Chile fue eliminado del Mundial, un arquero fingió una lesión y 13 personas murieron en un accidente aéreo. ¿Qué une todos estos hechos? El "Bengalazo" de 1989.
Cómo un partido de fútbol distrajo a dos pilotos y terminó en tragedia aérea
El 3 de septiembre de 1989, mientras Brasil y Chile disputaban un decisivo encuentro rumbo al Mundial de Italia '90, en el aire sucedía otra historia dramática. El vuelo 254 de Varig, que debía unir Marabá con Belém en el norte de Brasil, cambió para siempre el destino de 54 personas.
En la cabina estaban el capitán César Padula Garcés (32 años) y el primer oficial Nilson Zille (29). Ambos cometieron un error crucial al configurar el rumbo del avión: ingresaron 270° en lugar de 027,0°, debido a una confusión en la notación del plan de vuelo. Este fallo provocó que el Boeing 737 se dirigiera en dirección opuesta a su destino.
Un partido interfiere en la concentración
Mientras el avión volaba en dirección equivocada, los pilotos escuchaban por radio el partido entre Brasil y Chile. Esa noche, en el estadio Maracaná, una bengala lanzada desde las tribunas cayó cerca del arquero chileno Roberto "Cóndor" Rojas, quien se tiró al suelo simulando haber sido herido. La selección chilena abandonó la cancha, generando un escándalo internacional y protestas masivas en Santiago contra Brasil.
La atención de los tripulantes estaba dividida. Ya con 30 minutos extra de vuelo y sin reconocer el terreno que sobrevolaban, los pasajeros comenzaron a inquietarse. Para colmo, cuando intentaron contactar a la torre de control, lo hicieron por una frecuencia que también usaba otro aeropuerto. Nadie sabía realmente dónde estaban.
Tragedia en la selva
Sin suficiente combustible, uno de los motores se apagó. Conscientes de que no llegarían a ningún aeropuerto, los pilotos intentaron un aterrizaje forzoso en plena selva amazónica. El avión se estrelló entre los árboles. Trece personas murieron y el resto fue rescatado tres días después por la Fuerza Aérea de Brasil.
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Las investigaciones revelaron que la distracción provocada por el partido fue clave para entender la cadena de errores. La justicia federal brasileña condenó a ambos pilotos a cuatro años de prisión, penas que fueron luego reemplazadas por multas y trabajos comunitarios. El capitán Garcés jamás volvió a pilotear un avión comercial.
De la simulación a la sanción histórica
En paralelo, Chile vivía su propia catástrofe futbolística. La farsa de Rojas quedó al descubierto días después, cuando confesó que él mismo se había cortado con un bisturí escondido en un guante. Fue sancionado de por vida y Chile quedó fuera del Mundial de 1990 y también de 1994 (no jugó ni siquiera las eliminatorias).
La FIFA también castigó al técnico Orlando Aravena, al defensor Fernando Astengo, y a dirigentes de la federación chilena. Rojas, que hasta ese momento era uno de los mejores arqueros sudamericanos, vio su carrera terminar abruptamente.



