Gimnasia, el campeón que se reconstruyó desde el sentido de pertenencia

El Lobo empezó a salir campeón cuando perdió la final del Reducido en el 2024, sólo que todavía no lo sabíamos. Las claves del mejor equipo de la categoría.

Gimnasia, el campeón que se reconstruyó desde el sentido de pertenencia

Por:Emanuel Tristán

El hecho que al momento de atajar el segundo penal, el plano de César Rigamonti tuviera de fondo el negro firmamento de la noche porteña iluminado por un relámpago de gloria, al mejor estilo Thor, no fue más que un toque de perfección absoluta que le dio al ascenso de Gimnasia y Esgrima a Primera División un aura épica, escrita bajo el más impecable guion cinematográfico.

Contra viento y marea, el Lobo coronó desde los 12 pasos la supremacía absoluta que había tenido durante los 120 minutos de la final sobre su rival de turno, el poderoso Deportivo Madryn, y también el dominio prácticamente total que supo ejercer sobre el resto de los rivales las 34 fechas de la fase regular.

Ladrillo a ladrillo

El ascenso del Blanquinegro comenzó a construirse en Córdoba, el 8 de diciembre del 2024, cuando el equipo dirigido por Ezequiel Medrán perdió la final del Reducido ante San Martín de San Juan. Lejos de caerse, el presidente del Club, Fernando Porretta, cinco días después le habló al pueblo mensana y aseguró que estaba decidido a redoblar la apuesta para la temporada 2025.

Mantuvo la base de ese equipo con los jugadores que había que dejar, potenció los espacios que quedaron libres con refuerzos de calibre y gestó en Chile una pretemporada histórica que fue un preludio acorde al año futbolístico. A diferencia del año pasado, conformó un plantel lleno de indios, guiados por un líder concreto, que entendió lo que se iba a jugar desde el día cero, congenió como un grupo sencillo, humilde y sin egos, y logró captar rápidamente el sentido de pertenencia gracias a la cuantiosa cantidad de futbolistas que venían de temporadas anteriores. Es que no cualquier Institución entrega tantos reconocimientos a sus jugadores por haber cumplido 100 o 200 partidos con esta camiseta.

Dentro de la cancha, Gimnasia se gestó como un equipo robusto en defensa y efectivo en ataque. Que de la mano de Ezequiel Medrán pocas veces brilló, pero que consiguió estadísticas formidables que le permitieron al equipo sostenerse arriba durante todo el torneo. El golpe de timón llegó en el momento que debía llegar, justo a tiempo. Así lo entendió el presidente del Club, que dispuso una movida arriesgada que el resto del país poco entendió, pero que terminó siendo fundamental a la hora de concretar el objetivo.

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Ariel Broggi llegó para descomprimir el ambiente y lo logró. En poco tiempo, además, le imprimió al equipo otro ritmo y una actitud innegociable de ir al frente. Así fue subiendo los escalones necesarios para jugar la Final por el Ascenso.

El arquero César Rigamonti, uno de los héroes del ascenso.

La revancha

En Vicente López había sed de revancha. Para los miles y miles de fieles Pitucos que nuevamente se movilizaron en masa, atravesaron todo el país y coparon el estadio de Platense, como también para ese enorme puñado de jugadores que había estado en Córdoba y que sabía que esta vez no se les podía escapar. Es fue el último ladrillo.

A diferencia del 2024, ante los patagónicos Gimnasia siempre estuvo en partido, entendió cómo jugar un duelo determinante y pasó por arriba a su rival. El Lobo había empezado a ganar esta final en Barrio Alberdi, sólo que en aquel entonces todavía no lo sabíamos. Llegar a los penales simplemente aportó una anécdota más para que la película del campeón fuera impactante e inolvidable.

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