Crónicas del subsuelo: La vuelta entera

Crónicas del subsuelo: La vuelta entera

Por:Marcelo Padilla

Sabe andar con las piernas cambiadas. La derecha y la izquierda, según se las configure en su ilusión fantasmal quien las vea caminar, arrastran a contramano cada renglón del texto, tramando una paradoja política. Y sin siquiera saberlo lo hace el hombre. El arte de lo imprevisto, entonces, se yergue en la inmensidad de su existencia vacua, rodeado de cadenas montañosas y de mar y de selvas y despuntaderos de yungas. Y esto es una forma de decir: que cuando el hombre pisa en falso y pone todo el peso de su cuerpo sobre la baldosa; a veces, sea por la baldosa floja o por el pie mal puesto a la baldosa la pisa mal, y al hombre le da un tiritón en todo el cuerpo. No controla sus movimientos como antes los controlaba sin pensarlos. Siente. El murmurar del esguince en la derecha de Escipión, y en la izquierda de Aquiles de Marambio siente, la frialdad del sur entero hecho Antártida angulada.

De las dos patas filosóficas se agarra y en las dos escuelas de pensamiento se cobija. Y no es por eso que el hombre quede debilitado. No. Son cosas que le pasan a cualquier cristiano nacido y criado durante el siglo XX que ha entrado en años en el siglo XXI. Tiene a los hijos grandes. Pero él se da gustos chicos, y nada nada de ganas le dan de luchar como se piensa comúnmente que se lucha. Ahora le tambalea el mequetrefe de adelante y el de atrás sabe de andar a pura yanta. El tema es que al hombre se le ha avisado, claro. Le dieron la noticia una mañana. Y aunque él la esperaba en cualquier momento, ese momento le ha llegado. Y en la noticia a guisa telegráfica inscripta venía su madre:

¡Tu madre se ha muerto de verdad! Se le ha muerto el contenido de su forma. Le rezó el telegrama.

De lo que sea se haya muerto ahora sí se sabe: que ha partido, digamos: física y definitivamente debajo de las catacumbas. Donde se codeará con otros muertos conocidos que serán cenizas en cien años. Y junto a otros muertos desconocidos; ella, la triste y vieja doncella estará debajo y con vida junto a los demonios que intentó azuzar cuando fue apenas una guagua. A los desconocidos vino a conocer cuando muertos, ya en la condenación de sus infamias no había nada que hurguetear. El hombre ha decidido no decidir y no tomar ninguna posición política. Ni siquiera una posición ideológica y/o moral ha querido desplegar en favor de uno de los bandos en disputa.

¿Acaso es una posición su estado de profunda neutralidad con el mundo entero?

Sí, lo es. Como en las grandes guerras mundiales el texto emergente y no colonial arrastra hacia atrás su cometido y solo lo hace para no meterse en el conflicto cobijándose en su ancestralidad segura y arcaica; y cree que logrará traspasarles el texto en forma de libro a los lectores de ambos bandos cuando la guerra se termine allá lejos y en el futuro. Es la Tercera Posición la que no se dice abiertamente. Es la Tercera Posición del kamasutra nacional la que en los claustros no se nombra y queda, luego de la disputa encarnizada de los que luchan en lejanos parajes por sus territorios, en la paz, en la pura paz de la Tercera Posición. Donde está la doctrina. Se sabe que a la doctrina las alimentan los comentaristas de esa doctrina como al Talmud. Actualización doctrinaria no consiste en negar al mito. No, muy por el contrario. Pareció novedoso y moderno hacerlo así y hasta por momentos se lo vio con buenos ojos, sí. Pero no, de nuevo no, porque el mito hace al rito y el rito hace al hombre; es al revés la cosa, mariposa.

Pero guay que el aviso le ha llegado meses después del deceso de su madre. Le han tirado una muerta en un mensaje. Por lo tanto, la noticia, ya no es noticia. En todo caso es un aviso de un algo que ha ocurrido ¿Es lo mismo o no es lo mismo la novedad? La noticia le llegó un 7 de octubre por la mañana, tempranito. En ella se le ha dicho que el fallecimiento de su madre ha ocurrido un día de julio del corriente año, precisamente, el 28 de julio. Pero no. La partida de defunción expresa claramente que fue el día 23 de julio a las 13:40 hs. cuando la mujer ha mutado a muerta, y el acta de defunción se ha levantado un 28 de julio cinco días después de su real expiración. El Cadáver ya está frio después de la fritanga.

La noticia de la muerte de alguien cercano suele, aunque no siempre, causar cierto escozor en el pariente, en el amigo, en el vecino. Y más si no coinciden las fechas del aviso con las del acta de defunción. Pero más aún si la noticia incluye a la madre, que se sabe, desde siempre: ¡madre, hay una sola! Una sola vez se muere la madre de uno. Y la madre de los otros es una muerta más de las miles de madres muertas que día a día se apilan en las morgues.

