La historia inconfesable de Ricardo Echegaray, el dueño de todos los secretos

La historia inconfesable de Ricardo Echegaray, el dueño de todos los secretos

Por:Christian Sanz
Secretario Gral. de Redacción (click en autor)

Ricardo Echegaray supo ser el titular de la AFIP, todos lo saben, no es ningún secreto. Sin embargo, es mucho más que ello: es quien conserva los secretos inconfesables de muchos de los referentes del kirchnerismo, cuya nómina encabeza Cristina Kirchner.

En estas horas, se ha visto complicado por el llamado a indagatoria que le efectuó el juez Ariel Lijo en el marco de la Causa Ciccone. 

Se trata de un personaje central de esa trama, ya que fue quien dio todas las facilidades para que, a través de testaferros, Amado Boudou se hiciera con la ostentosa imprenta.

Está claro que Echegaray terminará en prisión, y lo sabe. Por eso, en las últimas horas ha enviado varios mensajes al kirchnerismo, principalmente a Cristina Fernández.

No tolerará ser el próximo Julio De Vido y sus antecedentes lo ayudan a la hora de presionar a la exjefa de Estado.

Una imagen que vale más que mil palabras

Lealtad K

Ricardo Daniel Echegaray, DNI 17.478.633, supo ser un hombre de estrecha confianza tanto del ex presidente de la Nación, Néstor Kirchner, como de su esposa, único y verdadero motivo por el cual fue puesto en el cargo de Director Nacional de Aduanas en julio del año 2004.

En esos días, Echegaray se encontraba al frente de la Delegación Regional del mismo organismo en Comodoro Rivadavia, donde ya había realizado puntuales trabajos de encubrimiento para el kirchnerismo.

Echegaray ingresó a la Aduana de Río Gallegos en el año 1991 como abogado, cumpliendo tareas de guarda aduanero. A partir de agosto de 2003, su carrera comenzó a avanzar con una rapidez inusitada, luego de ser nombrado administrador de la Aduana de Río Gallegos sin evaluación ni propuesta de su superioridad inmediata.

Su nombramiento fue impulsado directamente por el Subdirector General de Operaciones Aduaneras del Interior, personal de planta política en la Aduana. Luego, en febrero de 2004, fue designado Director Regional, teniendo bajo su control todas las aduanas de la Región Patagónica, con sede en la ciudad de Comodoro Rivadavia.

El dueño de todos los secretos

En agosto de ese mismo año, Echegaray fue nombrado finalmente Director General de la Aduana, quedando con la responsabilidad del control aduanero en todo el territorio nacional. La designación no estuvo exenta del oportuno escándalo: con la llegada de Néstor Kirchner al poder, Beatriz Carballal, titular por concurso de la Dirección Regional de Comodoro Rivadavia, fue apartada de la dirección regional para ubicar allí a Echegaray, quien a partir de su asunción como titular de la región, desmanteló la división de Investigaciones.

No es menor el hecho de que poco antes Carballal había detectado una importante maniobra de contrabando que involucraba a la firma Conarpesa, que sponsoreaba entonces a Néstor Kirchner. Esta investigación fue parcialmente desactivada al llegar Echegaray a la Regional.

¿Fue acaso premiado por este gesto el funcionario? Probablemente, aunque es dable referir que, para alimentar las peores especulaciones, Echegaray fue nombrado Director General de Aduanas teniendo en su haber una denuncia penal radicada en el Juzgado Federal de Comodoro Rivadavia en la que se lo investigaba por... ¡encubrimiento de contrabando!

Sin control

No bien asumió su cargo al frente de la Aduana Nacional, Echegaray hizo dos cosas: desbarató a la Policía Aduanera —es decir que desmanteló todos los controles, algo nunca visto en ningún lugar del mundo— y organizó un equipo de ineptos "colaboradores". Esto es, en lugar de nombrar a profesionales en materia de control aduanero, se reunió de amigotes y personajes a los que les debía históricos favores.

