Un estudio demostró que cuando tenemos frío, el cuerpo produce un tipo de tejido que quema energía y glucosa.
¿Temblar de frío adelgaza?
Un estudio del Centro Médico de la Universidad de Maastricht, en Holanda, concluyó algo muy curioso: poner la calefacción demasiado alta puede volverte obeso.
La explicación es sencilla. Cuando el termómetro marca de 25 a 30 grados de temperatura ambiental, nuestro cuerpo no necesita consumir energía.
Pero cuando desciende hasta 17 grados, el organismo tiende a producir tejido adiposo pardo, una grasa buena que quema energía y glucosa y produce el calor necesario para mantener el calor corporal.
Al parecer, cuando el frío aprieta, el cuerpo humano pone en marcha toda una serie de procesos para contrarrestarlo. Esto puede suponer el gasto de hasta un 30 % del presupuesto energético del cuerpo. Y, cuanta más grasa dediquemos a ello, menos probable es que padezcamos diabetes, sobrepeso u obesidad, publicó Muy Interesante.
En suma, para mantener la línea, además de comer adecuadamente y practicar ejercicio, los científicos recomiendan acostumbrarse a pasar más tiempo a una temperatura ambiental moderadamente baja.
Tanto es así que el endocrinólogo Paul Lee y sus colegas de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos han llegado a la conclusión de que bastaría con bajar unos grados las calefacciones centrales de los edificios climatizados durante las noches de invierno para pararle los pies a la epidemia de obesidad mundial.



