El escritor recientemente fallecido, como buen uruguayo, era fanático de este deporte. Hincha ferviente de Nacional y fanático de Messi, acá te mostramos su relación con la pelota.
El estrecho lazo entre Galeano y el fútbol
A los 74 años murió Eduardo Galeano, escritor y periodista uruguayo, nacido en Montevideo en 1940. El también poeta charrúa dejó un legado cultural e intelectual inolvidable y siempre estuvo en su vida muy presente su pasión por el fútbol, a la cual en los últimos años le agregó una inocultable fascinación por Lionel Messi.
Galeano escribió dos libros relacionados al balonpié: "El fútbol a sol y sombra" y "Su majestad el fútbol". Hincha fanático de Nacional de su país, el autor de "Las venas abiertas de América Latina" declaró en el 2012 que "Messi es el único jugador que me hace soñar y amar. Mi teoría sobre él es que es un caso único en la historia de la humanidad porque tiene una pelota adentro del pie".
En la revista La Garganta Poderosa,
comparó a la Pulga con Diego
Armando: "Siempre se dice que
Maradona la llevaba atada, pero
Messi la tiene adentro del pie,
y eso científicamente es inexplicable".
Sobre el fútbol, Galeano escribió que "sigue siendo la pasión popular más importante del mundo; les guste o no les guste a quienes siguen todavía aferrados a los viejos prejuicios de izquierda y derecha, que han tenido y compartido sobre el fútbol. Para la derecha, el fútbol era la prueba de que los pobres piensan con los pies; y para la izquierda, el fútbol tenía la culpa de que el pueblo no pensara".
Sus libros sobre el fútbol
Eduardo Galeano tiene dos obras relacionadas a éste deporte. En 1958 escribió Su majestad el fútbol y en 1995 redobló la apuesta con El fútbol a sol y sombra.
En esa segunda publicación, el escritor oriental le escribe a los estadios de fútbol, al hincha, al jugador, al gol, al árbitro y a cada uno de los detalles en torno a la pasión futbolera. También habla de los Mundiales, de Maradona, de Alfredo Di Stéfano y de Pelé.
En el prólogo del libro, Galeano empieza en primera persona con una simpática confesión, narrada con su estilo único:
<< Como todos los uruguayos, quise ser jugador de fútbol. Yo jugaba muy bien, era una maravilla, pero solo de noche, mientras dormía: durante el día era el peor pata de palo que se ha visto en los campitos de mi país.
Como hincha, también dejaba mucho que desear. Juan Alberto Schiaffino y Julio César Abbadie jugaban en Peñarol, el cuadro enemigo. Como buen hincha Nacional, yo hacía todo lo posible por odiarlos. Pero el Pepe Schiaffino, con sus pases magistrales, armaba el juego de su equipo como si lo estuviera viendo la cancha desde lo más alto de la torre del estadio, y el Pardo Abbadie deslizaba la pelota sobre la línea blanca de la orilla y corría con botas de siete leguas, hamacándose sin rizar la pelota ni tocar a los rivales: yo no tenía más remedio que admirarlos, y hasta me daban ganas de aplaudirlos.
Han pasado los años, y a la larga he terminado por asumir mi identidad: yo no soy más que un mendigo del buen fútbol. Voy por el mundo sombrero en mano, y en los estadios suplico:
- Una linda jugadita, por amor de Dios.
Y cuando el buen fútbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece. >>



