Marcelo Colombo advirtió sobre el "fuerte deterioro social" y la falta de atención estatal hacia los pobres, los adictos, los migrantes y los jubilados.
El crítico documento del arzobispo de Mendoza contra "los gobiernos"
En un contundente comunicado, el arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo, expresó su preocupación por la situación social del país y de la provincia, y apuntó directamente contra los gobiernos por "desatender las necesidades de los sectores más vulnerables".
"Lamentablemente, los pobres, los adictos en recuperación, los adultos y niños víctimas de la trata, los enfermos, los migrantes en busca de un porvenir digno y los privados de libertad no constituyen la prioridad de los gobiernos, fervorosos cultores del equilibrio fiscal que no atienden las señales del fuerte deterioro social que vivimos", sostuvo Colombo.
El arzobispo mendocino destacó que las estadísticas oficiales "no reflejan las angustias y dificultades de las familias", en especial las de los jubilados y los sectores empobrecidos. A su vez, advirtió que "los nuevos asistidos por Cáritas provienen de una clase media atormentada por los créditos y las deudas difíciles de revertir".
Colombo reclamó que el Estado "acompañe las distintas iniciativas en materia de prevención y lucha contra las adicciones", y alertó que de no hacerlo "lo único que avanza es el narcotráfico".
En otro tramo de su mensaje, el arzobispo retomó las enseñanzas del Sínodo de la Sinodalidad, al señalar que una Iglesia verdaderamente sinodal "es profecía para un mundo fragmentado y polarizado detrás de propuestas que muchas veces soslayan el bien común".
"Vivimos en una época marcada por el aumento de las desigualdades, la desilusión con los modelos tradicionales de gobierno y las crecientes tendencias autocráticas y dictatoriales", afirmó Colombo, haciendo suyas las conclusiones del documento final del Sínodo.
El líder de la Iglesia mendocina pidió "no dejar de sostener con ayuda y compromiso las pastorales que se inspiran en las urgencias del Evangelio", y apeló a la solidaridad de la comunidad para suplir las carencias del Estado.
"Roguemos a Dios que podamos seguir sumando servicios estables y crecientes a cuantos necesitan nuestra ayuda personal y comunitaria. Pero además, que la solidaridad del pueblo mendocino llame la atención de quienes gobiernan, más allá del tiempo de las pasarelas electorales, para acompañar la vida de los vulnerables desde su lugar de servicio", concluyó.
Ver: Reflexión y propuestas en el Foro de Salud Mental 2025 en Maipú
El documento completo que leyó Colombo:
HOMILÍA EN LA FIESTA DIOCESANA
(Santuario Nuestra Señora de Lourdes, El Challao, 5 de octubre de 2025)
IGLESIA DE MENDOZA, IGLESIA SINODAL, MISIONERA Y MISERICORDIOSA
Queridos hermanos,
Con mucha alegría renovamos nuestra esperanza junto a la Virgen del Rosario, en ésta, su Casa del Challao. Capilarmente presente en los departamentos de nuestra Arquidiócesis, la Iglesia mendocina renueva junto a María su empeño y fervor por caminar con sus comunidades y familias. La presencia de parroquias lejanas es un vivo testimonio de esa sentida pertenencia eclesial que conmueve y alienta.
Los últimos dos años, por razón de mi participación en el Sínodo de Obispos, no pude acompañarlos sino a través de los medios y las redes. Hoy puedo estar aquí junto a ustedes y lo experimento como una gracia que el Señor me concede para fortalecer mi servicio como pastor de esta querida Iglesia mendocina.
El grito de júbilo y alegría transmitido por el profeta Zacarías llena de esperanza al pueblo de la Alianza: ¡viene el Señor! En el seno de María tendrá lugar el cumplimiento de esa promesa largamente anhelada. Animados por esta invitación, muchos pueblos se sentirán convocados por la Palabra hecha carne, seguros del triunfo del Dios con nosotros.
La llena de gracia no dejaría de alentar a la Iglesia que nacía para prolongar entre los hombres esa presencia salvífica de su Hijo. Serena en el dolor y la aflicción, acompañó la oración de los apóstoles en la partida de Jesús al Padre, y será en adelante una segura intercesora por los hombres ante el Padre.
En las palabras del Magnificat nos reconocemos agradecidos a Dios por su obra en la vida de María y su pueblo. María, embarazada de Jesús, visita a su prima Isabel, quien, a pesar de su ancianidad, espera un niño que será más tarde Juan el Bautista. El espíritu de servicio lleva a María a no preocuparse tanto por ella misma, sino por su prima, y decide acompañarla para asistirla.
En este texto tan hermoso, ambas mujeres alaban a Dios. Isabel recibe la llegada de María y en su vida se produce un reconocimiento muy importante de quien la está visitando. En su vientre, su hijo salta de alegría.
El canto de Isabel, que dará origen a nuestro Avemaría, puede resumirse en tres palabras: alabanza, asombro y alegría. Alaba a Dios por su obra en María, se asombra ante la visita de la Virgen -que será la madre del Salvador- y se alegra por el reconocimiento del Salvador por el pequeño Juan en el vientre.
Esas tres actitudes preceden al Magnificat e invitan a escuchar a María referirse a la obra de Dios en ella y en su pueblo. En el Magnificat se anticipan las Bienaventuranzas. En diálogo con ellas, María canta la obra de Dios, que se ocupa de los pequeños y sencillos, y quiere hacerlos participar de los bienes materiales y de los bienes eternos.
