Cómo se originó el Carnaval

José Chade contó en Radio Post algunas curiosidades de la celebración y sus inicidios. Por qué, cómo y dónde ocurrió todo.

Cómo se originó el Carnaval

Editó: Figueroa

El feriado de Carnaval es una tradición que volvió a tomar fuerza hace algunos años pero que no se conoce su origen en la historia. El destacado académico José Jorge Chade, presidente de la Fundación Bologna, habló con Gabriel Conte, Ana Belén Martínez y Ariel Fernández Lavilla en "Tenés que saberlo", por Radio Post 92.1, y contó los diferentes orígenes que existen de esta celebración y cómo cambia en diferentes culturas.

 "El Carnaval ha perdido, también en Europa y en otros lugares donde antes tenía una validez muy importante, la esencia verdadera de cómo nació. Todos sabemos que el carnaval es una fiesta vinculada al mundo católico y cristiano, pero sus orígenes van mucho más atrás cuando la religión dominante era la pagana. La ocasión tiene su origen en la Saturnalia, en la antigua Roma, o en las fiestas dionisíacas de la Grecia clásica. La palabra carnaval deriva del latín ‘carnem levare', que es dejar de lado la carne, deshacerse de la carne, o también influida por otro término latín, que sería despedida de la carne, que indicaba el banquete del último día de carnaval, antes del Miércoles de Ceniza que iniciaba la cuaresma y era el tiempo de abstinencia y ayuno. Pero el carnaval que conocemos, el de la era cristiana, cuya edición estamos celebrando, tiene una larga historia a sus espaldas y tiene también parientes cercanos repartidos por muchas partes del mundo", comentó Chade.

El académico comentó que también se puede vincular con el antiguo Egipto y su llegada hasta la antigua Roma: "Sin dudas hay un eco de los ritos dionisíacos que a principios del siglo II a.C. y a través de la vía etruria, llegaron a Roma. Y también tienen un lejano aroma del Nilo, porque el mundo romano celebraba a la diosa Isis, lo que implicaba también la presencia de grupos enmascarados. Entre los romanos, el final del año viejo era representado por un hombre cubierto de pieles de cabra, llevado en procesión y golpeado con palos. El sentido de despedida de la carne hace referencia, en este episodio, tanto al alimento como al cuerpo humano, dos de las tentaciones a las que se renunciaba".

A su vez, Chade comentó que todos estos momentos estaban marcados por la transgresión: "Tanto en el ámbito alimentario, como en el social, como en la sexualidad. Los esclavos vivían como hombres libres en este periodo y se comportaban en consecuencia. Se liberaba temporalmente de las obligaciones de la convivencia civil y de la jerarquía, para dar paso al derrocamiento del orden, a las bromas, incluso al libertinaje. Eso fue lo que después, en el siglo XVI, se empezó a hacer con el famoso Carnaval de Venecia. No siempre todo esto salió bien, porque en el 186 a.C., un cónsul del senado de Roma resolvió disolver todos estos cultos dionisíacos destruyendo templos, confiscando bienes, arrestando a los líderes y persiguiendo a los seguidores. Pero esta ley no fue suficiente para anular la tradición, que sobrevivió tanto en Roma como en el sur de Italia y siguieron existiendo fiestas similares en otras culturas".

El docente comentó algunos casos de otras culturas en donde se realizaban celebraciones similares: "En Babilonia, tras el equinoccio de primavera, se representaba el proceso de la fundación del cosmos, descrito míticamente por la lucha del Dios Salvador, acá también tiene una relación con el cristianismo. Y durante estas ceremonias tenía lugar una procesión en la que se representaban fuerzas del caos, hostiles a la creación, el período de carnaval terminaba con la renovación del cosmos, que se vivía como una libertad desenfrenada y un vuelco al orden social y moral", contó.

En esa línea, Chade también señaló el caso del carnaval judío: "Hay uno que era menos desenfrenado, que es el carnaval judío que se llama Purim, que literalmente significa ‘destino', y conmemora los acontecimientos que condujeron a la salvación de los judíos del exterminio en Persia, planeado por Amán, una historia narrada en el libro de Esther. En Purim, en Israel y en las comunidades judías de todo el mundo, la gente se disfraza, y también es una forma de celebrar el vuelco total del destino de todo un pueblo, y de subrayar el papel oculto de Dios. Tenemos también la fiesta hindú, que se llama Oli, que se celebra en primavera por pura diversión y es costumbre ahí en India ensuciarse lo más posible con polvos de colores, para rendir homenaje a un ritual de origen hindú, que simboliza el deseo de renacer bajo otra forma", contó.

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