En una sesión cargada de tensión y con ausencias clave, Guillermo Francos se convirtió en el primer funcionario del Ejecutivo en ser interpelado por Diputados en 30 años. El criptoescándalo $LIBRA sacude al gobierno libertario y pone en la mira a Karina Milei.

Francos da la cara en Diputados por el escándalo $LIBRA

Editó: Florencia Silva

 En una jornada cargada de tensión política, la Cámara de Diputados sesionó desde las 14.21 para interpelar al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en lo que ya es un hecho sin precedentes en las últimas tres décadas: por primera vez desde 1995, un alto funcionario del Poder Ejecutivo debe responder preguntas en el recinto. La causa: el escándalo de la criptomoneda $LIBRA, que salpica a la cúpula libertaria y amenaza con convertirse en el primer caso de corrupción política del gobierno de Javier Milei.

La sesión fue habilitada con quórum propio por parte de la oposición, que logró sentar a 129 legisladores pese a los intentos del oficialismo de bloquear el debate. Fue el presidente de la Cámara, Martín Menem, quien debió abrir la sesión, forzado por el reglamento y la presión pública.

Francos ingresó al recinto solo, sin la compañía de los ministros que también habían sido citados por el Congreso. Ni Luis Caputo (Economía), ni Mariano Cúneo Libarona (Justicia), ni Roberto Silva (titular de la Comisión Nacional de Valores) se hicieron presentes. En su lugar, el jefe de Gabinete intentó desactivar la bomba política declarando que sus pares "se ponen a disposición para responder por escrito" y que ninguno de ellos tiene "vinculación directa" con la trama de la memecoin que, desde su lanzamiento promocionado por el propio Milei en el Día de los Enamorados, no ha parado de generar denuncias por estafa.

El caso de $LIBRA se transformó en un problema institucional desde que se confirmó que la criptomoneda, cuya cotización se desplomó horas después de ser promocionada, habría contado con el aval o conocimiento de funcionarios cercanos al entorno presidencial. Los ojos apuntan especialmente a Karina Milei, secretaria general de la Presidencia y figura central en el armado libertario.

"Vengo a representar a todo el Poder Ejecutivo", afirmó Francos antes de su intervención, y aclaró que no habrá novedades sustanciales respecto a lo ya dicho por el presidente. Sin embargo, en los pasillos del Congreso el clima no era de calma: la oposición considera que la ausencia de los otros ministros no solo erosiona la rendición de cuentas sino que agrava la percepción de impunidad.

La última vez que un funcionario fue interpelado en este formato fue hace exactamente treinta años. En aquel entonces, Domingo Cavallo enfrentó al Congreso en medio de denuncias que terminaron con acusaciones explosivas sobre la existencia de mafias enquistadas en el poder. Hoy, en una escena que parece espejo de aquella, la oposición apuesta a generar un golpe político similar en medio del debut de escándalos financieros del gobierno libertario.

Durante el inicio del debate, la diputada Cecilia Moreau (Unión por la Patria) propuso una moción para que, una vez finalizada la exposición de Francos, se declare un cuarto intermedio hasta el 13 de mayo. La intención es clara: obligar a los ministros Caputo y Cúneo Libarona a presentarse personalmente. La iniciativa cuenta con el respaldo de bloques como Democracia para Siempre y el espacio de Miguel Pichetto, y amenaza con mantener el tema en agenda durante las próximas semanas.

Mientras tanto, desde el oficialismo insisten en que el Congreso está utilizando el caso como una excusa para desestabilizar al gobierno. Pero las explicaciones ofrecidas hasta ahora no convencen ni a la oposición ni a buena parte de la opinión pública. En ese contexto, la interpelación a Francos no solo se transforma en una rareza institucional, sino en un punto de inflexión: por primera vez, el gobierno de Milei se ve obligado a dar explicaciones formales ante el Congreso. Y el reloj político ya no marca solo inflación y déficit, sino también credibilidad.