En una acalorada discusión con un periodista por la investigación sobre el fentanilo contaminado, el empresario de HLB Pharma lanzó una frase que sacudió la causa: reconoció que su prisión sería cuestión de tiempo.
El dueño de HLB Pharma admitió: "Voy a terminar preso, falta poquito"
El avance de la causa por el fentanilo contaminado sumó un episodio inesperado que deja al descubierto la magnitud del proceso judicial. Ariel García Furfaro, el dueño de HLB Pharma, laboratorio en el centro de la investigación, protagonizó una fuerte discusión con un periodista y terminó admitiendo en voz alta lo que hasta ahora nadie de su entorno había reconocido: "Voy a terminar preso, falta poquito".
La declaración no se dio en una audiencia ni frente a un fiscal, sino en medio de un cruce con Marcelo Bonelli por Radio Mitre quien le insistía sobre el rol de la empresa en la distribución de anestésicos adulterados. Visiblemente alterado, el empresario soltó la frase que lo deja más expuesto que nunca.
Una investigación que no se detiene
La Justicia Federal investiga cómo se introdujeron al sistema hospitalario ampollas de fentanilo adulterado, un anestésico de altísimo riesgo que se usa en cirugías y tratamientos críticos. El hallazgo encendió las alarmas no solo por la irregularidad en la cadena de distribución, sino también por las posibles consecuencias mortales que pudo haber tenido en pacientes.
Los peritajes preliminares confirmaron que parte del lote distribuido no cumplía con las condiciones de seguridad exigidas. Esto disparó sospechas directas hacia HLB Pharma, firma señalada como proveedora de las unidades cuestionadas. El laboratorio, sin embargo, ha intentado deslindar responsabilidades, sugiriendo que la manipulación pudo haberse dado en otra etapa de la cadena.
"Ya está todo armado"
Durante la discusión con el periodista, el empresario no solo reconoció que su futuro inmediato podría ser la cárcel, sino que además insinuó que el proceso judicial tendría un guion ya escrito. "Ustedes no entienden cómo funciona el sistema, ya está todo armado", afirmó.
Esa frase alimentó las especulaciones sobre la estrategia defensiva que adoptará el laboratorio. Por un lado, busca instalar la idea de una persecución judicial y mediática; por otro, intenta minimizar la gravedad de las pruebas en su contra. Sin embargo, la admisión pública de que terminará preso impacta directamente en el clima de la causa y deja la sensación de que hasta él mismo percibe que no hay salida.
Repercusiones políticas y sanitarias
El caso va más allá de lo judicial. El fentanilo contaminado pone bajo la lupa los mecanismos de control sanitario en la Argentina. Distintas asociaciones médicas y sindicatos del sector salud han reclamado reforzar los sistemas de trazabilidad de medicamentos críticos, señalando que fallas de este tipo pueden derivar en tragedias.
En el plano político, la causa también tiene derivaciones. Desde la oposición, algunos legisladores exigen que el Ministerio de Salud explique cómo se permitió la distribución de estos insumos sin las certificaciones adecuadas. Otros apuntan a posibles vínculos entre laboratorios y sectores del poder que habrían facilitado la llegada de productos sin controles suficientes.
Lo que viene
Por estas horas, el expediente judicial avanza con nuevas pericias y citaciones clave. Se esperan definiciones sobre la responsabilidad penal de los directivos de HLB Pharma y sobre los eventuales delitos en la cadena de comercialización.
El reconocimiento del propio empresario de que su prisión es inminente coloca a la causa en un punto de no retorno. La investigación no solo busca determinar culpabilidades individuales, sino también desentrañar cómo un medicamento tan sensible pudo circular adulterado en hospitales del país.
Mientras tanto, el laboratorio se enfrenta a un escenario complejo: la confianza del sistema sanitario está golpeada y el nombre de HLB Pharma quedó asociado a uno de los escándalos más delicados de los últimos años en materia de salud pública.
La frase del dueño de la compañía, lejos de ser una anécdota, sintetiza el peso de las pruebas en su contra y la gravedad del proceso. "Voy a terminar preso, falta poquito" ya no es solo una declaración en caliente: es un anticipo de cómo podría cerrarse un capítulo que combina negligencia, falta de control y sospechas de corrupción.



