Mendoza y la Reforma Fiscal: una década de anticipación

La libertad económica y la responsabilidad fiscal no son promesas, son políticas de gobierno que ya transformaron nuestra provincia.

Mendoza y la Reforma Fiscal: una década de anticipación

Por:Martín Kerchner
Presidente Provisional del Senado

La columna vertebral de la alianza entre La Libertad Avanza y Cambia Mendoza está en los diez puntos del Pacto de Mayo, firmado por el presidente Javier Milei y los gobernadores, entre los cuales Alfredo Cornejo es hoy su principal representante en el Consejo de Mayo.

De esos diez compromisos, tres son especialmente relevantes para la vida económica de los mendocinos y merecen un análisis conjunto:

El equilibrio fiscal innegociable.

La reducción del gasto público como porcentaje del Producto Bruto.

Una reforma tributaria que alivie la presión impositiva, simplifique la vida de los ciudadanos y promueva el comercio.

Milei y Cornejo, en la firma del Pacto de Mayo.

Lo primero que debemos recordar es que, mucho antes de que ese pacto se alumbrara, Mendoza ya había comenzado a recorrer este camino. Desde fines de 2015, nuestra provincia aplicó reformas que hoy son políticas centrales en el Gobierno nacional. Por eso podemos afirmar, con datos y resultados a la vista, que en Mendoza estas transformaciones no solo son viables: ya son una realidad desde hace casi diez años.

Mendoza empezó antes

Corrían los finales de 2015 cuando Cambia Mendoza asumió la gestión con una convicción clara: ordenar las cuentas públicas, reducir privilegios de la política y mejorar la competitividad de la economía provincial. Desde el primer día se ajustó el Estado: se redujo a la mitad la cantidad de ministerios, la planta de funcionarios y los asesores. El mensaje fue directo: no pedirle más esfuerzo al sector privado sin antes dar el ejemplo desde el Estado.

Nunca más se tomó deuda para pagar sueldos. La deuda solo se destinó a obra pública, con un perfil de inversión a largo plazo. En paralelo, se redujeron los gastos corrientes y se incrementó la inversión de capital. Los servicios públicos esenciales -salud, seguridad, educación y transporte- mejoraron en calidad, demostrando que la austeridad bien aplicada es compatible con un mejor Estado.

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Una reforma tributaria con sello mendocino

El otro gran frente fue el tributario. En Mendoza se bajaron impuestos de manera progresiva, generando un alivio equivalente a mil millones de dólares -una cifra comparable con otro "Fondo del Resarcimiento"-. La prioridad estuvo en reducir las alícuotas de Ingresos Brutos, el impuesto más distorsivo por su efecto cascada en toda la cadena productiva.

Gracias a esa decisión, sectores primarios e industriales -grandes generadores de empleo y exportación- recuperaron competitividad. Hoy vamos más allá: Mendoza inició este año el camino hacia la eliminación total del impuesto a los Sellos en 2030, avanzando sobre otro de los tributos que más traban la actividad económica.

Paralelamente, mientras se bajaban impuestos y gasto público, programas como Mendoza Activa y el Bono Fiscal inyectaron más de 600 millones de dólares en subsidios inteligentes para fomentar inversión privada, priorizando a los sectores más competitivos de la provincia.

Desregulación y alivio de la deuda

La lógica de simplificar y desregular también alcanzó a las tasas provinciales: eliminamos más de la mitad de ellas para reducir burocracia y facilitar la vida de los ciudadanos y empresarios.

En paralelo, la deuda pública en dólares se redujo un 55% respecto a 2015, dejándola en niveles históricamente bajos. Esa decisión no solo alivió la presión financiera actual, sino que liberó a las futuras generaciones de mayores cargas impositivas.

Cornejo votando en 2015, año en el que Cambia Mendoza asumió la gobernación.

Mendoza como espejo del rumbo nacional

Hoy, el Gobierno nacional impulsa el equilibrio fiscal, la baja del gasto público y la reforma tributaria. En Mendoza sabemos que ese camino es posible, porque lo hemos transitado durante casi una década con resultados palpables.

Es por eso que la historia hay que contarla completa: mientras otros prometían populismo y atajos fáciles, Mendoza eligió la responsabilidad. Esa decisión nos posiciona hoy como el territorio que mejor expresa, en la práctica, el espíritu del Pacto de Mayo.

Mendoza no solo anticipó estas reformas, sino que demostró con hechos que son sostenibles, que mejoran la competitividad y que fortalecen la institucionalidad. Por eso, cuando hoy la Nación debate cómo salir definitivamente del círculo vicioso del déficit y la alta presión fiscal, puede mirar a Mendoza como ejemplo concreto de que ese camino es posible y da resultados.

En tiempos donde sobran discursos fáciles, Mendoza ofrece pruebas contundentes: la libertad económica y la responsabilidad fiscal no son promesas, son políticas de gobierno que ya transformaron nuestra provincia.

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