La increíble maniobra que hicieron los F-16 para cargar combustible en el aire

Un piloto argentino explicó en detalle la maniobra aérea que permitió a los F-16 cruzar el Atlántico sin aterrizar, mediante un delicado sistema de reabastecimiento en pleno vuelo.

La increíble maniobra que hicieron los F-16 para cargar combustible en el aire

Editó: Mariano Rivas

El cruce del Atlántico de los nuevos F-16 de la Fuerza Aérea Argentina fue posible gracias a una de las maniobras aéreas más precisas que existen: el reabastecimiento en vuelo. Sin esta operación, los cazas no podrían cubrir distancias tan largas sin realizar escalas en tierra.

El procedimiento fue explicado por Enrique Lippi, ex piloto de combate argentino, quien en su cuenta de Instagram detalló cómo se ejecuta el contacto entre un F-16 y un KC-135R, el avión tanquero encargado de transferir combustible en el aire.

Para sostener varios encuentros de reabastecimiento durante el trayecto, el KC-135R realiza patrones de vuelo en forma de circuito tipo hipódromo, con dos tramos rectos donde se realizan las conexiones y dos virajes estándar para volver a posicionarse. La clave es mantener siempre condiciones estables, evitando turbulencias y nubes.

El F-16 solo se conecta durante los tramos rectos, nunca en los giros. El tanquero estabiliza su vuelo a una altura habitual de entre 20.000 y 26.000 pies, volando a una velocidad constante de 275 a 300 KIAS, un ritmo ideal para permitir que el caza mantenga formación sin exigir maniobras bruscas.

Un F-16 y un KC-135R en posición de contacto en pleno vuelo (fotos de archivo).

Antes del contacto, el F-16 se posiciona a un costado del KC-135R, en un punto de observación donde el piloto evalúa la estabilidad, la estela del avión y el estado del sistema de reabastecimiento. Luego pasa al área de "pre-contacto", a pocos metros de la pértiga extensible conocida como boom. Todo se realiza con ajustes mínimos de potencia y sin utilizar piloto automático.

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El control del dispositivo queda en manos del operador de boom del KC-135R, quien extiende la pértiga y la guía hasta el receptáculo ubicado en la parte superior del F-16. Durante la maniobra, el piloto del caza sigue referencias visuales tomadas del fuselaje del tanquero y de las luces directoras (PDL), que indican si debe mantener posición, corregir o interrumpir la conexión.

Una vez confirmado el acople, comienza el traspaso de combustible desde el tanquero hacia el F-16, con un caudal aproximado de 1.000 a 1.500 galones por minuto. Durante todo el proceso, el caza mantiene una formación de extrema precisión, realizando microcorrecciones de potencia mientras el operador ajusta la posición del boom para compensar cualquier movimiento.

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Cuando se completa la carga prevista, se produce la desconexión y el F-16 se separa del KC-135R para retomar su rumbo, dejando listo al tanquero para repetir el ciclo con otros aviones de la formación.

El método, considerado una de las maniobras más delicadas de la aviación militar, fue esencial para que los F-16 de la Fuerza Aérea Argentina lograran cruzar el océano sin escalas, explicó Lippi.

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