El INCAA que se viene, más Tik Tok y menos cine

En el INCAA intervenido por el gobierno de Javier Milei, ya no se aprueban películas ni se financian rodajes. En su lugar, se lanzan concursos para influencers. El relato del Zavala Challenge y la nueva ficción.

El INCAA que se viene, más Tik Tok y menos cine

Por:Florencia Silva
Secretaria de redacción

Esa noche soñó con Zavala y cuando despertó tomó la decisión. "Necesito una nueva Patagonia Rebelde", dijo en voz alta. El personaje de Héctor Alteiro era el villano de una historia mal contada. 

Esa mañana le envió un mensaje a Pirovano pero el actual presidente del INCAA se sonrojó un poco y le respondió "no se puede". El problema era técnico: el Comité de Precalificación ya no existía. Lo había eliminado él mismo. El Instituto sólo financiaba películas terminadas. "A menos que la grabe un influencer con 400 mil seguidores", repuso el economista como para sofocar el apuro. Es que Pirovano no entendía bien para que servía una película. Antes tenían que proyectar un film argentino por sala en todas las funciones y al menos durante una semana por cada trimestre. ¿Para qué servía una película si se podía mirar cortito en el celular? Ahora aquellos cines que tuvieran más de ocho pantallas iban a tener que destinar el 6% a las producciones nacionales y los que tuvieran 8 salas, solo estarían obligados al 4% en dos funciones diarias durante la semana. Si la ciudad tenía menos de 100 mil habitantes, con una función al día bastaba. Había coletazos, sí claro. Esther Goris vendía alfajores vestida de Eva Perón en el subte línea D; Pablo Alarcón recitaba a Shakespeare en Plaza Francia; el elenco original de Hair hacía mudanzas los fines de semana. 

Pablo Alarcón, a la gorra en Plaza Francia, Buenos Aires.

Había actores plomeros, Ubers, Didis, tarotistas, manicuras y desollinadores. Ahora era tiempo del "cine" de bolsillo: el INCAA buscaba creadores de contenidos  entre 18 y 28 años, la nueva raza pujante de la industria audiovisual.

Así nació el Zavala Challenge, un casting nacional de tiktokers, youtubers e instagramers que se animaran a crear una nueva versión de la Patagonia Rebelde.

Todos tenían algo en común, quien fuera el coronel tirano y represor en el film de 1974 que recreaba la huelga en Santa Cruz a comienzos del siglo XX, ahora era erigido como el protector de Dios, la Patria y la Familia. Comenzaron a llegar las propuestas de los participantes. En algunas versiones  manejaba una nave espacial y abducía a los huelguistas hacia el Planeta de los Simios; en otras los hacía bailar en una tarima enjabonada. Al final ganó el reel de una chica de 19 años que mostraba a Zavala peleando y derrotando a sus oponentes con un sable láser. 

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La película se llamó Zavala: orden y progreso. En el afiche, el coronel llegaba a la Patagonia en un Cybertruck blindado. Los huelguistas eran deepfakes de mapuches financiados por George Soros. 

La Patagonia Rebelde se estrenó en 1974 y cuenta la historia de una huelga de trabajadores rurales Santa Cruz entre 1920 y 1922.

No hubo rodaje. Se montó en departamentos de dos ambientes con fondos verdes colgados de sogas. Los interiores eran renders. Los exteriores, capturas de Google Earth con filtros de guerra. Las actuaciones se grabaron por Zoom. El vestuario fue aplicado por inteligencia artificial. 

La película fue un éxito. Zavala: orden y progreso triunfaba. Había filtros con su cara, merchandising con su frase, bailes con su sable láser. En uno de los reels más vistos daba una charla TED sobre resiliencia financiera post-piquete.  Las únicas producciones a las que les iba bien eran aquellas financiadas por las plataformas de streaming, el resto fue bautizado como "cine de guerrilla" y filmaban donde podían, con las locaciones, equipos y horarios que había. Nadie recordaba a Bayer. Nadie citaba a Olivera.