El Presidente hablaba, la rosca política giraba a pleno en los noticieros. Sin embargo, un streaming del CONICET que mostraba el lecho marino argentino fue lo más visto en el país. Casi 52 mil personas en simultáneo, distribuidas entre el hartazgo por la agenda y la novedad por la ciencia divertida.
La noche en que la batatita argentina le ganó al Presidente
En este conventillo los grandes temas de la política y la economía se mezclan con vecinos excéntricos, perros mágicos que administran el lugar y una saga de sucesos con límites difusos entre la ficción y la realidad.
Los primeros rayos del sol refractaron sobre la gran esfera de vidrio, generando un haz finito de luces de colores. Era un tótem de cristal perfectamente esférico, del diámetro de una habitación. Apenas cabía en el centro del patio comunitario del conventillo, dejando un pequeño margen de espacio a su alrededor para rodearlo.
El primero en verlo fue el hijo falso de Néstor que abrió la puerta de su habitación y quedó abstraído. Dejó el mate a un costado, sin quitarle los ojos a la gran bola y caminó hacia ella, observándola extrañado, como el primer simio que advierte el Tótem en Odisea en el Espacio. El muchacho apoyó las dos manos abiertas en el vidrio y observó al ROV SuBastian levantando un equinodermo rosado que parecía tener la textura esponjosa de un bizcochuelo.
Pasó poco tiempo hasta que todo el conventillo estuvo alrededor de la enorme tótem esfera que contenía en su interior un mar a escala, con su fondo de arena, el agua calma y una nación de plantas que parecían objetos espaciales y pequeñas bestias ciegas que lucían la elegancia que tiene lo extraño.
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A pesar del invierno, el aire frío del patio empezó a entibiarse. Cristina, Karina, Dólar, el hijo falso de Néstor, la rusa Bregman, los mudos del cuarto de los Servicios, la Vírgen del Senado, todos rodeaban la enorme esfera marina, con la cara pegada al vidrio, mirando las especies que les mostraba el Rov SuBastian. El comentario se extendió por fuera del conventillo y cayó la uruguaya que tenía la quiniela en la esquina; los mellizos medio narcos de la verdulería de la vuelta; un colectivero que frenó y se bajó; un rabino, More Rial y la selección argentina de hockey subacuático que entrenaba a un par de cuadras. Todo el barrio estaba en el patio del conventillo, buscando un resquicio para mirar lo que ocurría dentro de la bola de mar. El único que no estaba era el Presidente.
Mientras todos miraban el petit océan, a él le daban los últimos retoques de maquillaje para salir en vivo por el streaming de Neura. Iba acompañado de Toto y de Bausili. El Presidente chequeó su celular y torció una mueca inconforme. Poca gente conectada a la transmisión en vivo. Iban a hablar de las listas, de octubre, del dólar, de la inflación, del peronismo, de Villarruel, de los aliados y los enemigos. Pero no. Todos estaban absortos viendo a "la batatita argentina", a "Patricio Estrella", la "langosta Barbie", entre tantos otros.
Él intentó todo: gritó "¡El dólar flota! Y la tasa también", tratando de opacar a su rival de audiencia, el robot SuBastian; ejerció ejecutivo explícito y se paró abruptamente para ir a firmar un decreto que tenía que salir en el Boletín Oficial y hasta hizo gala de sus habilidades de ventrílocuo con un títere que le alcanzó un "termo libertario" y chapeó: "y bueno man, soy el Presidente".
Ver: Furor por la expedición al fondo del mar del CONICET
"El liberalismo es el respeto del proyecto de la vida del prójimo basado en el principio de no agresión y el derecho a la vida"
— Corta (@somoscorta) August 1, 2025
Javier Milei usó un títere llamado "Termín" y explicó conceptos como la inflación y la "teoría general del empleo de Keynes".https://t.co/UgSv4IW2UV pic.twitter.com/lZUIISwLiV
La gran esfera de mar tuvo la convocatoria más alta del día. En la calle se oía algún informe de LN+ o de C5N en un televisor hablándole a nadie. Efecto hizo porque el Gordo Daniel, uno de los personajes más despreciables del conventillo entró al patio empujando a todos y espetando "muy bueno pero lamentablemente vamos a tener que reventar todo para sacar petróleo y volvernos ricos". Al final se cansó, Cristina le dio un chupetín y le prestó el celular para que viera los dibujitos.
No hubo caso, todos estaban mirando el lecho marino revelado, a fin de cuentas, era gente a la que ya no le daba miedo tocar fondo. Era una reacción al hartazgo de las noticias y porque era una rara forma de resistencia a las políticas de desfinanciamiento, a mitad de camino entre el snobismo y la ciencia por fin hablando en criollo; un "Buscando a Nemo" nacional y popular.
Muy bueno pero lamentablemente vamos a tener que reventar todo para sacar petróleo y volvernos ricos https://t.co/wNOx2LwSIH
— DAN (@GordoDan_) July 30, 2025



