El 20 se define qué caudal se debe dar a La Pampa. Los argumentos que le dan la razón a Mendoza en una disputa histórica.
Atuel: Por qué Mendoza tiene razón, y La Pampa se escuda en chicanas
1. La historia del conflicto
La disputa entre las provincias de Mendoza y La Pampa por las aguas del río Atuel comenzó en 1947 con la construcción de la Represa El Nihuil en 1947, primera de un sistema de cuatro presas para aprovechamiento del agua del río para riego y generación eléctrica. Desde entonces, La Pampa comenzó a reclamar que se estaba vulnerando el derecho humano del uso al agua. Hasta que en a987, la Corte Suprema de Justicia de la Nación dio un fallo. Reconoció a La Pampa derechos sobre agua del Atuel, pero antes, dio a Mendoza el derecho de resguardar agua suficiente para el riego de 75.000 hectáreas. Y dio al Atuel categoría de río Interprovincial. También exhortó a hacer obras a ambas provincias.
2. El río es deficitario
Por supuesto, la sequía progresiva y el cambio climático fueron complicando la provisión de agua del Atuel. Y Mendoza nunca logró regar las 75.000 hectáreas indicadas en el fallo de 1987. En el mejor de los casos, en algún año se estuvo cerca del riego de 50.000 hectáreas en las zonas del cauce del Atuel. Desde entonces, y hasta hace poco, la posición de Mendoza fue “regamos las 75.000 hectáreas nosotros, y después avisen”, para decirlo en términos coloquiales. Salvo un acuerdo de buena voluntad en los 90, por los que un acueducto mendocino con agua de pozo riega las zonas afectadas por la baja del caudal del Atuel. Este acueducto podría satisfacer las necesidades de agua potable de 6.000 habitantes. Esto es el doble de los habitantes de la zona.
3. El agua y el riego de cada provincia
La Pampa y Mendoza tienen una extensión parecida. 143.000 km2 la primera, y 148.872 km2 nuestra provincia. Pero en Mendoza llueve la mitad que en La Pampa, 200 mm contra 400 mm cada año. Mendoza tiene una superficie cultivada de 333.700 ha. El total está regado con sistemas que requirieron esfuerzo, inversión, trabajo. Para convertir el desierto en oasis, como suele decirse. La Pampa cultiva 802.500 hectáreas, y sólo tiene bajo sistemas de riego 68 kilómetros cuadrados. El resto de su área cultivable es Pampa Húmeda, donde llueve y el agua cae sola. No necesitan más. Y Mendoza tiene una eficiencia de 43 % del riego, contra 34 % de La Pampa. Estos datos son del balance hídrico de Irrigación 2008-2016, del Anuario Estadístico de La Pampa, y del ministerio de Agricultura de la Nación.
4. La porción de cada uno
El 80 % de la cuenca del Atuel de casi 900 kilómetros está en Mendoza. El 20 %, en el noroeste de La Pampa.
El 100 % del río nace en Mendoza.
El 98 % de la población que cultiva o vive en la cuenca del Atuel está en Mendoza, el 2 %, en La Pampa.
5. La Pampa no quiso regar su noroeste
El río Atuel es la única fuente importante de agua del sur mendocino. Pero La Pampa tiene además el río Colorado, cuyo manejo comparte con las provincias de Río Negro y Neuquén, y de Buenos Aires. La Pampa tiene permiso para regar 110.000 hectáreas con agua del Colorado, y sólo riega 8.000 has. No obstante, no hizo en estos 40 años ninguna obra útil para llevar agua del Colorado a las zonas de Santa Isabel y Algarrobo del Águila. Todos los acueductos que salen del Colorado llevan agua a la zona Centro-Este de La Pampa. Es decir, no riegan su suroeste ni llevan agua no utilizada al noroeste, sino a la zona húmeda de la provincia. Y apostaron a que Mendoza sostenga el riego de su zona noroeste, sin aportar nada más de su presupuesto.
