Un sicario de esta organización criminal fue liberado por error en Chile y lo buscan en la Patagonia argentina. El caso del detenido en Guaymallén, durante un robo, que sería miembro de esta banda y la historia criminal.
Tren de Aragua: la banda venezolana con un presunto detenido en Mendoza
En mayo de 2025, Mendoza fue escenario de la detención de Juan Alberto Chodiman Paillan, un chileno de 33 años acusado de formar parte del Tren de Aragua, una organización criminal venezolana. Chodiman Paillan fue arrestado tras un allanamiento en Guaymallén, en el marco de una investigación por un robo millonario en un barrio privado. Aunque este hecho no se había vinculado directamente con el Tren de Aragua en ese momento, las autoridades descubrieron que Chodiman formaba parte de la red que opera en varias provincias de Argentina, vinculado a delitos como extorsión y robo organizado.
La detención de Chodiman fue un golpe a la organización, pero la verdadera preocupación hoy recae sobre otro miembro del Tren de Aragua: Alberto Carlos Mejía Hernández, un sicario de 18 años, quien fue liberado por error en Chile y ahora se encuentra prófugo. Las autoridades sospechan que Mejía Hernández podría estar oculto en la Patagonia argentina, lo que ha generado una alerta máxima en las fuerzas de seguridad.
El Sicario Prófugo y la Alerta Roja de Interpol
Mejía Hernández, conocido por su participación en homicidios y otros crímenes violentos, fue liberado en julio de 2025 debido a una resolución judicial errónea. Tras su liberación, las autoridades chilenas y argentinas emitieron una alerta roja de Interpol para su captura. Con un historial criminal que lo vincula a crímenes en Santiago de Chile, como el asesinato de un empresario, el sicario se encuentra ahora en la lista de los más buscados en la región.
Ver: Liberaron a un sicario "por error" en Chile y hay alerta en Argentina
La policía de Argentina, en coordinación con Gendarmería y la policía provincial de Santa Cruz, mantiene una vigilancia activa en los pasos fronterizos y áreas cercanas a la Patagonia, buscando pistas sobre el paradero de Mejía Hernández. Las sospechas apuntan a que el sicario podría haber cruzado a Argentina de manera clandestina, aprovechando la proximidad de las fronteras de Chile con las provincias del sur.
El Tren de Aragua es una de las organizaciones criminales más temidas de América Latina. Fundada en Venezuela en 2010, la banda se ha expandido rápidamente a varios países de la región, incluyendo México, Colombia, Perú, Bolivia y Chile. A lo largo de los años, el Tren de Aragua ha sido responsable de una amplia variedad de delitos, incluyendo secuestros, narcotráfico, extorsión y robos millonarios. Su red está bien organizada y es conocida por operar con una gran brutalidad, lo que la convierte en un desafío para las fuerzas de seguridad.
La organización tiene una presencia en distintas zonas de Argentina, especialmente en ciudades fronterizas y regiones con menor vigilancia. Los miembros de la banda suelen infiltrarse en comunidades locales, corromper estructuras y llevar a cabo actividades delictivas a gran escala. Su capacidad de operar en diferentes países y adaptarse a los contextos locales ha sido clave para su expansión y éxito en la región.
Historia
El Tren de Aragua es una de las organizaciones criminales más poderosas de América Latina, nacida en la cárcel de Tocorón, en el estado Aragua, Venezuela. Su nombre proviene de una obra ferroviaria inconclusa, pero fue bajo el liderazgo de Héctor Rustherford Guerrero Flores, alias "Niño Guerrero", cuando la pandilla se consolidó y empezó a expandir su influencia. Tocorón se convirtió en un centro de operaciones clave, con recursos generados por actividades ilegales, lo que permitió a los pranes construir un zoológico, una piscina y otros lujos dentro de la prisión.
La expansión del Tren de Aragua comenzó a fuera de la cárcel, primero en el barrio de San Vicente, donde estableció un control social y operó con la ayuda de la Fundación Somos El Barrio JK, que parecía recibir apoyo gubernamental. Con el tiempo, el grupo absorbió territorios de otras bandas, como el Tren del Llano, que perdió su liderazgo tras el asesinato de su líder en 2016. Esta victoria territorial le permitió al Tren de Aragua establecerse en más estados de Venezuela y afianzar su control sobre diversos mercados criminales como extorsión, tráfico de drogas, secuestros y trata de personas.
A partir de 2018, el Tren de Aragua comenzó a extenderse más allá de las fronteras de Venezuela, utilizando los flujos migratorios de venezolanos como una vía para expandir su red delictiva. En la frontera con Colombia, el grupo se enfrentó a grandes organizaciones como el ELN y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, luchando por el control de las trochas, pasos clandestinos usados para el tráfico de drogas, bienes y personas. En esta etapa, la banda comenzó a explotar sistemáticamente a los migrantes venezolanos, cobrándoles extorsiones y controlando el mercado de la trata de personas.
Durante los años siguientes, el Tren de Aragua creció en tamaño y alcance, estableciendo células en Colombia, Perú y Chile, e incluso expandiéndose a Brasil, Ecuador y Bolivia. Cada una de estas células se especializó en actividades delictivas adaptadas a las condiciones locales, como microtráfico, préstamos ilegales y robos. A pesar de la violencia de la pandilla, que comenzó a alertar a las autoridades de Sudamérica, el Tren de Aragua siguió operando de manera estructurada y jerárquica, con "Niño Guerrero" al mando.
La caída de Tocorón en 2023 por parte de las autoridades venezolanas fue un golpe para la organización, pero no significó su desaparición. Tras la fuga de "Niño Guerrero" antes de la operación, y la captura de algunos de sus lugartenientes, el grupo continúa operando, principalmente a través de sus líderes en la minería ilegal en el sur de Venezuela. El gobierno de Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, ha incluido al Tren de Aragua en su lista de "organizaciones terroristas extranjeras", y las autoridades de Colombia, Chile y Perú siguen desarrollando operaciones para desmantelar la red transnacional.



