Durante los meses fríos, estas aves están en época de reproducción y pueden volverse territoriales y atacar a quienes se acercan a sus nidos. Cómo actuar si te cruzás con uno en una plaza o barrio de Mendoza.
Cuidado con los gavilanes: qué hacer si ves uno cerca en esta época del año
Aunque todavía es invierno, ya comenzó la etapa de reproducción de los gavilanes mixtos, una especie común en plazas y barrios del Gran Mendoza. En esta época, los encuentros con estas aves rapaces pueden tornarse tensos: los gavilanes se ponen más territoriales y pueden atacar a las personas que se acercan a sus nidos.
"Desde julio hasta noviembre es la época reproductiva del gavilán, con un pico en septiembre", explicó Adrián Gorrindo, jefe del Departamento de Fauna de la Subsecretaría de Ambiente, en diálogo con el Post. Durante este período, las aves incuban de dos a tres huevos, cuidan a sus pichones por al menos 30 días y, luego, los volantones -las crías que comienzan a volar- se desplazan cerca de los nidos. Esto explica por qué se muestran más agresivos: están defendiendo a su familia.
Ante los reportes de vecinos atacados por estas aves, desde el área de Fauna recomiendan mantener la calma y tomar algunas precauciones básicas si se cruza con un gavilán. "Lo primero es no dar la espalda. Ellos atacan desde atrás como una estrategia de sorpresa", advirtió Gorrindo. En ese caso, lo mejor es hacerse notar: levantar los brazos, gesticular, mirar al ave directamente y hacer ruido.
"Gritar fuerte, agitar los brazos y enfrentar al animal suele ser efectivo. Ellos entienden que los estamos viendo y muchas veces eso basta para que desistan del ataque", afirmó.
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Si el ataque ya ocurrió o es inminente, cubrirse la cabeza es clave. "Normalmente atacan la cabeza y la nuca, por lo que es útil usar sombreros, gorras, o incluso paraguas. Hasta salir con una escoba, por más gracioso que suene, puede servir como medida preventiva", señaló el funcionario. La idea, aclaró, no es lastimar al ave, sino disuadirla sin causarle daño.
En caso de encontrar un nido en una zona muy transitada, la indicación es clara: no tocarlo. "Los nidos hay que dejarlos donde están, tratar de respetarlos lo más posible. Estos animales cumplen un rol ecosistémico importante y debemos evitar molestarlos", explicó. Si es posible, lo mejor es evitar circular cerca del área mientras dure la etapa reproductiva.
Gorrindo aseguró que los gavilanes no representan un peligro si hay respeto mutuo. "Son animales amigables. Se han adaptado a nosotros, por eso los vemos comiendo en una plaza o posados en un pino. Pero hay que entender que están cuidando a sus crías, como lo haría cualquier ser vivo", dijo.
En situaciones puntuales donde se han registrado ataques reiterados y hay presencia de menores, Fauna evaluó posibles medidas. "Estamos identificando el nido, verificando si hay pichones, y analizando si es necesario intervenir. Solo en casos extremos se puede retirar un nido o criar pichones en aislamiento, sin domesticarlos, para luego reinsertarlos al ambiente natural", explicó.
También, en propiedades privadas, se podría podar el árbol donde está el nido una vez que esté vacío, para incentivar que la pareja se instale en otro lugar menos conflictivo, siempre con aviso y supervisión de personal de Fauna.
La presencia del gavilán tiene beneficios concretos. "Hemos notado una baja en las consultas de vecinos por palomas en sus tanques de agua, lo que coincide con el aumento de parejas de gavilanes en plazas y barrios del Gran Mendoza. Cumplen un rol como controladores biológicos: además de palomas, cazan pericotes, ratas y hasta culebras", aseguró Gorrindo. "Por donde se lo mire, siempre es más beneficioso tenerlos que no tenerlos".
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