6. El nuevo fallo
Dado el nuevo conflicto, el 1 de diciembre del año pasado la Corte Suprema de Justicia de la Nación dio un nuevo fallo, donde llama a las partes a ponerse de acuerdo en un caudal (cantidad de agua) que Mendoza debe dar a La Pampa, de manera de recomponer el ecosistema, un concepto de derecho ambiental que existe ahora y que no estaba contemplado en el fallo de 1987. Ese nivel de ecosistema tiene grados, medidas, índices de salinidad, y otros parámetros que La Pampa se ha negado sistemáticamente a medir, sin antes ver satisfecha su demanda, que es del triple de lo que razonablemente, y en un proceso gradual, Mendoza podría dar. El gradualismo en los procesos ambientales judicializados, es una obligación de las partes. Ese fallo también indicó que deben hacerse obras que garanticen el mantenimiento del ecosistema del noroeste pampeano, cuya carga pública debe ser dividida entre Mendoza, La Pampa y el Estado nacional.
7. El nuevo desacuerdo
Mendoza pasó de “riego 75.000 hectáreas y después avisen” a una propuesta de entregar 1,3 m3 por segundo de caudal. La oferta incluyó profusos estudios técnicos que demuestran que ceder un caudal mayor, significaría un perjuicio para la población mendocina de la cuenca del Atuel, la que como ya dijimos representa 98 % del total de quienes viven en la cuenca del río. Con ese caudal y las obras adecuadas, Mendoza asegura que se puede recomponer totalmente el ecosistema del noroeste pampeano, el que por otra parte fue relevado y fotografiado; como parte de un estudio que demuestra su estado actual. Tal como ha estado llegando agua del Atuel, en un caudal cercano a los 1,2 metros cúbicos, aquella zona pampeana está “curada”. No obstante, la provincia vecina no hizo una sola obra para aprovechar ese caudal. Ahora, pidieron 4,5 m3 por segundo, lo que dejaría sin agua a los mendocinos del sur.
8. La intransigencia total pampeana
En las audiencias, en las presentaciones, en las reuniones del Comité Interjurisdiccional del Atuel Inferior, quedó claro que La Pampa se ha negado sistemáticamente a aceptar cualquier idea que no fuera satisfacer plenamente su demanda, como si el río estuviese al natural, como si no existiesen las represas sobre el Atuel, o como si la sequía y las emergencias hídricas no hubiesen avanzado sobre Mendoza.
La Pampa se ha negado sistemáticamente a cualquier estudio que no sea uno de la Universidad de La Pampa, que según Mendoza, está desactualizado. Y no ha permitido ninguna conciliación en el mes “hábil” de plazo que la Corte dio en diciembre, para acordar un caudal para el noroeste pampeano.
Hubo desde el 12 de diciembre una docena de reuniones para ajustarse a la propuesta de la Corte y fueron todas, infructuosas. Las propuestas de Nación y Mendoza para medir de modo científico el caudal hídrico apto para recuperar el ecosistema, fueron rechazados por La Pampa. Lo mismo que cada una de las propuestas científicas y técnicas para monitorear el humedal, su avance hidrológico. La posición de La Pampa ha sido no negociar y rechazar todo, pero luego de pasarse cuarenta años sin hacer una sola obra útil para regar el noroeste de su provincia.
9. Cómo sigue
El desacuerdo sobre el caudal que debe entregarse a La Pampa conlleva a que sea la Corte Suprema la que deba tomar tal decisión, y a partir de allí fijar los criterios con que se seguirá la evolución del ecosistema, pero con el siguiente enfoque, expresado por la propia Corte. “La lucha contra la desertificación implica enfocarse en la oferta de agua y no sólo en el derecho al agua como demanda. Ello significa que es necesario identificar posibles fuentes de provisión con una mayor amplitud, abarcando toda la cuenca y las regiones afectadas”. Es decir, no se puede dar alegremente el agua del Atuel a La Pampa, en una proporción del triple de lo posible, porque ello afectará irremediablemente a la zona sur de Mendoza. Y deberán identificarse y desarrollarse nuevas fuentes de provisión, algo que La Pampa no hizo jamás.