De la mano de esta gente, se sucedieron escándalos de toda índole en la Aduana, con la más absoluta impunidad, a pesar de las continuas denuncias por parte de algunos trabajadores de esa dependencia.

Echagaray puede poner en problemas a Cristina

Dos de los principales colaboradores —y compañeros de pillerías— de Echegaray fueron Omar Albornoz, puesto como titular de la secretaría Técnica y de Relaciones Institucionales; y Daniel Santanna, como director de Control.

Santana y Echegaray, es dable mencionarlo, fueron compañeros en Santa Cruz. El primero ocultó y dio protección en la clandestinidad a Echegaray cuando a este se le abrió un sumario y se le pidió captura.

Como sea, a partir de la asunción de Echegaray, la situación aduanera empeoró y se sucedieron incesantes hechos de corrupción, donde no estuvieron ausentes los delitos de contrabando y narcotráfico.

Acerca de esto último, pocos saben que, después de la asunción de Echegaray, hubo un sospechoso desdoblamiento en las funciones de combate a las drogas por parte de la Aduana.

Por un lado, se creó una división de "Drogas peligrosas" y por el otro una de "Narcotráfico". Esta última fue un mero "sello" para hacer creer que se perseguía el tráfico de estupefacientes, mientras que "Drogas peligrosas", de la mano de un oscuro personaje llamado Freddy Tello, se ocupó de promover justamente lo que debía combatir.

Echegaray hizo estragos en la Aduana

Un hombre K

Durante la primera etapa de su gestión, Echegaray nombró como asesores a dos “pingüinos”: José Luis Esperón y Claudio Fernández, hermano del senador santacruceño Nicolás Fernández, primo a su vez de Cristina.

Luego de varios desaguisados, Esperón y Fernández fueron desplazados de sus cargos, pero fue después de dejar "afuera" de un negociado al mismísimo Echegaray. En realidad, el "negocio" sólo fue llevado adelante por Esperón, pero el entonces titular de Aduana aprovechó la situación para quitarse de encima a Fernández, ya que este estaba “bendecido” desde la Casa Rosada para reemplazarlo en el cargo.

Otro personaje que influyó negativamente en la gestión de Echegaray fue su sucesora en la Dirección General de Aduanas, María Silvina Tirabassi, quien llegó a ocupar el cargo de Subdirectora General de Control gracias al lobby de su hermana, empleada del nombrado Nicolás Fernández.

Tirabassi fue mano derecha de Echegaray y, junto con Daniel Santana, fue gestora de algunos de los negociados más importantes de la Aduana. Por caso, Santana estuvo fuertemente involucrado en el escándalo de exportación de carne a través de la Aduana de Campana y posteriormente fue desplazado de su cargo luego de que se comprobara su responsabilidad en el marco del envío de cocaína a través de las valijas de Southern Winds. "No sólo no controló, sino que aparte no hizo nada ni antes ni después", dijo en el auto de procesamiento contra Santana el juez a cargo de esa causa judicial, Marcelo Aguinsky.

Echegaray va a indagatoria el 29 de noviembre

A pesar de esto, Santana siguió siendo protegido de Echegaray, se lo mantuvo como asesor externo de la Aduana —un cargo muy bien remunerado— y finalmente fue designado como "Subdirector General de la Subdirección General de Operaciones Aduaneras Metropolitanas". Recién hace unos pocos días, en el marco de la gestión de Mauricio Macri, Santana fue desplazado de su cargo y se le abrió un expediente judicial. Se lo acusa de delitos de diversa índole.

La única explicación ante tanta desidia, es la protección que Echegaray dio —desde sus diversos cargos— a los Kirchner para que cometieran algunas de sus tropelías, principalmente como jefe de la AFIP.

Ello lo pone en una situación de privilegio a la hora de presionar para no ir preso. Y lo sabe.