El Observatorio Argentino de Vigilancia Volcánica (OAVV) emitió un comunicado especial vinculado al Complejo Volcánico Planchón Peteroa, ubicado en el límite entre Malargüe y Chile.
Aumenta la actividad volcánica en Malargüe: la explicación de un experto
En las últimas horas, el Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR), a través de su Observatorio Argentino de Vigilancia Volcánica (OAVV), informó que desde el pasado 13 de julio, las estaciones de monitoreo instaladas en las inmediaciones del Complejo Volcánico Planchón Peteroa registraron un aumento significativo de la actividad sísmica del macizo volcánico, principalmente asociado a la dinámica de fluidos al interior del volcán.
Según señalaron desde el OAVV, en los últimos días hubo más de 1200 sismos, aunque la mayoría de ellos ha sido de baja energía. "Este incremento en la actividad forma parte de un proceso que ha evolucionado desde el mes de marzo, caracterizado inicialmente por un aumento en la sismicidad tipo volcano-tectónica (VT), asociada al fracturamiento de roca al interior del volcán, la que fue localizada principalmente sobre el edificio volcánico con magnitudes consideradas baja, en su mayoría inferiores a 2,0 de magnitud local", explicaron desde la entidad.
En ese marco, el Post consultó a Víctor Ramos, especialista en geología y vulcanología, cuyo trabajo se centra en los procesos de formación de la Cordillera de los Andes y se desempeña como investigador del CONICET y la Universidad de Buenos Aires.
El geólogo explicó que este proceso "implica que aumenta la frecuencia e intensidad de los tremores, sismos de baja intensidad asociado a los volcanes activos".
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Según señalan desde el OAVV, "el proceso ha variado hacia un predominio de la sismicidad tipo LP, coherente con una mayor participación de fluidos superficiales. Las características de estos sismos y su evolución temporal sugieren la activación del sistema hidrotermal superficial, probablemente impulsados por cambios físico-químicos debida la movilización e fluidos de mayor temperatura".
En ese sentido, Ramos apuntó que "los tremores se producen por la fracturación asociada al ascenso de material fundido y/o fluidos hidrotermales en las entrañas del volcán".
Las autoridades nacionales piden prudencia, pero mantienen la vigilancia sobre el volcán, "no se descarta que el proceso continúe y derive en la ocurrencia de explosiones menores y/o pulsos de emisión de ceniza, tal como ha ocurrido en ciclos eruptivos anteriores de este sistema volcánico, que podrían afectar principalmente los sectores cercanos al edificio volcánico".
Ante esto, Ramos subrayó que "el monitoreo de la actividad volcánica permite identificar la profundidad de los tremores, la intensidad de la actividad y la composición de los gases qué llegan a la superficie. Estos análisis permiten saber si la actividad asciende y si su intensidad crece o disminuye".
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En ese sentido, desde el Observatorio detallaron que "a pesar de la concurrencia de esta actividad sísmica anómala en el volcán, los niveles de energía aún se mantienen en niveles considerados bajos. Por tal motivo, se mantiene el nivel de alerta técnica y se continuará con el monitoreo del volcán en constante comunicación con el Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur (OVDAS) de Chile y se informará ante cualquier cambio ocurrido".
Finalmente, el entrevistado puntualizó que "muchas veces los tremores se incrementan levemente y luego entran en dormancia (NdeE: período de inactividad o suspensión del desarrollo de las mismas). Otras veces no, de ahí la importancia de un continuo monitoreo para dar las alertas necesarias".
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