El drama del primer trabajo

Sea por necesidad o por deseo, para los jóvenes es muy difícil insertarse en el mundo laboral. Hay programas, pero no alcanzan.

El drama del primer trabajo

Por:Ana Montes de Oca
Periodista

Después de “papá”, “mamá” y ¨te quiero”, las mejores palabras que nos puede decir un hijo son “quiero trabajar”. Es, sin dudas, la muestra de que hemos hecho las cosas bien. Y cuanto más jóvenes sean, mejor, porque cuanto antes se comience una carrera laboral, más posibilidades se abren.

Pero en nuestro país, donde el trabajo no le sobra a nadie, para un joven es mucho más difícil conseguir uno, aunque no tenga grandes pretensiones.

Los chicos pueden votar desde los 16 años pero no pueden trabajar. La ley no se los permite salvo que sus padres firmen un consentimiento ante escribano público, y aún así, no pueden hacer cualquier tarea: sólo tareas que no signifiquen esfuerzo físico importante y en horarios de media jornada.

El año pasado, el oficialismo presentó un proyecto para insertar a los alumnos del último año del secundario en el mundo laboral, pero fue fuertemente criticado. 

Muchas escuelas fueron tomadas en contra del proyecto

La cosa tampoco mejora demasiado a partir de los 18 porque, si bien ya pueden hacer cualquier tarea, las empresas piden personal con experiencia y consideran que un chico que recién sale del secundario no sabe hacer nada.

Por esta razón, el Ministerio de Trabajo de la Nación viene implementando diversos programas para ayudar a los jóvenes a conseguir el primer empleo. “En la gerencia de Empleo trabajamos con las oficinas de empleo de cada municipio, entonces todos los programas que tiene el ministerio se articula con los municipios que es adonde pueden ir los jóvenes a inscribirse” explicó al Post Emilce Vega Espinoza, gerente de Empleo y Capacitación Laboral del Ministerio de Trabajo de la Nación en Mendoza.

Guía y un poco de sobreprotección

Hasta hace unas décadas, buscar el primer trabajo era cuestión de ganas: había que levantarse temprano, marcar los avisos del diario y salir a patear la calle en busca de lograr, al menos, una entrevista. Si no se conseguía, al otro día se volvía a empezar.

No había pretensiones de horario ni de salario y claramente se trabajaba en negro, después de todo era una suerte ingresar al mercado laboral.

Pero ahora, la cosa es distinta y, en el afán de proteger los derechos laborales, los chicos pierden oportunidades de aprender y de madurar.

Uno de los programas del ministerio es “Empleo Joven”, que capacita a chicos de entre 18 y 24 años que tengan el secundario terminado o estén terminando en algún Cens.

“Lo cierto es que en ningún momento nos enseñan ni siquiera a armar un currículum. Por eso, el municipio les da una capacitación adonde primero se los prepara para el trabajo, se les enseña a hacer el CV, se les hacen simulaciones de entrevistas laborales y también se los capacita en derecho laboral y en higiene y seguridad, además de informática”, detalló.

Los que se anotan en este programa reciben un incentivo de $1100, además del material y la merienda.

En Mendoza hicieron esta capacitación cerca de 7500 chicos en los últimos dos años.

Claro que las empresas que luego toman a estos jóvenes tienen que darles trabajo en blanco y “no deben tener multas por despidos masivos ni por haber tenido empleados en negro”, aclaró Espinoza.

Otro de los programas, llamado “Entrenamiento para el Trabajo” acompaña la inserción laboral y promueve una práctica en distintas empresas o comercios. Aquí, el ministerio paga $3600 a cada joven por media jornada. “Si el negocio tiene hasta cinco empleados, el Ministerio paga todo el sueldo, si tiene más, el depósito que hace la Nación va bajando. Este es un beneficio que se le da al empleador para que tome a estos chicos, pero la parte empleadora está obligada a contratar un Plan Médico Obligatorio y un Seguro de Accidentes”, remarcó.

Cornejo y Suárez en la Feria de Empleo 2017

Este programa contó con la participación de unos 13 mil jóvenes en poco más de dos años.

Un programa parecido, llamado “Empalme”, consiste en el aporte de 4 mil pesos por parte de la Nación al sueldo del joven empleado durante 24 meses “con esto se busca crear una relación laboral de al menos dos años”, indicó Vega Espinoza.

En busca de empresas

“El año pasado hicimos la feria de empleo en mayo y en agosto ya había 3800 chicos que habían participado del entrenamiento en alguna empresa”, graficó la funcionaria. Sin embargo, a pesar de que estos programas no sólo capacitan sino que hacen el trabajo de selección de personal, todavía hay pocas empresas que recurren al servicio de empleo estatal y optan por contratar consultoras privadas.

Por eso, Vega Espinoza remarcó que cualquier negocio o empresa que quiera sumarse a los programas del ministerio puede recurrir a la sede de Eusebio Blanco 450, llamar al 4231349 o acercarse a la oficina de empleo del municipio.

Necesidad y deseo

Para los jóvenes que tienen una real necesidad de trabajar es claro que no hay opciones: si son varones terminan como aprendices de algún oficio, y las mujeres, cuidando niños o limpiando casas.

Marcela González tiene 19, es madre de una beba de 1 año y la necesidad la llevó al trabajo doméstico: “yo quiero seguir estudiando y trabajar en algo administrativo, pero cuando no tenés experiencia lo más fácil de conseguir es en limpieza, nadie te pide currículum para ir a limpiar el tema es que pasa el tiempo y me doy cuenta de que cuando quiera buscar un trabajo de oficina no voy a poder poner que durante un año estuve limpiando porque para ellos eso no es experiencia”, lanzó.

Por otro lado, los chicos que no tienen necesidades pero aún así quieren trabajar, tampoco saben por dónde empezar.

“Te piden currículum en todos lados ¿qué voy a poner en el currículum?”, preguntó Ariana, de 17, que a pesar de ser abanderada en la escuela y de tener un titulo internacional de manejo de Inglés, no consiguió ni que la escucharan por ser menor.

“La única opción es trabajar en Mc Donalds”, aseguró.

Podría pensarse que ella tiene más opciones que Marcela, pero la realidad es que ambas están lejos de lograr lo que quieren.