¿A quién le importa la cantidad, si madre hay una sola? La muerta muerta está. No se puede hacer más que recordarla en las fotos y en los pasajes que la memoria filtra. Esto ocurre cuando a la memoria se le antoja. Son ellos, los pasajeros de la memoria quienes deciden ahorita mismo. Pues entonces, el hombre se ha tirado a la cama, luego de recibir la misiva. Su cuerpo está pinchado y desinflado, y la dimensión de su endebléz es de una gran melancolía dieciochesca y de una firme depresión contemporánea.

Debo decir también cómo se comporta la gente en estos casos. Los poquitos que se enteraron le mandaron su pésame por escrito, y otros nomás dijeron extendiendo su aparente lamento "Lo siento mucho, escúchame, aprovecho y te aviso que mañana a la mañana tenés que pasar por la oficina a buscar esos papeles, y firmarlos, porque estás atrasado en eso, y por favor te pido que esta tarde sin falta me los mandes por correo". Un cumplido no se le niega a nadie. Pero, métanse bien, y en este caso, al ojete sus cumplidos. Porque nadie excepto el gato al que el hombre ha elegido adoptar hace meses y le ha puesto de mote Bruno Schultz en homenaje a un polaco, nadie nadie se le ha acercado. Ni siquiera pa estrecharle un miserable abrazo con un hasta luego, hasta pronto.

El gato sí. El gato entró por la ventana que abrió con sus manitas. Se le fue corriendo y se le echó encima. Le hizo unos arrumacos y se le quedó dormido en el pecho cuando el hombre tomaba mate con pastillas Renomé. El ronroneo lo hizo llorar y el gato como si supiera con sus patas peludotas lo abrazó, y le pasó sus garras suavemente en la carompa, a la vez le diera lengüetazos en la barba a ese hombre que ha quedado solo en su penar. La gente también tiene sus penares; y es tal vez por eso que solo se ocupe de los suyos; porque sus penares son primero y no se le comparan con los que está penando de dolor el padeciente que lo cuenta.

El sálvese quien pueda es real entre los pares de ex compañeros y ex compañeras. Se acumulan en una montaña muerta. No tienen más sangre en las venas. Por eso el hombre desconfía del saludo que le den los ex en su penar. Según se decía eran ellos quienes estarían en todo momento, en las exs buenas y en las post malas. Pero no. Hay que decirlo abiertamente: son la ex lacra de la supuesta ex amistad nacional y popular. Son gusanos de ambos sexos que conforman a su alma con el miserable pésame, diciendo: "Lo siento mucho y espero puedas salir pronto de este momento". Pero el cuerpo de la madre ya no está. Y ellos y ellas tampoco ex/tuvieron. Entonces decretamos el fin del ex romance porque ya no quedan los de fierro ni las de fierro. Eso quizá haya ocurrido cuando gobernaba la ingenuidad.

Ahora nadie entierra a sus parientes ni se les hace su merecido velorio, ni su adusto sepelio. Creman a los cuerpos, la gente no despide a sus muertos en presencia del cadáver; y eso a la gente la pone mala, a la larga o a la corta, obtusa y ciega y hosca. En tanto esto sea desplazado a los pésames y resumido en un mensaje muy económico, a cuyo acto se le ha ahorrado tiempo y palabras y tacto. En un maldito y estúpido mensaje viene metido el propio aviso de la muerte y las condolencias: "arreglatelás como puedas porque yo tengo muchos problemas y no estoy para juntarme con depresivos, porque yo también tengo que hacer mi propia vida y no tengo, o mejor dicho no puedo, perder tiempo en ir a visitarte, ni en darte un gran abrazo. Lo siento mucho y espero puedas salir pronto de esta situación, atte: Laura o Ricardo, o nadie".

"Se pueden ir bien a la post mierda" se oyó decirle al hombre enrollado a sus frazadas debajo de la cama. Así como se muere la madre se mueren los amigos; y los que decían serlo desaparecieron como los dinosaurios. Puede desaparecer la persona que amas. Acá no entra nadie porque ya se los ha sacado a pique cuando vinieron por la foto, a saber algo de uno. Han venido a saber algo de uno pa chusmeárselo a los otros, repito, con mi galantería de penado, y por eso espero se me excuse dada la ocasión funeral en la que me encuentro.