En nuestra celebración de hoy, queremos especialmente dar gracias por el patrocinio de María sobre nuestra Iglesia en Mendoza. Celebrando a la Virgen del Rosario, recorremos con la mente y el corazón las distintas comunidades que están a ella encomendadas, desde aquellas primeras comunidades huarpes de las Lagunas.
¿Cómo hacer presente en este tiempo la alegría de María y testimoniar la obra de Dios en la Iglesia para el bien de los hombres? Nuestra Madre y Patrona viene a alentar nuestra comunión y ayudarnos a profundizar nuestra identidad de Iglesia sinodal, misionera y misericordiosa, mientras seguimos a su hijo Jesús, camino, verdad y vida.
1. Cristo, camino de una Iglesia sinodal
El Señor, con su entrega generosa hasta la muerte, y su pasión por hacerse presente en nuestras vidas -especialmente entre los más pobres y frágiles- es el camino a seguir. Su persona, su mensaje y sus opciones están para ser asumidas por nosotros, con humildad por nuestra fragilidad, pero con entusiasmo porque en ello nos va la vida misma.
La renovación permanente de la Iglesia nos ha llevado a fortalecer los espacios sinodales en la Iglesia universal y en nuestra Iglesia mendocina. Animado por el camino iniciado por mis predecesores, convoco a todos los espacios participativos -sacerdotes, diáconos, consagrados y laicos- para reflexionar sobre los distintos aspectos de la vida eclesial mendocina.
El Papa León, ante el clero de Roma, daba oportunas indicaciones que ayudan a pensar nuestro trabajo:
"Se trata, ante todo, de trabajar por la participación activa de todos en la vida de la Iglesia... fortalecer la formación de órganos de participación y, a nivel parroquial, revisar los pasos dados hasta la fecha o comprender los obstáculos y superarlos."
(León, Palabras al Clero de Roma, 19.09.2025)
Nos sentimos animados por estas palabras del Papa y por el itinerario del Sínodo. En sintonía, nuestra Vicaría de Evangelización ha preparado el texto "Brújula y corazón", fruto de la Jornada Juntos Caminamos 2025, que priorizó tres ejes: Misión, Formación y Espiritualidad.
Una Iglesia auténticamente sinodal es profecía para un mundo fragmentado. Como enseña el documento final del Sínodo:
"Vivimos en una época de desigualdades, desilusión con la democracia y dominio del modelo de mercado... Las prácticas auténticas de sinodalidad permiten desarrollar una cultura capaz de profetizar críticamente frente al pensamiento dominante." (Sínodo de la Sinodalidad, Documento final, n.47)
La Iglesia mendocina quiere ser signo de esperanza: es posible y necesario el diálogo, construir juntos y trabajar con todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
2. Cristo, verdad, tesoro de una Iglesia misionera
Las enseñanzas del Señor, su testimonio y su resurrección son el tesoro que compartimos con todos los hombres.
"Cada bautizado responde a las exigencias de la misión... recorren los caminos del mundo y anuncian el Evangelio sostenidos por los dones del Espíritu."
(Sínodo de la Sinodalidad, Documento final, n.58)
En este mes misionero, los invito a preparar la Misión de Adviento y Navidad, buscando vivir una Navidad con Cristo entre nosotros, lejos del consumismo.
Recordamos también la misión ad gentes, más allá de nuestras fronteras. Rezamos por Analía Lucero, misionera en Puerto Maldonado, Perú, y por las hermanas Luzmenia González y María de Luján Leguizamón, que parten a Luena, Angola, como Obreras Catequistas de Jesús Sacramentado, congregación fundada por Mons. José Aníbal Verdaguer.
3. Cristo, vida, se hace presente en una Iglesia misericordiosa
En la última etapa del Sínodo, el Papa Francisco nos llamó a ser una Iglesia de la misericordia:
"La misericordia de Dios nos hace confiables y responsables. Alguien que se dice cristiano y no entra en la misericordia de Dios es simplemente un ateo disfrazado de cristiano."
(Francisco, Discurso inaugural, 2.10.2024)
Cáritas y las pastorales de trinchera son testimonio vivo de esa misericordia. Allí se acompaña a quienes viven en la calle, a los enfermos, migrantes, adictos en recuperación y personas privadas de libertad.
Sin embargo, el deterioro social avanza: los gobiernos priorizan el equilibrio fiscal y descuidan a los más vulnerables. Los nuevos asistidos por Cáritas provienen de una clase media endeudada. Si el Estado no acompaña las políticas contra las adicciones, lo único que crece es el narcotráfico.
Por eso, los invito a sostener estas pastorales, inspiradas en Mateo 25: "Tuve hambre y me diste de comer..." Y que la solidaridad mendocina también interpela a quienes gobiernan para acompañar a los vulnerables más allá de los tiempos electorales.
"Los pobres no son una distracción para la Iglesia, sino los hermanos más amados... están en el centro de toda acción pastoral."
(León, Mensaje para la Jornada Mundial de los Pobres 2025, n.5)
Queridos hermanos, la Iglesia mendocina quiere ser fiel al Maestro -camino, verdad y vida- siendo plenamente sinodal, misionera y misericordiosa.
Que nuestra Madre del Rosario siga acompañándonos con su oración e intercesión, porque el Señor hace grandes cosas en sus hijos.
Padre Obispo Marcelo Colombo
Arzobispo de Mendoza



