Al que madruga Dios lo ayuda y al que no, ni justicia

Crecemos, vivimos y repetimos frases que simulan verdades todo el tiempo. Las reiteramos con tanta fuerza que se vuelven designios, premisas y, por supuesto, certezas. No sabemos de dónde vienen, pero lo más triste es que tampoco sabemos adónde nos llevan.

Al que madruga Dios lo ayuda y al que no, ni justicia

Por:Laura Romboli

 Vamos, ¿quién fue? ¿quién fue? Tienen 30 segundos para responder y decirme, sin preguntar a la inteligencia artificial, de dónde viene la frase "Al que madruga, Dios lo ayuda". ¿Quién es el autor de semejante oración que nos marcó, nos empujó más de una vez y nos jodió la vida?

Frase de porquería, discriminatoria por donde se la mire. ¿A qué ser humano en el pasado le fue tan bien, pero tan maravillosamente bien, que lo atribuyó a un dios y a que se levantó temprano? ¿Quién fue ese señor o señora que nos dejó esa experiencia para engrosar el "inconsciente colectivo" de una sociedad?

No lo sabremos, ustedes tampoco, así que dejen de googlear. No hay caso: esas seis palabras se mantendrán vivas y haciendo daño por los siglos de los siglos.

Signo de trabajador es levantarse temprano. ¿Y los serenos? ¿Y los que trabajan de noche en los hospitales o en las fábricas? Si una madre quiere hablar orgullosa de su hijo, lo primero que dice para describirlo es: "Se levanta a las seis de la mañana" y ya está todo dicho.

El sacrificio de madrugar se paga con el bono extra de que, si lo haces, es porque trabajas. ¿Y los demás, los que le tocó la tarde en la ruleta de la vida? Nada... unos vagos, bohemios, desorganizados que nos sorprendemos si les va bien.

Todo lo bueno pasa muy temprano, a primeras horas del día. Las radios y programas de televisión te dicen la temperatura, las noticias importantes, lo que pasó y pasará, pero bien temprano. Y si tu día comienza más tarde, alpiste, perdiste. La segunda mañana es más relajada. Entonces, boludean desde las radios, la tele hasta la gente en la calle.

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El solo hecho de madrugar, aunque no hagas nada, ya los habilita a ser ciudadanos responsables. Y los que no madrugan, que tienen más horas para trabajar, esforzarse y pensar, no son reconocidos. Podés llegar de trabajar a las 11 de la noche, tener el trabajo más sacrificado del mundo que termina a las ocho de la mañana, pero si no te hace levantar a las 5 o 6 de la mañana, pues no se nota. No está permitida la libertad sin alarma pero existe y se siente bien.

Además, ¿qué dios es el que ayuda? ¿El mío, el del vecino? ¿Y qué tipo de ayuda nos da? ¿Hay tantas ayudas como creencias? ¿Existirá el Dios del crepúsculo que nos tire una señal de que no todo lo bueno pasa a primera hora? Una suerte de mandamás que hable con los de arriba y aclare que las segundas partes también son buenas. Que los que terminan lo que otros empiezan deben tener su premio.

Que mientras los que duermen cuando otros madrugan, trabajan mientras los madrugadores duermen la siesta.

Tendremos que combatir la arrogancia del madrugador. Del que arruina cualquier festejo porque debe irse a dormir ya que "mañana se levanta temprano" y los "de la tarde" deberán enfrentar y salir a defender con orgullo su hora. Basta de bajar la cabeza y caminar a escondidas cuando salen de casa a las 10 de la mañana. Son una nueva raza que crece, que se mueve en monopatín. Vamos, despierten, que ustedes pueden.

Tal vez sea la hora de levantarnos y poner las cosas en su lugar. Que llegó el momento de romper con algunas creencias que pareciera que el objetivo con el que fueron concebidas fue para separar las aguas. Los de arriba del día con los que terminan la jornada. Nada de eso, la ayuda, el éxito dependerá de cada uno, sea la hora que sea, y más aun viviendo en un país que está abierto 24/7. Así que mañana, al que madruga y al que no, que el día sea muy productivo para todos por igual.