"Son unos tetas caídas", agregó el hombre con sus jaulas al final del párrafo, y dijo, veo si quiero, al final del párrafo, a un punto y a un aparte sobre dicha oscuridad flamenca. Son la puta burla de los bufones que persiguen el carguito. Van haciéndose los pelotudos tras el hedor de ese culo que puede darles algo a cambio de olerle el ojete, de arriba hacia abajo a veces oliendo y lamiendo el ojete, se consigue algo. Algunos consiguen ser diputados y otras ser diputadas y algunos senadores y otras senadoras de la nación que supieron lamerla. También hay dirigentes sindicales que la chuparon toda junta hasta la coronilla; y de los del medio, dirigentes del medio sindical de medio pelo que se la tragaron toda hasta pedir más y más y más como dirigente que se les está cayendo el pelo, y en breve va a terminar pelado, pelando a sus dirigidos por la coima del pelechar. Que pide a gritos que se lo cojan de parado en una plaza pública y sea azotado por diez albañiles borrachos de resaca un lunes por la madrugada, cantando la de los abuelos de la nada.

Entonces, como se dijo alguna vez, ¡no pueden dirigir ni el tránsito! O en todo caso solo pueden dirigir el suyo, lento transito cuando van de vientre por el inodoro. Y ventrílocuos también son los dirigentes que hacen promesas sobre el bidet. Eso es lo que hacen estos tipos y tipas cuando tratan de sacarte el voto del bolsillo. Nosotros tenemos que botar a los que nos piden que los votemos y así realmente poder votar a alguien como la gente, alguna puta vez. Se acabó la épica de la muerte y se acabó la épica de la amistad y se acabó para siempre la épica de la militancia paga, ¡manga de babosos y babosas! ¿Llenando formularios para becas y subsidios piensan que saldrán adelante? Y no me gusta la palabra corrupción. Con esa palabra se llenan la boca. Con la palabra corrupción comen y cagan por la boca y por el culo. ¿Acaso porque son unos corruptos a los que bancan pueden usar esa palabra moralista en donde sea y quedar bien ante vecinos y compañeros de despido?

¿Compañeros? Se preguntó. ¡Compañeros las pelotas! Respondió en su interior. El tiempo pasa, nos vamos poniendo tecno. Nadie sabe y no contesta. Las encuestas que hacíamos en los barrios miserables de la categoría D y E. Categorías jodidas para visitar en las redadas sociológicas. Las brigadas de los formularios pletóricas de hambre y de gloria sibarita. Nadie quería golpear la puerta de esos ranchos de mala muerte. Pero fue en una noche de verano. Era domingo, habrán sido las ocho y media de la tarde. Ya había caído el sol entero y el hombre del que venimos hablando golpeó a la puerta de una casucha de madera, de una villa, buscando una mujer que tuviera entre 50 y 55 años. Era la última encuesta que le quedaba realizar para entregar el paquete y cobrar por lo hecho, nada más que por lo hecho iba a cobrar un lunes, o un martes, pero cobrar iba a cobrar, con paciencia se cobraba todo junto. Hacía un poco de miedo por la hora, pero también hacía un poco de frio por el cagazo que sintió, porque quien le abrió la puerta era un hombre grandote y gordo y desnudo del torso para arriba y el tipo se encontraba muy borracho.

-Qué quiere, le preguntó.

-Disculpe la molestia señor, mire vea, que estoy haciendo encuestas, y me falta una, y tengo que hacérsela a una mujer de entre 50 y 55 años para que me paguen, ¿usted no sabe si en su casa vive una mujer de entre 50 y 55 años para que me la responda?

El hombre borracho ladeo su cabeza y apoyado al canto de la puerta de entrada gritó "¡María, che María vení!". Y vino María. Por su aspecto parecía tener entre 50 y 55 años pero tenía en verdad 35 cuando vi su documento. El gordo desnudo de la cintura para arriba no la quiso dejar sola con el temerario encuestador. Le dijo "pasá pa dentro" y abrió la puerta de par en par y luego entrara el encuestador la cerró con una fuerza inusitada de un tirón. Un eco suave y permanente quedó repiqueteando en los rincones. La casucha era de barro hecha a mano y de junco cortado en los cañaverales de la zona. En el techo de caña pude ver miles de cucarachas peregrinando de una caña a otra, de un agujero a otro salían despavoridas por el fuego y el calor. Dentro de la casa había niños y niñas y la música de una cumbia silbaba su repercusión en las paredes como un viento de lamentos lisonjero. Era la dársena de la zona piedemontana la que daba a la yunga salta y peluda por los viroques un matiz de peluquería. No éramos nadie en el camperío. Entre la música de cumbia se escucharon unos tiros que venían con el viento de otros ranchos. El cielo mitigaba.

"Sabe andar con las piernas cambiadas. La derecha y la izquierda, según se las configure en su ilusión fantasmal quien las vea caminar, arrastran a contramano cada renglón del texto, tramando una paradoja política".