies como Homo floresiensis (el "hobbit" de Indonesia) y Homo luzonensis (Filipinas). Aunque son hallazgos puntuales, plantean la posibilidad de que algunos rasgos arcaicos hayan perdurado más tiempo en Asia de lo que se pensaba, abriendo nuevas preguntas sobre la diversidad del género Homo.

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Una herramienta para reconstruir el pasado

Dado que los dientes son las estructuras más resistentes del cuerpo humano, su valor como fuente de información paleontológica es inmenso. Ahora, con este nuevo marcador, los científicos podrían diferenciar linajes extintos incluso a partir de fragmentos muy pequeños, y entender mejor cómo se ramificó nuestra historia evolutiva.

El futuro: estudiar proteínas antiguas

Los próximos pasos incluirán técnicas de paleoproteómica, que permiten analizar proteínas fosilizadas incluso cuando el ADN ya no se conserva. Estas herramientas podrían confirmar si el UCS pitting está ligado a mutaciones específicas en genes del desarrollo dental.

También se investiga si el rasgo tuvo alguna función adaptativa, quizá relacionado con la dieta abrasiva de Paranthropus, o si fue un simple subproducto evolutivo sin consecuencias funcionales.

Un detalle minúsculo, una revelación enorme

Lo que parecía una imperfección es en realidad una firma genética milenaria, preservada en la dureza del esmalte. Lejos de ser una simple rareza, estas pequeñas hendiduras podrían convertirse en claves fundamentales para entender nuestros orígenes.

Los científicos nos recuerdan que a veces, las grandes respuestas no están en los huesos grandes ni en los cráneos espectaculares, sino en los detalles invisibles a simple vista... pero imborrables a lo largo del tiempo.

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